ElDía accedió extraoficialmente a las estadísticas que se manejan sobre la cantidad de hechos que se denuncian por delitos contra la integridad sexual, aunque muchos de ellos son desestimados con el tiempo por comprobarse que solo se trató de fabulación o sugestión por parte de la víctima.
Actualmente ingresan entre dos y tres denuncias por mes a la Fiscalía y el 90 por ciento de los casos, las personas denunciadas son del grupo familiar, aunque también existen casos donde los acusados son vecinos o parientes lejanos.
Algunas denuncias guardan relación directa con la situación conflictiva entre padres, que al separarse acusan al otro del abuso del hijo, aunque posteriormente no llegan a acreditarse las denuncias cuando se realizan los análisis clínicos respectivos.
Hay otro factor importante, que tiene que ver con las pericias mentales que se hacen sobre los menores. Muchas veces, en estas pericias que se realizan en Cámara Gesell, surgen indicadores de fabulación o sugestión.
Con el dispositivo de Cámara Gesell se logró algo fundamental en el plano penal y es que los menores ya no tengan que declarar en un juicio y además que la primera declaración que realicen en Cámara Gesell valga como prueba definitiva para el juicio.
Este dato es sumamente importante porque al tomar la primera declaración suficiente para el juicio, se ha logrado un mayor índice de condena, porque se evita que el paso del tiempo influya sobre el ánimo del menor, particularmente cuando el denunciado es un pariente cercano.
Entre el año pasado y lo que va del 2014 se registraron cinco condenas por delitos de abuso sexual en Gualeguaychú. Una reciente, que involucró a un gendarme que ya está cumpliendo la pena en la UP2, y la otra que ocurrió el año pasado, pero que recién la semana pasada quedó firme.
La imputación y la graduación de la pena mucho tienen que ver con lo denunciado. Los hechos pueden ser de distinta graduación, algunos con acceso carnal y otros simplemente – pero por eso no menos importante – tocamientos o actos sexuales que no llegan a la penetración.
El caso de Juan Marcelo Moscardini es un claro ejemplo de la importancia de la Cámara Gesell, porque su hija denunció el hecho en la escuela y lo ratificó en la primera Cámara Gesell que le practicaron. Luego salió por un medio de comunicación asegurando que había mentido, pero eso no fue suficiente para la Justicia, que tomó como válida la primera pericia y condenó a su padre a 9 años de cárcel.