Allí el informe puntualiza que:
* Sólo se citan tres fuentes: Mounteer, Colodette y Silva (2002), Mounteer, Colodette y Silva (2001) y Colodette, Gomes, Rabelo y Eiras (2005).
* En las tres referencias aparece el mismo investigador (Colodette), quien está vinculado a la Asociación Brasilera Técnica de Celulosa y Papel, que reúne a todos los grandes fabricantes de celulosa de Brasil. Dos de ellas fueron llevadas a cabo por el mismo equipo de investigación (Mounteer, Colodette y Silva). En una de ellas se cita un trabajo presentado en el Coloquio Internacional sobre Celulosa de Eucalipto organizado por la Asociación Técnica de la Celulosa y el Papel, al que no se puede acceder, ya que no se menciona dónde se lo puede encontrar, ni se encuentra disponible en la página de esa Asociación.
“La falta de seriedad y objetividad de los consultores en un tema tan importante como éste resulta increíble, ya que no sólo no rebaten técnicamente otras investigaciones que afirman que el sistema ECF genera dioxinas y furanos, sino que ni siquiera las mencionan”, advierte la organización.
Refiriéndose al sistema de blanqueo ECF, la organización Green Press Initiative informó que “las empresas papeleras que utilizan el ECF a menudo dicen que las dioxinas ‘no son detectables’ en sus efluentes”. Dicha organización afirma que ello no es cierto y que este sistema “reduce significativamente las dioxinas, pero no las elimina” (http://www.greenpressinitiative.org/chlorinefreeproducts.htm).
“Los consultores ni siquiera mencionan el tema fundamental del volumen de producción de los dos proyectos de plantas de celulosa. Resulta totalmente falto de seriedad basarse -como lo hacen- en algunos análisis de laboratorio para afirmar que allí las dioxinas y furanos “no son detectables”, sin tomar en cuenta que Botnia planea producir un millón de toneladas anuales de celulosa y Ence otras 500 mil toneladas más. ¿Cómo pueden afirmar que a esa escala de producción no se emitirán dioxinas y furanos a niveles detectables?”, cuestionó RAP AL Uruguay.
