No se puede hacer declaraciones tan livianas cuando se pretende ocupar cargos electivos fundamentales, sobre todo cuando estas declaraciones confunden o generan dudas.
Se hace una construcción política a través de la mentira perjudicando al sistema democrático.
Se injuria y falta el respeto a la integridad de las autoridades de mesa, y a los fiscales de todos los partidos propios y ajenos.
Errores formales existen y siempre han existido en todos los tiempos, propios del accionar humano y de la complejidad de la elección, pero atribuirle a esta circunstancia la entidad tal, de hacer variar el resultado final de una elección es una absoluta falacia.
Que puede estar motivada por la propia torpeza de quien las dice y su desconocimiento de un acto eleccionario, o con una intención maliciosa de querer embarrar la cancha y llevar agua para su molino.
Cualquiera de las dos son inadmisibles, si pretendemos ser políticos serios.
Sería muy bueno, que algunos ocuparan su inteligencia y su tiempo para hacer propuestas superadoras para mejorar la calidad de vida de la gente.