Según el comunicado del CICS, la conducción del sindicato que “dice representar a los empleados de comercio arrojó bombas de estruendo que inyectaron miedo en vecinos y turistas, especialmente en los niños, mientras con los puños en alto y a los gritos se amenazaba a clientes y comerciantes”. Pero el gremialista dijo que desde la manifestación se arrojó un “sólo cohete”. Y añadió que el CICS “no representa a nadie” ya que tienen un centenar de comercios adheridos mientras que el CEC tiene afiliados en “1.000 empresas” en Concordia.
El gremialista manifestó su molestia porque eran seguidos por 25 policías resguardando de esa manera a empresarios que “negrean” y “evaden”. “No dan un solo ticket, hay que ir a la peatonal y ver como la gente compra y los tickets que dan. Son evasores”, subrayó.
En el comunicado del CICS se menciona que no se conocen “las dificultades reales que afronta el comercio local para mantenerse en pie; se le cuestiona que tenga sus puertas abiertas a fin de captar las mayores ventas en vísperas de las fiestas. No se alcanza a percibir la otra cara de la realidad: los numerosos días feriados en los que los ingresos se reducen a cero mientras los costos fijos permanecen inalterables”.
Pero Simonetti siguió despachándose contra los comerciantes. “Los empresarios de acá son de cuarta. Lo único que hace es tener trabajo en negro, no pagar horas extras. Acá hay que mirar los recibos de sueldo de los trabajadores y el 80 % de las empresas no paga una sola hora extra sabiendo que el sábado de tarde uno recorre los comercios y están todos abiertos”, indicó Simonetti. Y se detuvo en el supermercado que “dice ser ‘Modelo’”. “Los pibes en negro, trabajan 10 o 12 horas, la explotación”, enumeró.
“Ellos dicen que las Palmeritas o el Mercado de Pulgas son trabajadores encubiertos, éstos también son evasores. Entonces se ponen en la misma condición. Hay que desenmascararlos de una vez por todas”, fustigó.
Volviendo al comunicado del Centro de Comercio, allí se señaló que se comprende la necesidad de los empleados pero también de los dueños de poder pasar más tiempo en familia. “Es lógico que en una sociedad plural y democrática existan diferentes posturas. Lo que no es lógico es que un grupúsculo quebrante la paz social para imponer su punto de vista, tirando por tierra el estado de derecho”, manifestaron.
No obstante, el gremialista puso como ejemplo a Chajarí, Concepción del Uruguay o Paraná: “una ciudad mucho más grande a las seis de la tarde estaba todo el comercio cerrado”. En cambio, a esa hora en Concordia “estaba todo abierto”. “Después de las ocho de la noche estuvimos pidiendo por trabajadores. Es una vergüenza”, manifestó.
Desde el CICS manifestaron su disposición a explorar las vías pacíficas para dirimir diferencias. Y reafirmaron esa postura al señalar que “es un despropósito que los comerciantes y sus empleados se traten como enemigos cuando sus destinos están entrelazados porque es una verdad inapelable que sin comercios no hay empleados y sin empleados no hay comercios”. A su turno, Simonetti respondió que: “cuando uno les plantea que se necesita que realmente ese trabajador descanse, lo único que dicen es que no les alcanza la plata, como lo han dicho toda su vida”.
Cierre dominical
El cierre dominical también se coló en la discusión. El CICS aseguró que ha impulsado el cierre dominical al que las multinacionales que llevan sus ganancias fuera de la ciudad y del país, se han opuesto sistemáticamente. “A esta lucha en favor de la dignidad de las personas, el sindicato no la acompañó con la firmeza que exhibe ahora. Muy por el contrario, su tibieza lo puso del lado de los intereses de las grandes superficies”, indicaron en el comunicado.
En cambio, Simonetti dijo que lo que en realidad quiere el Centro es que “cierre el Carrefour”. Y que el interés genuino del sindicato es que los trabajadores “estén descansando el domingo”.