Si bien Paiva aseguró que una de las personas que participó del hecho del lunes “pensó que la otra persona no entraba pero entró y se armó allá arriba, a la altura de Sala 8(Salud Mental)”. Incluso, esta mañana había una version en los pasillos acerca de que las mismas personas que habían protagonizado el hecho delictivo fueron a buscar medicamentos nuevamente. “Esto nunca se vio por supuesto; la primera vez que pasa”, dijo José Costen, delegado de ATE. “Se cerraron todos los consultorios porque eran como tres o cuatro personas que andaban algunos armados y otros haciendo problemas”, indicó. No obstante, recalcó que fue un problema que viene “de afuera”. “Podría haber pasado en una cancha de fútbol, en cualquier lado”, aseguró.
Sin embargo, el problema externo explotó dentro del hospital y podría haber sido herida “gente que no tiene nada que ver”. Por eso, el delegado apuntó a la entrega de medicamentos de tipo “psicofármacos” que habían ido a buscar los protagonistas de la rencilla que terminó a los balazos. La entrega se realiza en la farmacia del hospital, ubicada en un pasillo de planta baja. “Los compañeros a veces se sienten presionados porque a veces no hay o se le va reduciendo la cantidad. Le dan 15 pastillas y quieren 30 o si le dan 30, quieren 60. Habría que modificar y darles un poco más de seguridad”, señaló Costen.
Leandro, un empleado que trabaja en la farmacia, aseguró que algunos pacientes que van a solicitar medicamentos como Norazepam (un ansiolítico cuyo nombre comercial es Trapax), terminan amenazando al personal cuando no acceden a sus requerimientos. “Te voy a encontrar afuera” o “se quien sos”, son algunas de las intimidaciones que escuchan de tanto en tanto.
Además, acotó que muchos de los demandantes son personas que viven en las inmediaciones del nosocomio. Algunos “son adictos o tienen problemas judiciales”, dijo Paiva. Para evitar ese tipo de escenas, Leandro sostuvo que requieren dos policías que recorran los pasillos (uno en planta baja y otro en el primer piso) de lunes a viernes y los sábados por la mañana, cuando funciona la farmacia.
Paiva señaló que necesitan policías en el pasillo. “Nosotros somos amenazados sino le entregamos la medicación. Nos conocen, saben los horarios en que salimos; el colectivo que tomamos. Van con receta y las cantidades es impresionante la medicación como llega y como se va”, señaló. “De 70 a 90 y hasta 140 comprimidos”, detalló.
Hay quejas en el personal por la falta de uniformados en el hospital. “Antes había un policía que mandaba la seccional 1º que anotaba el ingreso de los pacientes baleados o de accidentes. Pero lo sacaron”, dijo el delegado de ATE. Desde que el Masvernat absorbió gran parte de las funciones del Heras, entre ellas la atención de los heridos y accidentados, el agente en la guardia casi no tuvo casos que anotar. Hace dos años que fueron retirados.
Si se hubiese mantenido la presencia policial, quizás no habría temor entre el personal de guardia cuando acuden personas bajo efectos de estupefacientes o heridos acompañado de una patota que exige que lo atiendan primero, según denuncian los delegados de UPCN.
En el ingreso por calle Entre Ríos se encuentra Mesa de Entradas. Una empleada aseguró que en ocasiones, en horas de la mañana, se producen discusiones y en algunos casos no exentas de agresiones entre personas que hacen la cola para conseguir un turno. Los conflictos comienzan cuando se dan cuenta que están en la fila del servicio equivocado y no quieren ir al final sino meterse en otra a la misma altura en la que se encuentran. O cuando se quedan sin turnos. En esos casos, el destinatario de los insultos es el personal. La trabajadora señaló que todo se resolvería si hubiese un uniformado.
Hace tres meses, al mediodía, hubo un hecho similar en la puerta de calle Entre Ríos. “Una persona le pegó un tiro en el tobillo a otra persona”, dijo Costen. “Hubo una pelea y lo corrieron a uno desde Scattini y Entre Ríos hasta la puerta del hospital, entró corriéndolo a los disparos. Había una cola de gente pidiendo turnos para los consultorios externos para los médicos que vienen a la tarde. No pasó una desgracia de pura casualidad”, dijo otro delegado de UPCN, Luis Solari.
