En todo caso, si hay reclamos jurídicos de los bonistas que deben cobrar ese dinero, deberían realizar acciones jurídicas contra la entidad neoyorquina y no contra la Argentina. La novedad sobre la citación de Griesa se conoció ayer a las 16.30 hora argentina, en el primer menú de actividades que el juez emitió luego de su regreso de vacaciones en su rancho de Montana. El martes, una de sus actividades más urgentes de su primer día de trabajo fue hablar telefónicamente con el mediador Daniel Pollack, que lo puso en autos sobre la marcha de su trabajo. Básicamente, el abogado le aclaró al juez que es imposible avanzar si el magistrado no define el "stay". Le aclaró Pollack que eso es lo que le mencionaron tanto los abogados de CGS&H como el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Finanzas, Pablo López, en las dos reuniones de la semana pasada.
Ayer, Griesa volvió a tener también novedades sobre el "juicio del siglo" al recibir reclamos por escrito de Robert Cohen y Robert Carrol, los abogados de los fondos buitre Elliott y Olifant, que le reclamaban definiciones hacia la actitud de la Argentina ante la falta de avances en las negociaciones con Pollack. También el BoNY, al enterarse que Griesa había retornado de sus vacaciones, insistió en que el juez le aclare qué hace con los u$s 539 millones que aún mantiene en sus cuentas imposibilitado de pagarles a los acreedores. Finalmente, Griesa emitió un comunicado citando a las partes para el próximo martes. El encuentro será a las 10:30 y el juez prometió escuchar a las partes nuevamente antes de dar una definición.
La estrategia argentina ante la declaración o no de un eventual "default técnico", en el caso que para el 30 de julio no haya acuerdo con los fondos buitre en el marco de las negociaciones que encabeza Daniel Pollack, la adelantó ayer temprano Jorge Capitanich. En su tradicional conferencia de prensa de la mañana, el jefe de Gabinete dijo que "la Argentina no está en default, no va a estar en default y no puede estar en default por una razón sencilla: la Argentina paga, cumple regular y responsablemente sus obligaciones y no cabe la menor duda de que existe una estrategia deliberada para impedir que los acreedores de la Argentina perciban sus acreencias, que ya están depositadas en la cuenta del agente fiduciario". El argumento (económico, financiero, político y judicial), es que el país nunca puede ser calificado bajo la categoría "en default técnico" porque en las cuentas nacionales figura específicamente la salida del pago de u$s 539 millones destinados a cumplir en tiempo y forma con el vencimiento del lunes 30 de junio pasado. La autorización para el pago fue dispuesta por el Ministerio de Economía y el Banco Central de la República Argentina (BCRA) el miércoles 25 de junio pasado. Un día después fue la audiencia de Griesa con las partes, donde el juez reculó y no firmó el embargo del dinero, sino que ordenó no pagarles a los acreedores. Los dólares permanecen desde entonces en una cuenta del BoNY a la espera de una definición. Según la posición argentina, si Griesa no impusiera el "stay" y permitiera pagar, el país no podría ser sancionado ya que la liquidación fue ejecutada en tiempo y forma. En todo caso, los bonistas "performance" (los que tienen los pagos al día y deberían seguir teniéndolos) que se sientan perjudicados tendrán que avanzar jurídicamente contra el BoNY o, aún más audazmente, contra la Justicia de los Estados Unidos por no dejar realizar el pago. El argumento es que fue Griesa con su decisión de impedir el pago el que provocó que los bonistas no recibieran su dinero, con lo que en teoría sería la Justicia norteamericana la que tendría que responder.
Ayer, Cristina de Kirchner, en Brasilia, fue aún más allá en cuanto a la eventualidad de avanzar o no en una negociación futura con los fondos buitre. Al hablar en la cumbre de los BRICS con la Unasur en la capital de Brasil, dijo que si los acreedores aceptaran el canje de deuda en los términos de 2010, ganarían un 300% en lugar del 1.680% que les otorgó Griesa con su fallo de octubre de 2012.