El Concejo aprobó la licitación de dos emprendimientos gastronómicos en el Puerto

El pedido al Concejo se debe a que el Ejecutivo necesitaba la autorización teniendo en cuenta que hay una ordenanza que establece el “no innovar” en la zona de la Costanera Central. “Consideramos que es un aporte muy importante para hermosear la Costanera como para la parte turística de Concordia que realmente es muy importante”, señaló.

Los locales deberán estar en el interior de los galpones del puerto. Los ediles aprobaron la cesión por cuatro años, con opción a cuatro más. No se deberá modificar la parte exterior de los galpones y solamente se permitirá la construcción de decks y pérgolas fuera de los mismos (desmontables para levantarlas en caso de inundaciones). Además deberán instalar cocina y baños.

Los emprendedores que resulten adjudicados deberán invertir una suma que el edil situó cercana a los $ 250.000. El canon que solicita el municipio es de 10 juristas pero los oferentes podrán incrementar esa suma. Armanazqui aclaró que no podrá quedarse con los espacios en ambos galpones una misma persona o empresa.

El pedido proveniente del Ente Mixto Costanera ingresó esta semana al Concejo. Armanazqui, al igual que Melina Mazaira (Fap-Socialismo) integran el Ente Costanera. El llamado a licitación fue aprobado por unanimidad. Armanazqui agradeció a Mazaira y Alberto Zadoyko (FEF) por acompañar el pedido.

Antecedente nefasto

El primer contrato de comodato, firmado en abril de 1995, por el entonces intendente de Concordia, Jorge Busti, y Mario Pallas, un empresario desconocido en la ciudad, para ceder el puerto incluyó varias cláusulas que posteriormente fueron incumplidas en su totalidad: la instalación de de un astillero, dragar la dársena del puerto y construir una pileta de natación sobre la misma, además de baños y sanitarios, etc.

Entre ellas, también estaba la obligación de levantar sobre la dársena “un restaurante de comidas típicas de la región y de pescado con la colocación de infraestructura acorde a las exigencias de las normas turísticas internacionales en lo referente a comodidades, sanitarios, capacidad de mesas y sillas y calidad de las comidas preparadas y además una confitería”. No obstante, en el Puerto nunca funcionó nada ni remotamente parecido. En esa zona, históricamente, sólo los carritos y vendedores ambulantes ofrecen comida a visitantes y turistas.

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