En relación a las audiencias programadas la semana pasada y a las que el acusado no presentó, Briceño aclaró que “ni él ni su cliente fueron notificados ni a la del miércoles, ni a la del jueves ni la del viernes”, a la que finalmente “me presenté de manera voluntaria para no volver a frustrarla, pero porque la querella se encontró de casualidad con mi hijo y le avisaron a él”. Con lo cual, “si no fuimos notificados, no puede haber rebeldía”, insistió.
Respecto a la ausencia del imputado en su domicilio cuando la policía fue a buscarlo para que comparezca ante la Justicia, Briceño aclaró que el hombre ya no vivía en su domicilio de calle Las Heras porque sufrió escraches que molestaron a los vecinos. “El error estuvo en no notificar inmediatamente al Juzgado”, asumió el letrado, y amplió: “en varias oportunidades ocurrió que las supuestas víctimas entraron al consultorio – incluso a veces con algún medio periodístico y grabadores manuales – lo escarcharon y molestaron a los vecinos y comercios de la zona”, resumió.
Por último, y respecto a la declaración “en rebeldía” y “el pedido de captura contra el acusado” qué anunció la querella, Briceño lo negó y aclaró que sí fueron solicitados por los abogados de las denuncuantes, pero el juez no hizo lugar. “Además, debe quedar en claro que hay tres denuncias formales contra mi cliente», afirmó .
“En realidad”, resumió el defensor, “la jugada de la querella viene de determinada manera: lo hostigamos, lo hacemos ir al fulano de la casa, luego denunciamos que no vive más ahí y le revocan la libertad o le agravan la situación Procesal”, consideró Briceño, y concluyó: “pero lo que ocurrió es que le dictaron las medidas coercitivas de rigor, le prohibieron ausentarse del país sin autorización y estar cerca de la presunta víctima. Lo de siempre”, cerró.