Ese programa, todavía en fase de elaboración, trastocaría las bases del “marco orientador” que el CGE había aprobado en septiembre último con el visto bueno de la Iglesia Católica, que además aceptó integrar la comisión ad hoc que, en sucesivas reuniones, fue delineando el menú de contenidos a dictar en las escuelas. El clero accedió a integrar ese comité sólo después de que el Gobierno echara al olvido la primera versión del plan de educación sexual, elaborado por la especialista Silvia Darrichón, en 2004.
En tanto, Kerz ya dio señales que indicarían en qué dirección va: los dos primeros encuentros en los que esbozó su pensamiento respecto del plan de educación sexual fueron, sucesivamente, con la titular del área de Maternidad e Infancia, Sonia Velásquez, y la directora de la Mujer, Marta Alem, dos críticas del proyecto que en 2005 dio a conocer el Consejo de Educación bajo la supervisión de la presidente del Jurado de Concursos, Silvia Kupervaser. Velázquez y Alem han dicho que esa comisión ad hoc contraría los términos de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva.
Velásquez, además, es la autora del proyecto de decreto que reglamenta la Ley 9.501 de Salud Sexual y Reproductiva, norma que instrumentó en la provincia un programa por el que se facilita a toda persona en edad fértil a “decidir responsablemente sobre sus pautas de reproducción” y a elegir un método anticonceptivo. También, impone al Consejo de Educación la necesidad de diseñar e implementar “políticas de educación sexual”, garantizando recursos, financiamiento y formación docente. “Se incluirá tanto en las políticas de educación sexual como en la capacitación y formación en los diferentes niveles educativos la perspectiva de las relaciones de género”, observa la ley sancionada hace dos años.
“Lo que ahora se pretende hacer está en sintonía con el espíritu de esa ley. Es más, se piensa dar amplia participación a todos los sectores en la elaboración de los contenidos, incluso a aquellos que no fueron convocados a integrar la comisión ad hoc que se había conformado el año pasado, como la Universidad Nacional de Entre Ríos”, dijo a El Diario la titular del área de Maternidad e Infancia.
Género polémico
Kerz plantea un programa de educación sexual que incluye una serie de tópicos que no suelen ser del agrado de la Iglesia. Entre otros puntos, plantea abordar los “mitos, prejuicios y creencias sexuales referidos a temas específicos de la sexualidad (menstruación, homosexualidad, abuso, Sida)”; apunta a un “aprendizaje constructivo de la sexualidad y la determinación del género”; también pone pie en las “diferentes orientaciones sexuales: heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, travestismo, transexualidad”; también, en “la construcción de la identidad sexual masculina y femenina”; y, entre otros asuntos, en las disfunciones sexuales, y plantea que haya en la escuela una visión de la sexualidad en las distintas etapas de la vida.
Nada de eso contemplan los lineamientos centrales aprobados en septiembre pasado por el CGE a través de la resolución 2.576, todavía vigente. Allí no se habla de género sino de una división natural de los sexos entre el “ser varón y el ser mujer”, y no se menciona la palabra anticoncepción sino que de lo que se trata es de “métodos de regulación de la natalidad”. Y ni se mencionan las distintas “orientaciones sexuales”, un aspecto censurado por la Iglesia Católica en su férrea oposición a la sexualidad desde la perspectiva de género, considerada una “ideología” que “esconde una verdadera reformulación de la concepción del ser varón y la mujer”, según definió la Junta Arquidiocesana de Laicos en su campaña de recolección de 8.000 firmas que presentó a la Legislatura para conseguir una modificación de la Ley 9.501.