De la gestión de Néstor Kirchner destacan la independencia económica que el pago al FMI y la renegociación de la deuda otorgó para la toma de decisiones políticas en el país. También la flotación administrada del dólar, que dio competitividad a la producción local; la reactivación de la obra pública; la acumulación de reservas genuinas y la disciplina fiscal, entre otras decisiones de materia económica que apuntalaron el mayor crecimiento sostenido en el tiempo que haya verificado la Argentina en su historia y que sentaron las bases para que Cristina Fernández pudiera seguir avanzando en el mismo sentido.
La continuidad económica. Para Matías Kulfas, presidente de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA), la gestión de Kirchner en materia económica fue «la más exitosa de los últimos años» y un «verdadero punto de inflexión» para el país. Ahora el desafío de la Jefa de Estado es «profundizar este modelo», con una «agenda mas de la esfera microeconómica, más de detalles». «Veo un escenario importante. La clave es profundizar. Hay un montón de caminos clarísimos, en cinco años la deuda externa deja de ser un problema», vaticinó. En tal sentido, el también integrante del directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA), visualiza una indiscutida continuidad de los lineamientos económicos que se trazaron en la Argentina a partir de 2003. Como ejemplo, señaló que cuando Kirchner llega a la presidencia la mitad de la población adulta mayor no tenía jubilación y «él logra una inclusión plena, que Cristina profundiza con la Asignación Universal por Hijo».
Si se trata de destacar aciertos económicos de Kirchner, Kulfas señala «el manejo de la deuda externa». «Néstor fue clave para el canje de deuda y el pago al FMI; marcó la autonomía política que dio la autonomía económica, para romper con la dependencia» y otorgar «un margen de autonomía», afirmó con determinación. También enfatizó que otros temas «centrales» fueron la política monetaria cambiaria, la definición de retenciones, «no como medida de excepción sino como una pieza de la economía central para que el agro crezca, pero también la industria, los servicios y la construcción». Según su análisis, esta decisión otorgó un «tipo de cambio diferencial», que permitió potenciar el «fuerte crecimiento económico», con «inversiones productivas, reindustrialización y baja del desempleo», entre otras determinaciones adoptadas por Kirchner y que Kulfas no quiso dejar de nombrar.
En coincidencia, el presidente de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), Héctor Valle, sostiene que entre las gestiones económicas de los gobiernos de Néstor y Cristina «hay un encadenamiento de medidas -siempre en la misma dirección y contradictorias a los organismos multilaterales de crédito- que resultó muy exitoso». «No se puede decir cómo fue la política sólo de 2003 a 2007 porque hay una continuidad coherente», afirmó Valle.
Como en todo proceso, el economista señala que siempre hay temas pendientes sobre los que se debe avanzar. Entre ellos la implementación de «un programa integral de inversiones y un tratamiento especial agropecuario, que son desafíos que se deben emprender».
«Este modelo permitió ampliar el mercado interno, la productividad, cerrar la puerta a la especulación. Ni aun el más opositor puede negarlo. Son ocho años de decisiones de política económica que nos permitieron crecer», enfatizó Valle. Y agregó que «como el país ya no está ahogado se puede plantear ahora grandes metas de largo plazo», como «la acumulación de capital, la mejora del asalariado, la formalización del trabajo, la reforma de la carta orgánica del BCRA, la Ley de Entidades Financieras», metas para las que «están dadas las condiciones», aseguró. También remarcó que «hay que aprovechar este momento para la inversión» y que por eso «es muy importante pedir al sector privado planes concretos y que asuma la responsabilidad que le corresponde».
«En lo que les fue mejor es donde rompieron con las viejas normas de los 90, por eso se debe profundizar el trabajo político», indicó Valle, quien -al igual que Kulfas- advirtió que «las transformaciones hay que darlas desde la política y no subordinados a los grupos económicos».
Al hacer referencia a los puntos claves de la gestión económica de Kirchner, Valle mencionó «el tipo de cambio muy competitivo -que estimuló las exportaciones y tuvo un gran impacto decisivo sobre las pymes-; el mecanismo de retenciones -que permitió hacerse de recursos para políticas sociales y contener la suba de los precios de los alimentos en el mercado interno-; la bisagra fundamental que fue el pago al FMI -que dio una enorme autonomía respecto de las exigencias de los organismos multilaterales de crédito-, y para completar el círculo, el no al ALCA, una decisión inédita junto a la creación de la Unasur que cambiaron totalmente el escenario».
