Según pudo reconstruir la Policía, la víctima se encontraba en casa de Silvio Orlando Gaitán, de 61, con quien la unía una relación sentimental. “La mujer pasaba con Gaitán los fines de semana, y según el dueño, los animales la conocían y nunca había tenido problemas”, explicó una fuente policial consultada por El Diario.
La misma fuente señaló que ayer de tarde Gaitán declaró como testigo por orden del juez, y aseguró que al mediodía salió de su casa a comprar el diario, comprar comida y realizar otros trámites personales. “Dejó sola a su novia en la casa, y al volver un rato más tarde la encontró muerta en el patio trasero de la casa, destrozada por los perros”, se detalló.
De todos modos, el juez ordenó el traslado del cuerpo a la morgue en Oro Verde para que se realice una autopsia y descartar cualquier otra hipótesis. “Por ahora es una muerte dudosa. El dueño de casa dice que la mujer tenía buena relación con los perros y que nunca hubo problemas, pero no podemos descartar nada antes de investigar” expresó el juez al salir de la vivienda, ubicada a menos de 100 metros de la comisaría de Bajada Grande.
Al cierre de esta edición, el comisario Ángel Ricle, jefe de la División Homicidios, informó que estaban recabando datos y tomando testimonio a vecinos de Gaitán y familiares de la víctima, que se domiciliaba en la zona de barrio Cuarteles y tenía dos hijos mayores de edad. Sobre el destino de los animales, el funcionario respondió que fueron dopados por el médico veterinario de la Policía y trasladados en dos caniles hasta la División Canes, y se aguarda que el juez ordene los pasos a seguir.
Otra fuente policial dejó trascender que Bonazzola analiza como posibilidad disponer que los perros sean sacrificados. Ese último informante agregó que en el lugar del crimen no se habrían encontrado indicios de otra causa de muerte diferente del ataque de los perros, que según su propietario eran bien tratados y alimentados. A la única explicación a la que habría arribado Gaitán en su declaración ante la policía es una reacción de celos del rottweiler macho: según su amo, el perro se mostraba enojado cuando observaba que alguien acariciaba o jugaba con la hembra.
Para conocer el horario del ataque fue fundamental el testimonio de los vecinos de Gaitán, de Avenida Estrada 3084, que a mediodía escucharon ruidos. La mujer oyó alaridos y ladridos, y le pareció que alguien gritaba “basta, basta”. Sin embargo, su marido minimizó el hecho, acostumbrado a los ruidos provocados por los rottweilers, y los chillidos de un loro paraguayo, también de propiedad de Gaitán, que imita voces humanas y, a su manera, suele entablar bulliciosos monólogos frente a los perros.
Delante de la casa de Silvio Gaitán –más conocido en Bajada Grande como “el Chicharra”–, ayer a la tarde las camionetas de la Policía llamaron la atención de los vecinos, sobre todo, de los chicos que se juntaron a charlar en la vereda, junto a la parada de colectivos. Mientras varios efectivos de uniforme y delantal iban y venían debajo de los frondosos árboles del frente de la vivienda, los chicos aprovecharon la llegada de los medios para recordar que los rottweilers eran conocidos y temidos en calle Estrada.
Los canes permanecían encerrados detrás de un cerco, y el portón luce un cartel de alerta claro y contundente: “cuidado con el perro”. Pero los chicos de Bajada Grande afirman que “cuando Chicharra entraba o salía de la casa con la moto” los animales “aprovechaban el portón abierto y escapaban a la calle”. Según los niños –y también vecinos mayores que pidieron que no se los identifique ni se les saque fotos–, Gaitán nunca se preocupó por volver a encerrar a los canes, que una vez afuera, causaban problemas, persiguiendo a los chicos y agrediendo a otros animales. La reiteración del inconveniente llevó a “Chicharra” a enemistarse con varios vecinos. “A mi me mató una perra hace poco tiempo. Nosotros hicimos tres denuncias en la comisaría 11ª por el tema de los perros y él –por Gaitán–, se enojó con nosotros”, dijo una mujer domiciliada en Estrada, a metros del lugar del hecho, quien añadió que conoce que otros habitantes del lugar también hicieron reclamos en la seccional policial del barrio. “El problema son los chicos. Acá a una cuadra está la escuela y enfrente el club. Este lugar está siempre lleno de gurises y el peligro con esos animales es enorme. Todos se lo dicen pero el se enoja en lugar de tener más cuidado” agregó la entrevistada.