El primero de los testimonios y el más contundente además fue el de la operadora del Copnaf (Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia), Alicia Yhoni, la mujer, describió, poniendo en riesgo su empleo, dos episodios que describen claramente la situación de indefensión en la que se encontraba Zapata, quien además de ser victima de maltrato y torturas, se encontraba imposibilitada de denunciar a Álvarez.
El primer contacto que la operadora tiene con la familia es en el domicilio de Álvarez, en ocasión en que el imputado solicitó para sus tres hijos biológicos, ropa y boletos de colectivo. Según contó la testigo, Zapata estaba callada y con la cabeza gacha. En esa visita nadie advirtió siquiera la existencia de los dos menores; que para esa fecha, solo uno quedaba con vida, ya que Hugo, de 5 años, había sido asesinado en el mes de enero. Pero días después, según cuenta la testigo, Zapata fue a verla y le pidió ayuda, le contó que tenía otro hijo, y que también necesitaba ropa y comida, que estaba muy mal y que su marido le pegaba porque el nene le comía la comida de la heladera. La mujer lloraba y le explicaba a la operadora que necesitaba que fuera ella misma a la casa a llevarle las cosas al nene; “porque me decía que si se lo daba a su marido el no le iba a dar nada al nene de ella”.
Obviamente, Zapata estaba pidiendo a gritos la intervención del Estado; no podía contar todo lo demás, estaba amenazada, pero tenía la esperanza que si alguien entraba a la vivienda podría intervenir en defensa de su hijo, sin que Álvarez supiera que ella lo había denunciado.
Yhoni cuenta que le creyó de inmediato cuando Zapata le pidió ayuda y manifestó temor de volver a su casa. “no quiero volver a ese calvario” dijo Zapata y entonces Yhoni pidió autorización para disponer de un remis, a los efectos de acompañarla a hacer la denuncia. Pero el pedido fue denegado por un psicólogo del organismo al que la operadora no identificó por su nombre, pero que afirma que Zapata lo vio y escuchó cuando le dijeron que la dejara “que hiciera sola el trámite”.
El abandono en este punto alcanzado es serio, sumado al hecho que Zapata es analfabeta, por cuanto más allá de la contención emocional para animarse a hacer la denuncia, incluso debía ser asistida para garantizar que la misma se efectuara correctamente.
Pero además de esa oportunidad, la testigo contó que después de esa vez, “ella fue a buscarme varias veces más, pero yo estaba de licencia, y mis compañeros le dijeron que tenia que hablar conmigo” con lo que se confirma que siempre que tuvo la oportunidad, es decir cuando estuvo sola, la madre de los nenes pidió ayuda por ella y por su hijo Rodrigo.
Yhoni cuenta además que habló con la médica Piana, quien asistió a Zapata en el parto de uno de los hijos que tuvo con Álvarez, y que en esa ocasión Zapata le contó lo que pasaba. Nuevamente, la victima aprovechó la ocasión en la que Álvarez no podía controlarla para hablar, en este caso dentro del quirófano.
Otro dato insoslayable es que en la ocasión en que Zapata pidió ayuda a Yhoni, estaba acompañada por una menor que vigilaba sus actos y que tenía ordenes de Álvarez, también bajo amenaza, de contarle todo lo que la mujer hiciera. Así fue que la operadora advirtió que esta menor le manifestó a la mujer que Zapata no podía alejarse de ella, porque Álvarez no quería.
El testimonio coincide con lo manifestado por una de las vecinas de la vivienda de Álvarez, de Yamila Paiz, quien describió lo ocurrido el día que murió Rodrigo.
“estábamos en la calle y ella (por Zapata) salió a la calle con el nene de ella en brazos y acompañada por el flaco (hijo de Álvarez menor de edad), y nos pidió ayuda” Zapata dijo en ese momento que el niño había robado una bicicleta y le habían pegado en la calle (que era según Zapata la versión que Álvarez inventó para ocultar el crimen y la obligó a mentir) y las vecinas la acompañaron hasta la salita de primeros auxilios desde donde lo trasladaron al Hospital. “el flaco se volvió para su casa nomás, porque dijo que el papá no quería que se fuera hasta el hospital”
Los testimonios de esta vecina, se relacionan directamente a través de un hilo conductor con el de las hermanas de Vanesa Corrado, la ex mujer de Álvarez y tías de los menores que se menciona que acompañaban a Zapata a todos lados. Y permite establecer las condiciones de indefensión en la que Zapata e incluso estos menores –hijos biológicos de Álvarez- se encontraban y porqué no podían o no se animaba a contar lo que estaba pasando.
