El periodista Fabián Magnotta entregó copia del anónimo al grupo de apoyo a las Madres de Plaza de Mayo de Gualeguaychú y a los familiares de González que confirmaron ayer a El Diario que lo presentarán ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay.
El lugar, se sabe, quedó bajo el agua de la creciente en 1978. Y hay quienes recuerdan que supo funcionar como un bar pero no de acceso libre sino destinado a los agentes de la policía asociados al círculo.
Rosa Majul contó que se reunió con el periodista. “Nosotros decimos que lo que se tiene que hacer con esta carta es una denuncia ante el fiscal Federal de Concepción del Uruguay”, dijo la mujer que consultó a los representantes de la Comisión de la Memoria.
“Nos dijeron que en una oportunidad, hace cuatro o cinco años, se mencionó este mismo asunto en otro anónimo en Concordia, una carta de similares características”, añadió Majul que insistió en que sea la Justicia la que tome cartas en el asunto, eventualmente proteja el lugar y demás. Dejó entrever que el libelo podría haberse desprendido “de una interna política, o una interna policial”, apuntó. “Hay que investigar”, reiteró.
Por su parte, Luz Piérola dijo entender que “evidentemente no hay sobrevivientes que hayan pasado por ese lugar” pero aconsejó “proteger el predio” y a “todos los compañeros que estuvieron secuestrados en Gualeguaychú que vayan al lugar, que intenten identificarlo”.
La página web de la emisora repasó los términos de la carta anónima. Según ese texto, el lugar podría haber sido utilizado como cárcel clandestina y lugar de torturas y allí se habrían producido otras detenciones ilegales de hombres y mujeres, además de los casos mencionados.
El predio administrado por el Círculo Policial de la Policía de Entre Ríos fue construido entre la década del sesenta y setenta, y la creciente de 1978 destruyó en gran parte el mangrullo, un lugar que hoy está abandonado y con techos y paredes caídas a pesar de encontrarse en un lugar privilegiado de la costa sobre el río Gualeguaychú.
La denuncia menciona a los jefes militares y policiales de la ciudad en aquellos años, unas siete personas, como máximas responsables locales de las desapariciones, detenciones ilegales y torturas.
Sobre González, se indica que fue “trasladada al principio a un lugar ubicado en el Parque Unzué denominado El Mangrullo, lugar este donde recibió las primeras torturas”.
En aquellos años el camino del Parque Unzué llegaba hasta el predio conocido como de La Delfina, pero había una tranquera y era imposible acceder a El Mangrullo sin permiso. Se señala que el mismo procedimiento se utilizó con el desaparecido De Zorzi.
Los autores de la carta dicen “no dar la cara” por temor a “que nos hagan desaparecer y que nuestras familia vivan atormentadas, y que llegue a ocurrir lo que le pasó a nuestro compañero Jorge Julio López”.
Las víctimas
Oscar de Zorzi (Ruso) y Norma González (Noni) desaparecieron en la ciudad de Gualeguaychú los días 10 y 12 de agosto de 1976.
Noni tenía 20 años cuando fue detenida–desaparecida el 12 de agosto de 1976 desde el supermercado El Picaflor, en Urquiza y Rosario de Gualeguaychú, y fue levantada por personal uniformado.
Oscar Alfredo Dezorzi tenía 27 años. Era empleado público y estudiaba ingeniería en Paraná, Entre Ríos. Estaba casado y tenía un bebé de 5 meses.
Fue desaparecido de la casa de sus padres, en zona norte de la ciudad, el día 10 de agosto de 1976, en Gualeguaychú. Era de madrugada y lo sacaron de su domicilio, identificándose como pertenecientes a la Policía Federal.
Recientemente, el hermano de Noni, Quitito González aseguró en Radio Máxima que “hay gente que sabe más de lo que dice”. De ese modo se refirió a la desaparición de su hermana Norma Beatriz González, que fue detenida “a plena mañana” el 12 de agosto de 1976 en las oficinas del supermercado Picaflor, donde trabajaba.