Fue a fines de ese mes de septiembre de 2004 cuando los familiares de Fernanda Aguirre recibieron un llamado telefónico en la casa de San Benito. Del otro lado de la línea se presentó un tal Roberto Chorne, domiciliado en Concordia, quien en pocas horas y telefónicamente se ganó la confianza de los padres de Fernanda, aprovechándose de la desesperación de ambos. Chorne les dijo que era amigo del comisario retirado Hugo Rodríguez y que el alto oficial estaba en condiciones de resolver el caso porque manejaba suficiente información como para esclarecerlo.
Esta intervención del comisario Rodríguez terminó por sellar su relación con el ex Jefe de Policía, Ernesto Geuna, quien anteriormente había pedido su pase a disponibilidad, pero luego de su intervención en el caso Fernanda, amenazaba con exonerarlo. En aquella oportunidad Rodríguez subía la apuesta y aseguraba que “los pesados a mi no me asustan” y “si me va a exonerar, que busque las pruebas. Si me van a hacer perder el sueldo… y bueno. Voy a ser mas feliz vendiendo en un quiosquito, estando con mi familia. Por fin voy a poder vivir en paz, primero con la persecución que me hizo Montiel y después pagado con la reivindicación que me hizo este gobierno”. Finalmente la reivindicación llegó, con un puesto a nivel nacional.
