El representante del Ministerio Fiscal comenzó su alegato argumentando que era “obvio” que el haber recibido un cheque endosado, no alcanzaba para incriminar y acusar a Cresto. Aceptando que el intendente se había hecho del valor con una firma ilegible en representación por el tiro federal, lo cual fue “corroborado en estas audiencias” y que el testimonio del escribano Amado Ismael Kueider “habían terminado de convencer a éste representante del ministerio Fiscal”.
Con respecto a la malversación de fondos públicos, el fiscal remarcó que los testimonios habían conformado que se utilizaron bienes municipales en los trabajos de refacción, pero que este hecho no había perseguido el beneficio propio o de un tercer, según Suñer, Cresto solo priorizó “el interés común”, refaccionando un edificio que pertenece a “una institución centenaria, sin fines de lucro y que alberga un museo de armas”.
En su alegato, el fiscal Jorge Suñer se permitió “poner de manifiesto que la opinión pública (a través de los medios) se ha visto sensibilizada” por la causa, lo que “en su fuero intimo” el letrado no dudó en llamar “ un intento de judicializar la política”.
