A principios de agosto pasado, el CICS (Centro de Industria, Comercio y Servicios) de Concordia recalcó la necesidad de poder abrir hasta las 20 por diversos motivos. Entre otros, porque muchos clientes no podian acudir a hacer sus compras antes de las 18 horas porque estaban trabajando y también porque el horario de la siesta no funcionaba. El intendente amplió el horario de atencion y permitió que los comercios en general cerraran sus puertas a las 20 y supermercados y almacenes lo hicieran a las 21.
Pero desde el CEC no estuvieron de acuerdo y, tras manifestarselo a la comisión directiva del CICS sin obtener respuesta favorable, se cortó el diálogo. Simonetti sigue manteniendo esa postura al día de la fecha. «El horario corrido, por lo menos en el invierno, era lo mejor. Y aparte eso hacía que los empleados viajen una vez en el día y no dos veces como está pasando ahora que cortaron el horario», dijo.
La semana pasada, Concordia registró 32 casos en 48 horas y hubo mucha incertidumbre sobre el futuro de la situación epidemiológica de la ciudad. Pero los días se sucedieron, los contagios volvieron a las cifras habituales e incluso desde la intendencia se puso en duda la seriedad de los análisis que salieron del laboratorio de Epidemiología tras conocerse casos como el del diputado Ángel Giano con un faso positivo.
La calma retornó a la ciudad y no se mencionó nada más sobre volver al horario corrido. Sim embargo, Simonetti dijo que no se está exento de que «pueda pasar cualquier cosa». «Creo que habría que volver al horario y esperar a ver que sucede. Hacer un horario hasta las cinco o seis de la tarde. Y más adelante volver a charlar», reclamó. El gremialista indicó que charlaron informalmente con algunos comerciantes. Pero con el CICS no hablaron. «En su momento, nos opusimos al cambio de horario y se cortó el diálogo», señaló.
Además del cuidado de la salud, en el gremio alientan la posibilidad de cerrar antes porque no está muy claro el horario. «Nadie sabe cómo es el horario», dijo.»Hay algunos que cortan y otros que no cortan. Pero nos parece que el horario estaba bien y la gente se estaba acostumbrando», sostuvo.
Y los gastos de movilidad se incrementan con el horario corrido. «Cada vez estamos más desfasados con los sueldos y produce un gasto extra en la gente que si se pudiera evitar, mucho mejor. La mayoría vive lejos y tarda mucho entre ir y volver», dijo.
Simonetti sostuvo que hay un problema de fondo, las bajas ventas producto de la falta de dinero en la gente. Y eso no se soluciona abriendo 12 horas seguidas. «No hay más plata», señaló.
Respecto del respeto a los protocolos, como el uso de alcohol en gel o líquido, trapos de lavandina en el piso y distancia social, en los comercios, dijo que hay comerciantes que lo respetan y otros que no. Pero, en general, se cumple con el mismo. «Cuando detectamos a alguien que no cumple, tratamos de que realmente hacérselo saber», dijo.