“La puerta del hospital parece que es un llamador, se han producido arrebatos. Hay compañeros que salen de trabajar a la una de la tarde, 12:30, y le han robado celulares y carteras”, señaló el delegado de ATE. Leandro, el empleado de la farmacia, señaló que los arrebatadores se sientan en los pasillos haciéndose pasar por pacientes para vigilar el movimiento de la gente. “Una chica de Oftalmología dos veces se la arrastró por la vía. Le quitaron la cartera y a la semana el celular. Vive a la vuelta”, señaló Solari.
El delegado de UPCN aseguró que los días que cobran los $ 150 de arancelamiento piensan que pueden correr algún riesgo afuera. “Roban en el colectivo en la esquina de Scattini, entran por la guardia, se cambian la remera y salen por Entre Ríos”, dijo Solari.
Costen es partidario de otra alternativa: llevar el servicio de Salud Mental a un predio más amplio que el Heras. En principio, sostuvo que el servicio en el nosocomio debe ser transitorio -donde se evalúe y se los derive en todo caso a Diamante, Federal o el Robillos (Paraná)- y no permanente dado el poco espacio que tienen los pacientes para desarrollar actividades. “Ellos tienen un espacio físico que acá no lo tienen. Acá vienen a dormir y les dan los medicamentos”, explicó.
Respecto de los empleados que están prestando servicios de tipo “seguridad interna”, Costen explicó que no tienen pautas ni directivas para manejarse. “Como no tienen una normativa clara, no tienen como operar o frenar algunos problemas internos sino tienen el respaldo de la policía”, expresó. Además, otra empleada aseguró que no tienen “ni garrotes” o capacitación para manejar situaciones de riesgo.
Una trabajadora aseguró que el año pasado, trabajando en los consultorios externos, fue insultada por un paciente psiquiátrico que reclamaba que un médico lo atendiese. “Estaba sola porque a la tarde no hay nadie”, dijo. “No entiendo: en el Pami hay tres policía y acá hay pacientes con adicciones y no hay o hay uno solo”, agregó. Incluso, la misma empleada sostuvo que en una oportunidad vio por la ventana como un chico intentaba saltar un muro para ingresar a una vivienda. Aunque finalmente no ingresó a la vivienda tampoco la Policía acudió a pesar de su llamado.
Victoria Torrea, delegada zonal de UPCN, dijo que la seguridad se trata de un problema serio. “El martes estuvimos reunidos con los empleados. Ellos manifestaban que querían más seguridad. Hay chicas de sala 7 (Neumotisiología) que no quieren ir más a trabajar porque no se sienten protegidas”, indicó. En esa reunión participó el comisario a cargo de la Comisaría 1º quien se comprometió a enviar personal hasta que puedan hablar con algún ministro. “Dijo el director del hospital que no hay presupuesto para pagar gente uniformada”, explicó Torrea. Es que hay que pagar adicionales, según explicó.
Solari aseguró que el problema comenzó cuando se desmanteló el Heras, hace cinco o seis años. Se fue la seguridad privada y tiempo después los policías. “Es tierra de nadie. En estos últimos tiempos se ha vuelto incontenible el retirar medicación, psicofármacos sobre todo. Se generó una circulación de gente extraña las 24 horas”, indicó.
“Hay personas de la calle que duermen, comen, pero es un peligro porque a la señora que duerme a la noche la quisieron violar. Puede que pase algo en esos pasillos oscuros, porque hay sectores que no hay nadie. Puede pasar”, indicó el delegado de UPCN.
DIARIOJUNIO quiso dialogar con el director del hospital, Carlos Vallejo, pero una empleada dijo que era imposible esta mañana dado que venía gente de Paraná y de Buenos Aires para reunirse. Hasta el martes de la semana que viene -día que se realizará una nueva asamblea- UPCN espera una respuesta. “No queremos que estén dos o tres días los uniformados y después que se vayan”, indicó Torrea. La otra opción es que retorne la seguridad privada. “Si no tenemos respuestas favorables, se enfrentarán a una medida de fuerza”, advirtió la delegada.