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El modus operandi consistía en traer autos -algunos robados y otros no ya que había muchos que no tenían pedido de secuestro por lo cual en esos casos no había delito precedente- procedían al desarmado, el desguace y la distribución en esos domicilios de las autopartes. “Con el fin de la comercialización pero no sabemos si en Concordia o eran trasladados a otro lugar”, remarcó.
“En algunos domicilios se encontraron autopartes de vehículos que tenían pedido de secuestro, de hechos cometidos en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, indicó Penayo Amaya.
“Por otro lado, se encontraron autopartes de vehículos que no tienen pedido de secuestro pero en domicilios o en lugares donde no funcionan desarmaderos reales. Los desarmaderos hoy tienen una ley que regula su funcionamiento. Por lo cual, estamos hablando de desarmaderos clandestinos”, sostuvo.
Había una conexión entre los cuatro lugares, según explicó el fiscal, por lo cual habrían trabajado en conjunto. “En algunos domicilios se producía el desarme genérico del vehículo y después se distribuían las partes a distintos domicilios”, indicó. “No sabemos el rol de cada uno de los integrantes. Si era la comercialización o la preparación para una posterior comercialización”, remarcó.
Por otra parte, el fiscal remarcó que encentraron autopartes de todo tipo de vehículos y de toda clase de respuestos. En algunos de los lugares allanados encontraron partes de la carrocería y en otros elementos del interior, partes del motor o de los aires acondicionados.
El fiscal destacó que el operativo fue encabezado por personal especializado en automotores de la PFA acompañados por los funcionarios locales. “Fueron chequeando todos las autopartes en la base de daros de ellos para detectar los vehículos con pedidos de secuestro”, remarcó.