El parlamentario, ingeniero de 76 años, que trabajó para el Banco Mundial, fue elegido como nuevo presidente del Congreso, pero le corresponde asumir automática e inmediatamente como jefe de Estado, según la Constitución, luego de superar los 60 votos necesarios para ser aprobada su lista en el recinto.
Sagasti, representante del Partido Morado, deberá completar el actual periodo de Gobierno, que termina el 28 de julio de 2021, tras la destitución del popular mandatario Martin Vizcarra hace una semana y de la renuncia de su sucesor Manuel Merino, el domingo.
Sagasti es una figura de relativo consenso, bien visto tanto por la izquierda y la derecha, y con un perfil que puede ayudar a tranquilizar a una ciudadanía hastiada con los manejos políticos y los intereses subalternos evidenciados por los partidos que impusieron la destitución de Vizcarra y la asunción de Merino.
De hecho, Sagasti fue uno de los pocos diputados (solo 19 de 130) que se opuso activa y pasivamente a esa destitución por su carácter ilegítimo, desestabilizador y su alejamiento de la voluntad popular, lo que finalmente se ha terminado de mostrar en los hechos.
El político, ingeniero de profesión y quien trabajó durante varios años como consejero técnico en el Banco Mundial, tendrá aparentemente más facilidades que su predecesor para conformar un gabinete de «ancha base» que asegure la celebración de las elecciones generales de 2021 y una transición pacífica del poder en julio.
Será el tercero en menos de una semana, en una nación muy golpeada por la pandemia del coronavirus y la recesión económica que se sumió en una crisis política tras la destitución de Vizcarra.
La lista aprobada este lunes, la completan Mirtha Vásquez (Frente Amplio, izquierda), Luis Roel (Acción Popular, centro) y Matilde Fernández (Somos Perú, centro), como primer, segundo y tercer vicepresidente respectivamente, informó la agencia de noticias Andina.
La renuncia del domingo de Merino desató una celebración en las calles peruanas tras varias jornadas de manifestaciones duramente reprimidas por la policía, en las que hubo dos muertos y un centenar de heridos.
«Quiero hacer de conocimiento a todo el país que presento mi renuncia irrevocable al cargo de presidente de la República», declaró por televisión el fugaz gobernante.
Unas horas después renunció la junta directiva del Congreso, encabezada por Luis Valdez, lo que dejó temporalmente al país andino sin autoridades de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Por la noche, el Congreso no se puso de acuerdo para elegir como nueva presidente de Perú a la legisladora izquierdista Rocío Silva Santisteban, quien supuestamente era una candidata de consenso. Necesitaba 60 votos y consiguió solo 42, con 52 en contra y 25 abstenciones.
En la lista única de Silva Santisteban iba de número dos el parlamentario del centrista partido Morado Francisco Sagasti, lo que implicaba que quedaría de jefe del Congreso.
Esto condujo a una reunión a puertas cerradas entre los jefes de bancadas para buscar la manera de superar el estancamiento, mientras miles de manifestantes permanecían pacíficamente en las calles, sin ser molestados por la policía.
Merino, un centroderechista de 59 años, había sustituido el martes al popular mandatario Martín Vizcarra, un día después de que éste fuera destituido por el Congreso por un caso de presunta corrupción.