Todos estaban amenazados
En su testimonio, las dos tías de los hijos de Álvarez, cuentan que si bien los menores nunca habían contado lo que pasaba, sí comenzaron a decir las cosas una vez que el hecho se conoció y Álvarez estuvo preso. En esas charlas, los menores contaban que el padre los mandaba a jugar a la calle y les decía que no volvieran por dos horas, y en una de esas oportunidades cuando volvieron ya no estaba más Hugo, las testigos contaron que los chicos comenzaron a sospechar que su padre había enterrado el cuerpo del niño porque les decía que se lo había llevado una tía, pero llamaba la atención el tamaño de la carpeta de cemento que el imputado hizo en el piso de la vivienda. La confirmación de esa sospecha, llegó cuando una noche, “Zapata le contó llorando al nene que ahí estaba enterrado su hijo”.
Según contaron las dos testigos, los niños nunca contaron nada porque “su padre los tenía amenazados que si contaban algo les iba a pasar lo mismo que a Hugo”. Todos tenían miedo.
Un verdadero monstruo
Entre otros detalles irreproducibles, las testigos Corrado y Nuñez, que cuentan de oídas los testimonios de los menores, recuerdan que los chicos contaron que Álvarez iba a la habitación de Hugo y Rodrigo con una jeringa, pero que no sabía que hacia con eso; que los chicos eran maltratados hasta por estar sentados en el sillón y que en una oportunidad cuando uno de los nenes lloraba de hambre, Álvarez “le puso sobre la mesa una olla de sopa fermentada, que estaba hacia días fuera de la heladera, y le dijo que se la comiera toda si tenia tanta hambre, y el nene tomaba y tomaba del hambre que tenía y se le hinchó toda la panza (un claro indicio de desnutrición que se debe a la falta de fuerza en los músculos del abdomen, lo que hace al liquido protruir, es decir desplazar el estómago fuera de sus límites normales).
Ruidos en la noche
Otra vecina de Javier Álvarez, Vanesa Roda, contó que “de noche siempre se escuchaba música fuerte y los llantos del bebe; se escuchaban golpes en la pared también y un par de veces escuché gemidos de dolor de ella”. No es casual que fueran los únicos ruidos que trascendieran la barrera sonora del equipo de música que Álvarez tenía en su casa, ya que tanto el llanto del bebe como uno de los gritos de la mujer, son sonidos agudos y tienen mayor penetración que los graves.
La misma vecina contó además que “a los nenes de ella nunca los vimos, porque no andaban en la calle y la casa esa estaba siempre cerrada”.
Roda, contó además que comenzaron a sentir “olor feo y que había moscas, peso después desapareció”, y que también cuando Álvarez rompía el hormigón para enterrar al niño; “pensamos que estaba arreglando la perdida porque había una pared que tenía humedad y pensamos que estaba reparando eso” aseguró la joven que señaló que en una ocasión pensó en “ir a denunciar porque se andaba comentando que a los nenes los encerraban en el armario, pero después dijimos que no porque si llegaba a ser mentira íbamos a tener problema con él (por Álvarez)”
Con toda esta carga probatoria, la situación de Zapata se aleja cada vez mas de la imputación que la fiscalía le imprimió en la Investigación Penal Preparatoria, y la situación de Álvarez está cada vez mas comprometida.
No obstante, en diálogo con DIARIOJUNIO, el abogado defensor de Álvarez, Pablo Garrera Allende, señaló que aún no descarta la posibilidad de negar la autoría. Lo que supone necesariamente una presunción de la autoría en la otra imputada. Una opción cada vez menos posible para Álvarez, sobretodo con los testimonios de sus hijos, que si bien no manifiestan haber visto los homicidios, si describen maltratos y escenas que se comparecen con el encubrimiento del cadáver de Hugo Zapata.
El debate se reanudará el lunes a las 8.30HS. en la sala penal de los tribunales de Concordia, y entre los testimonios claves que aún faltan conocer, se encuentra el de la médica Piana.