En el estudio – elaborado por los investigadores Javier Rodríguez y Patricia Charvay- se indicó que además, estas diferencias se ven de manera mucho más pronunciada en las producciones del agro que presentan mayor rentabilidad.
Así, por ejemplo, en la producción de soja en la zona núcleo de la región pampeana (Pergamino), sólo el 3,0% del valor agregado se destinaba al pago de salarios directos. «Es decir que las ganancias y rentas acaparaban el 97% del valor agregado bruto a precios básicos, aun luego del pago de impuestos», se expresó en el documento.
Y además, se aclaró que si se incluyeran como parte de las remuneraciones los posibles gastos salariales en estructura, «incluyendo el gasto en administración de la explotación o en servicios técnicos, los salarios seguirían representando un porcentaje mínimo sobre el valor agregado».
Y se puntualizó: «En el caso de la producción de soja, ese porcentaje estaría entre el 6,0% y el 8,8% (dependiendo de los rendimientos obtenidos con el cultivo)».
De sol a sol
Si bien ese informe corresponde a 2006, la tendencia se mantiene intacta en la actualidad. Por un lado, lo confirmó a BAE el economista del CENDA, Javier Rodríguez y, por el otro, el valor de los commodities agropecuarios colocados en el exterior tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años, por lo que las diferencias, lejos de zanjarse se profundizaron.
Rodríguez aseguró que «en líneas generales la participación de los salarios del campo es considerablemente más baja que en otros sectores, sobre al comparar el total del producto».
Este diario consultó sobre las causas que podrían explicar esta desigual distribución de la riqueza y Rodríguez estimó: «En comparación con otros sectores la renta tiene una incidencia muy alta y eso es lo que implica una menor participación del salario de los trabajadores del campo».
Los datos sobre la situación de los trabajadores del campo se da en el marco de la clausura de tres establecimientos rurales en la zona norte de la provincia de Buenos Aires pertenecientes a poderosas exportadoras de cereales.
Allí, más de 300 trabajadores -llevados desde Santiago del Estero- que se dedicaban al desflore del maíz eran sometidos a condiciones infrahumanas, que incluían jornadas de sol a sol y hacinamiento en galpones de chapa sin ventilación, agua, luz ni sanitarios.
El promedio es bajo
«En principio decimos que su participación en el producto es más baja que en otros sectores de la economía y, paralelamente, otros indicadores señalan que el salario de los trabajadores del campo además es bajo. No necesariamente tendrían que ocurrir las dos cosas pero ocurren», enfatizó.
En el informe se indicaba que «en general, los salarios pagados en el sector agropecuario son significativamente más bajos que en el conjunto de la economía».
Y se informaba que en ese momento «la remuneración promedio en el agro es un 40,6% más baja que en el promedio de la economía».
De hecho, los últimos datos sobre remuneraciones difundidos por el Indec correspondientes al tercer trimestre de 2010 dieron cuenta de que -junto con los docentes- el campo es el sector peor pago de la economía.
Los trabajadores de la Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura son los de más baja remuneración promedio total con $ 2.350 pesos, pero en algunas subactividades los sueldos están muy cerca del salario mínimo vital y móvil, que se encuentra en los $1.740.
