El anuncio de que la planta frigorífica deja de operar por tiempo indeterminado ha puesto en una angustiosa situación a casi 500 trabajadores de la carne de esta localidad y aledañas que sentirán el impacto negativo de este medida. Ante esto, la pobreza de propuestas implica propuestas de más pobreza.
Desde el Gobierno de la Provincia y ante el estado de alerta y movilización permanente de los trabajadores, el ministro de la Producción, Roberto Schunk, expresó que: “hay que brindar soluciones a corto plazo, bajando las retenciones y dando financiamiento”, como es sabido, la baja de las retenciones es el permanente reclamo ruralista al gobierno nacional lo cual marca un distanciamiento de las posiciones sostenidas por el gobernador Urribarri durante el conflicto del 2008 y, de esa manera, no se diferencia de los reclamos de Jorge Busti ni del agrodiputado Atilio Benedetti.
El ministro Schunk indicó además que “se está cumpliendo con el subsidio del gobierno nacional para que los empleados tengan todos los meses la seguridad de cobrar 250 horas de trabajo”. La realidad es que el propio Gobernador ha establecido que los mil pesos entregados como “subsidio reintegrable” a los obreros de la planta de San José el mes pasado como una manera de paliar la difícil situación, se convirtiera en una suma fija no reintegrable y ha garantizado que este mes también se cobrara. Pero, este paliativo no soluciona el problema de fondo y el consecuente peligro de la desocupación.
Esta situación local, marca el inestable equilibrio de toda la política económica del gobierno kirchnerista que se balancea entre la exportación de alimentos y la inflación interna.
El agotamiento de la convertibilidad condujo a la devaluación del año 2002 que, sumada a la recesión previa, provocó que más de la mitad de los argentinos cayeran bajo la línea de la pobreza. Pero la salida de la paridad con el Dólar mejoró la competitividad externa de nuestros productos y permitió, año a año, reactivar la economía generando puestos de trabajos e ingresos fiscales que se usaron, en parte, para subsidiar empresas y a los sectores más vulnerables de la sociedad. Hasta aquí el “éxito” sobre el que se monto el kirchnerismo.
Pero, a partir del 2007 comenzó a hacerse clara la inestabilidad del modelo, pues los argentinos comemos lo mismo que producen y exportan nuestros campos y como es más rentable cobrar en monedas fuertes (Dólar, Euro etc.) esto genera que las empresas traten de priorizar el mercado externo sobre el interno que somos nosotros.
Entonces, si los alimentos se venden fuera del país, faltan en las góndolas donde nosotros compramos y como lo escaso se vuelve caro, se resiente nuestro poder adquisitivo y de consumo. Pero, si el Estado Nacional aplica derechos de exportación (retenciones) u otra medida (cierre de las exportaciones) para desacoplar el mercado interno del externo o directamente para asegurar el abastecimiento de la mesa de los argentinos los sectores agroexportadores reaccionan; en esto consistió el “conflicto con el campo” y, esto mismo es lo que provoca que una multinacional como JBS el mayor productor y exportador de proteínas animales del mundo decida que no le conviene mantener abierta su planta de San José.
Los intereses del Grupo JBS fueron expresados claramente por Wesley Mendonca Batista el CEO del grupo brasileño: “Mientras no exista una economía libre en la Argentina, seremos incapaces de generar rentabilidad”… “A pesar de haber tenido que tomar algunas decisiones difíciles en las operaciones que la compañía tiene en la Argentina para intentar recuperar la rentabilidad, nuestro negocio en ese país fue sometido a condiciones imprevisibles que probablemente serán las responsables de limitar nuestro crecimiento y rentabilidad nuevamente en este año” 2010.
Las restricciones al comercio y los impuestos a la exportación son el problema para JBS, expresó Mendonca Batista en una carta enviada junto con el balance del último trimestre de 2009 a la Bolsa de Comercio de San Pablo (Bovespa).
En Argentina, la rentabilidad de la soja determinó una caída en el número de cabezas de ganado y esto ha generado una disputa de precios con el mercado externo. La suba de las exportaciones en 2009 se debe a la liquidación del stock, por lo tanto, ese no era un proceso sustentable, el nivel de faena del año pasado, llegó a las 16 millones de cabezas, cuando el histórico era de 12 millones. JBS participa de esta pelea por el destino de las carnes argentinas quiere recuperar sus ganancias previas y, si no lo hace, cierra, tal como extorsionó en Diciembre 2009 y ahora lo concreta.
Mientras tanto, el gobierno nacional trata de conformar a los empresarios aceptando subas de precios del 20% que, según afirmó el Ministro de Economía no implica inflación sino “un reacomodamiento de precios” al tiempo que el polémico Guillermo Moreno acepta actualizar su lista de precios a empresas como: Johnson & Johnson, Kimberly Clark y Danone Argentina, Colgate-Palmolive, Quickfood y otras tantas. Evidentemente, con esta política no alcanza para conformar a las multinacionales como se ve en San José y menos le alcanza a la gente para comprar carne y otros productos de primera necesidad. Mientras desde el gobierno provincial se proponen ahora bajar las retenciones y dar financiamiento, ¿a quién? ¿a JBS?…
La solución: otro proyecto de país
En 2002 se debió cambiar traumáticamente de modelo, se pasó de la venta del patrimonio nacional y endeudamiento externo a otro que no modificó la entrega de los recursos naturales pero que recuperó la productividad basada en el ajuste que implicó la devaluación, es decir, basado en las exportaciones. Ahora, la única solución es salir ordenadamente del modelo establecido partiendo de garantizar la soberanía alimentaria del mercado interno para luego exportar los excedentes que sin dudas seguirán siendo muy importantes.
Pero, como vemos en nuestra Provincia, las estructuras políticas de la partidocracia; el PJ en sus dos variantes –el FPV y el Peronismo Federal- y la UCR más aliados son todos partidarios de mantener la alianza con las empresas multinacionales exportadoras.
Mientras que Proyecto Sur se propone nacionalizar el comercio exterior para hacer de todos los argentinos la ganancia que hoy tienen empresas extranjeras y, al mismo tiempo, priorizar el mercado interno. Hacer esto implica un nuevo proyecto de país basado en un acuerdo entre las grandes mayorías: los trabajadores organizados, los pequeños y medianos productores, los consumidores y la paulatina reinserción de los sectores marginados por los años de concentración económica.
Para alcanzar estos objetivos Pino Solanas y Proyecto Sur convocan al pueblo argentino a iniciar una epopeya hacia la total independencia, recuperando nuestras riquezas entregadas y poniendo en manos de un Estado Nacional participativo los principales instrumentos la economía para reindustrializar al país de manera sustentable mediante empresas de base social y tecnológica adecuadas a nuestras necesidades y no a las del mercado global controlado por las empresas multinacionales.
De otra manera, el precio de continuar en la actual política significará mayores males para el pueblo. Cambiar de proyecto será lo más digno y, al mismo tiempo, lo más práctico. Esa es la propuesta de Proyecto Sur, esta es la alternativa emancipatoria para los argentinos y a los entrerrianos.