Los alumnos y algunos padres han acompañado la intervención sobre el paisaje desde el año pasado con mucho protagonismo, se sienten parte del proceso y responsables en su medida de lo que van observando transcurrir.
La conversación, en general, se encauza siempre hacia lo más elemental en lo que a ambiente se refiere, lo que podemos medianamente manejar desde nuestro nivel. Por eso comenzamos el año con una entrevista con los arquitectos Carlos Castría y Marcelo Richard. Este último nos explicó que la obra no afectará nocivamente al ambiente, ya que toda la construcción se orienta hacia el saneamiento de los cursos de agua que desembocan en el puente que está sobre Avda. Castro y la última parte de la desembocadura, a través de la construcción de lagunas de tratamiento del agua y trampas de basura. Esto permitirá lograr el objetivo final que es la recuperación de la aptitud del agua del río y de la playa Los Sauces. Se resalta, ciertamente, como muy positivo el hecho de la construcción de la bicisenda y las veredas que permitirá el desplazamiento aeróbico que hasta ahora no tiene por donde conducirse. Por lo que pudimos entender la limpieza del agua se logrará sembrando en el cauce del arroyo determinadas plantas que cumplirán con esa función. En este punto, nuestra certeza es la siguiente: el arroyo se transformará en humedal. Algunos tuvieron oportunidad de observar el comportamiento del curso de agua y sus márgenes luego de una lluvia intensa de rápido o más o menos rápido escurrimiento: tanto en esa parte (Cuenca baja) como en la parte que corresponde a nuestra escuela, (Cuenca Media) se pudo notar cuánto de limpia corrió el agua casi por un día entero, hasta que se volvió a ensuciar, tal como está el sistema. También se vio, con asombro, cómo aparecía a la vista la arena blanquísima que, evidentemente, está ahí. Sin dudas la naturaleza nos está demostrando la capacidad de recuperación que tiene, naturalmente, este arroyo, por lo que concluimos manifestando que no es necesario intervenir con obras que transformen el maravilloso paisaje. Sí es necesario atacar con todo el aporte de residuos sólidos y líquidos que es lo que lo está contaminando desde hace años; aportes industriales prácticamente no existen, más que lo que puede llegar de la suciedad de las calles, a través de los desagües pluviales. Los lixiviados, nos dijeron, no pesan mucho en esta cuestión.
Lo que no tuvo explicación lógica fue el trabajo de las máquinas que arrasaron con la vegetación del lugar haciendo desaparecer, al menos por el momento, algunas especies que han sido mencionadas por algunos viejos conocidos de esa zona. Nuestros gurises saben lo que ocurre cuando se destruye un espacio grande de naturaleza y sus preguntas fueron: ¿dónde se habrán refugiado los animales que ocupaban ese hábitat? ¿Habrán sobrevivido?. ¿Volverán a nacer las plantas autóctonas que vivían allí?
La obra ya se diseño, se planificó, se está llevando a cabo. El paisaje de ensueño que existía en ese lugar y que pensábamos se iba a recuperar YA no existe más. Ya no hay nada que hacer. El lugar va a quedar «precioso», como una prolongación de la costanera. Los aplausos y las ponderaciones se escucharán por mucho tiempo. Pero eso no es nada. Se viene ahora la continuación de los trabajos, ahora desde el puente de calle Salta hacia el norte. Los gurises nos preguntan a los adultos: ¿Vamos a quedarnos mirando como sigue, hasta que lleguen a nuestro lugar?