«Kirchner propone una relación con el mundo en donde el país aprovecha sus recursos, no se endeuda, se autofinancia y logra la mejora sustancial de salarios por vía de la negociación colectiva», resaltó el titular de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo. Y agregó que en esta etapa de continuidad el círculo «se complementa con dos decisiones fundamentales: la nacionalización de los fondos de las AFJP y la Asignación Universal por Hijo».
Sin sobresaltos. El economista Eduardo Curia prefiere dejar para «después» los temas pendientes, aunque prevé que «alguna de estas iniciativas se las tratará seguramente el año que viene», dado que en la Argentina hay una «economía que marcha, en un ciclo expansivo, que tiene una serie de interrogantes vinculados con inflación, la política de dólar fijo y el proceso de apreciación cambiaria». Según dijo, se trata de «medidas puntuales» y por eso «lo mas importante es la matriz macroeconómica, la conjunción de líneas de acción que la definieron».
«Veo una idea básica de continuidad de lo que se viene haciendo este año y se puede proyectar a 2011, con énfasis en la demanda interna y de consumo y del sector externo, aprovechando el superávit de arrastre. Un continuismo de este esquema es viable, funciona, pero suscita ciertos interrogantes, que probablemente no sean de dilucidación en este lapso», insistió.
«La síntesis es que el período que se gestiona, como toda obra humana que es duradera, percibe cierto desgaste» y por eso Curia suele recurrir a la idea de hacerle un «service» al modelo competitivo productivo. No obstante, destaca que «la gestión 2003-2007 es un período saliente de la historia, que en la comparativa resiste ventajosamente». «Si no está en el primer lugar está por ahí», enfatizó. Al respecto, sostiene que el modelo promovió una «performance notable, una página saliente con una expansión acumulada, regular y sostenida; creación asombrosa de empleo; caída casi vertical de la pobreza e indigencia; mejora en la distribución del ingreso y recuperación del salario real».
Para Curia, «lo relevante» es la «idea fundamental del eje en el tipo de cambio competitivo, con tasas de interés bajas, acumulación de reservas, disciplina fiscal, desendeudamiento, reindustrialización, inversión en infraestructura y un Estado activo pro-desarrollo».
Por su parte, el director del Plan Fénix, Abraham Gak, señaló que «en perspectiva, quedan como asignaturas pendientes en economía: la reforma tributaria, la reforma de la ley de entidades financieras, la modificación del artículo 3 de la Carta Orgánica del Banco Central, una reducción de los índices de inflación y un cambio sustantivo en los índices de distribución del ingreso». Sobre las leyes pendientes de reforma consideró «probable que encuentren su concreción, salvo la referida a la reforma tributaria, a la que el Gobierno no ha dedicado especial vocación».
«Espero que el Gobierno no ceda a ninguna presión que signifique una regresión a un modelo que debe ser aún más consolidado. Va a haber presiones, pero espero que la voluntad, energía e inteligencia de la señora Presidenta les haga frente. Creo que la opinión pública la va a acompañar», analizó Gak.
El economista del Plan Fénix subrayó como central de la gestión de Néstor Kirchner la «negociación de la deuda externa, con una quita del orden de los 67.000 millones redujo la deuda pública en aproximadamente un 50%; lo que unido a la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional nos permitió recuperar la independencia en las decisiones de política cambiaria y monetaria». No obstante, también mencionó «la presencia activa del Estado, no sólo como mediador de intereses económicos en pugna sino como actor principal en el proceso de desarrollo»; las «políticas sociales focalizadas a enfrentar el alto grado de pobreza e indigencia»; la «generación de millones de puestos de trabajo y su sostenimiento durante los procesos críticos»; la «consolidación de los llamados superávit gemelos, el fiscal primario y el del comercio exterior», y la «conformación de un monto de reservas» que permite «enfrentar eventuales ataques financieros locales y externos».
Fuente: BAE