En el marco de la investigación para averiguar sobre las circunstancias de su deceso no se descarta el asesinato ni el suicidio. La esposa y la hija del represor estaban alojadas en la cárcel de Ezeiza, mientras el hijo se hallaba en la prisión de Marcos Paz.
Por su parte, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, sostuvo hoy que el envenenamiento de Febres, demuestra que «hay una mafia que está presente todavía» y que «no tiene escrúpulos», aunque evaluó que «hay una firme convicción desde el Estado para que se esclarezca».
Carlotto consideró «gravísimo» que el ex prefecto, que hoy iba a recibir sentencia por delitos de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada, haya muerto por envenenamiento. Asimismo, descartó la posibilidad de que Febres se hubiera suicidado y reiteró el pedido de los organismos de derechos humanos para que los procesados por delitos de lesa humanidad permanezcan en cárceles comunes.
«No pueden estar en este tipo de unidades por dos razones, una porque son peligrosos y en segundo lugar porque quizás [en cárceles comunes] se les va a preservar la vida», señaló en declaraciones a radio La Red.
En tanto que el sobreviviente y querellante en el juicio contra Febres, Carlos Lordkipanidse, aseguró hoy que «se puede esperar cualquier cosa» con relación a las razones del envenenamiento del ex prefecto.
«Si ellos han robado bebes, matado a sus madres, dejado pruebas, se puede esperar cualquier cosa», sostuvo el sobreviviente del centro clandestino de detención que declaró el 20 de octubre en el juicio contra Febres.
El de Lordkipanidse fue el primer testimonio que recibió el Tribunal Oral Federal 5 en el primer juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en el más grande centro de exterminio que funcionó durante la última dictadura militar.
Consultado sobre su sensación ante la muerte del acusado, y la posterior detención de su esposa, hijos y yerno, Lordkipanidse manifestó sentirse «desprotegido» como testigo en próximas causas.
Mientras que el abogado de la querella, Rodolfo Yanzón, interpretó que con la muerte de Febres, hay un mensaje «del aparato represivo». «La advertencia de que nadie rompa el pacto de silencio se corresponde con la desaparición de Jorge Julio López», el testigo que testimonió en el juicio que condenó al represor Miguel Etchecolatz, y que desapareció el 18 de diciembre de 2006.