Por Fosforito
Entrar en la costanera de Concordia era entrar en otro universo, como cruzar un portal invisible hacia un pedazo de la historia cultural que resiste a desaparecer o ceder a los designios del mercado, el show business, el marketing y el pochoclo: La vida por el caminito al costado del mundo porque ser socio de esta sociedad nos puede matar.
Un lugar soñado, la Costanera, ahora habitado por miles de seres humanos tan distintos y, sin embargo, hermanados bajo un mismo cielo, el de la legendaria banda argentina La Renga
La ciudad colapsada por algo más que un recital de rock. Por un fenómeno difícil de explicar que ha creado una comunidad unida y apasionada, integrada por miles de almas que ante cada convocatoria inician una diáspora, desde distintos puntos lejanos y distantes, hacia la tierra prometida -de ocasión- para celebrar algo que denominan «El Banquete»: Un acto de fraternidad entre casi desconocidos, una experiencia colectiva y una forma de vida.
Vidas tan distantes y lejanas como disímiles sus procedencias y pertenencias sociales… Sin embargo ahí, en la tierra prometida, todos son parte de un mismo barro. Fieles de una religión festiva, dionisíaca, de amor, de agite y reviente.
No importa cómo, no importa dónde, no importa lo que tuviste que dejar atrás para venir, lo que importa es llegar, que estés acá con tus hermanos de siempre, por un día o dos.
Y llegan con la convicción mística de verdaderos militantes de un reino perdido que se resiste a quedar olvidado en la memoria.
Si alguna vez el rock fue rebeldía y revolución, hoy lo que sobrevive es la resistencia al desapego, a la burbuja del individualismo, a la soledad en medio de la multitud. Durante el “banquete” nadie está en la suya, todos y todas son parte de lo mismo, de una identidad compartida, un sentimiento de pertenencia, una experiencia colectiva, un estado de ánimo del que todos participan, donde la música es la excusa o el vaso comunicante.
El cansancio, la casi incesante amenaza del cielo, el barro hasta los tobillos, los héroes del rock allá lejos y diminutos sobre el escenario, los problemas de sonido por “la lluvia que descajetó todo”… ¿A quién le importa?
Lo que fue el rock alguna vez antes de convertirse en un género musical más en las bateas de las pocas disquerías que quedan o en una categoría de las tantas en una plataforma musical, sobrevive alrededor de bandas como La Renga, “la banda de rock chica más grande del rock nacional”, un fenómeno mucho más social que musical.
En una vida donde la soledad es inevitable, en la que nacemos y morimos solos, que siempre hay un lugar donde todos estamos a solas con nuestra soledad, el “banquete”, más que un recital de rock, es pegarle patadas en el culo a la muerte mientras cantamos.
…
Pero es imposible retratar mejor este fenómeno a como lo hizo esta doña, una vecina concordiense -anónima por ahora-, en un audio que se viralizó durante la jornada de este sábado.
Gracias doña por hacerlo todo más fácil para este escriba al que hoy le duele todo:
-“Hola, Su, buen día. Sí, acá estoy acostada todavía con esta humedad. Sí, horrible la situación que se vive acá. Un barrial, un olor a humo, un griterío, hace dos noches que es imposible dormir. Anoche gritaron toda la noche, bailaron, tocaron tambores. No sabés, unas caruchas, drogados, mugrientos, criaturas, todos mojados, no te das una idea. Tan meta llegar colectivos de larga distancia, arriba con equipaje, y bajan, viste. Acá al frente de casa tengo en estos momentos un colectivo que está bajando gente con equipaje porque arman carpita, viste, ahí en la cancha, en la esquina de casa. Bueno, eso ya se está casi más de la mitad llenándose. El Club Pesca está totalmente lleno. Y, bueno… y ayer cortaron acá en la esquina de casa, viste la calle que va para el Regatta, tres patrulleros. ¿Viste cuando se largó la lluvia? Había 18 agentes policías, todos mojados, cortando el tránsito que la gente que venía en auto pasaban por casa. Porque, ¿qué pasa? Las calles que va para el pesca, hay un solo, ¿cómo se llama? Una sola mano para los autos que están allá en el Pesca, ¿viste? El Pesca está todo lleno, las canchas, todo, todo lleno, carpita, carpa, casa rodante y todo. Y acá a la vuelta de casa hay una carpa grande que hay uno que hace tatuajes. ¡Ay no, no sabés el escándalo! Y por cada carpita están con una bandera de dónde vienen: Río Cuarto, Tierra del Fuego, La Pampa, Chubut, Salta, Formosa, Chile, Perú. No sabés lo que es esto. Vos no te das una idea. Puestito de comida uno al lado del otro. Ayer, bajo la lluvia, andaba la gente toda mojada. Yo de acá adentro los miraba. Vinieron acá al lado, viste, la chica vende productos sueltos. Compraban bolsas grandotas y le hacían un agujero y se lo ponían como poncho, pero estaban todos mojados. Ay, no sabés el barrial, la humedad que hay. Está lloviznando finito y como que nada. Y ayer a la tarde vino Gabita, viste, en bicicleta, pobre mi negra, no me quiere dejar sola por nada al mundo. Vino en bicicleta, estuvimos mirando acá en la vereda, pusieron un cartel: “Baño 200 pesos”. ¿Sabés lo que era el baño?: Cuatro palos envueltos con nylon, un balde de 20 litros con bolsa, bolsa residuo. O sea, eso se llenaba y después se tiraba. Y después, a la noche, como las 7 y media, 8 menos cuarto, veo una camioneta de la municipalidad que trajo un baño químico, un solo baño químico hay acá en la cancha, pero no sabés la de gente que hay. Impresionante. Horrible. Yo quedé encerrada. No, no salgo a ningún lado. Lo único que un barrial hay, si hay que llevar una ambulancia, un remis, no sé cómo van a entrar. Porque es un desfiladero de auto, auto, que están llegando. Porque la masa de gente se esperaba ahora, ahora, a la mañana, viste. Ayer empezaron a venir, pero no había tanto como ahora. Ahora es un desfiladero de auto con carpa, gente que grita, gente que se saluda… Porque parece ser que todos se conocen, porque es como una comunidad, ¿viste?: “Eh, loco, hola, nos vemos”, y así. Como la fiesta del Chamamé en Federal, que todos se conocen, esperan en febrero para encontrarse una vez al año. Bueno, esto es lo mismo, parece. En la forma que bailan, yo no sé cómo aguantan sin dormir. Horrible, horrible esto”.
