A lo largo del tiempo, especialmente en los últimos 14 años, el BCRA ha hecho innumerable cantidad de operaciones de mercado abierto en el mercado de pesos y en el de dólares. En el mercado de dólares, y en todos los procesos especulativos, especialmente bajo el kirchnerismo por razones que ahora voy a explicar, el banco hizo apuestas muy fuertes, incluso en períodos de presidentes que poco simpatizan en este momento con el kirchnerismo, como es el caso de Martín Redrado.
El BCRA intervino a partir de agosto para fijar un tipo de cambio a tres o cuatro meses después de las elecciones. Esa intervención respondía a una política del gobierno de Cristina Fernández de kirchner que se caracterizó por una posición muy firme: ante el proceso inflacionario, una de las anclas que utilizó el kirchnerismo, con mayor o menor éxito, fue dar certidumbre de que no iba a haber una devaluación desmedida que afectara el salario real, el empleo, la producción local ni tampoco la actividad económica en su conjunto. Cuando en agosto el BCRA empezó a fijar el tipo de cambio para febrero/marzo lo hizo con la convicción del directorio en función de su política monetaria, que tenía que defender el tipo de cambio, que no fuese posiblemente desbocado por la acción del estado y que generara condiciones para que el aparato productivo, básicamente el industrial que es altamente dependiente de las importaciones, no fuese golpeado a futuro por el ingreso de materia prima o bienes intermedios que intervienen en el proceso industrial , motivados por un dólar que fuera fuertemente revaluado. Por eso apostó a tener un fuerte control, asumiendo que el ganador de la elección no iba a ser Macri, que iba a ser otro candidato, que iba a tener mayor prudencia para manejar las variables macroeconómicas y en especial las monetarias, financieras y cambiarias.
Previo a la segunda vuelta, el actual gobierno, a través de sus voceros, empezó a azuzar con que iba a haber una devaluación e iba a colocar el dólar a 16 pesos. En ese contexto, se aceleraron las posiciones por parte de agentes económicos de comprar dólares a futuro a 10, 11, 12 pesos, que son los valores que la justicia investiga. Estas operaciones la realiza la mesa de dinero del BCRA, recibe instrucciones del presidente del banco, el presidente, lleva una vez por semana los resultados al directorio y éste convalida las decisiones que fueron tomadas en las posiciones a futuro. Lo hizo en el pasado, donde ganó muchísimo dinero ya que todo el mundo pensaba que iba a haber una gran devaluación y no la hubo, y también hubo momentos en que perdió dinero. La diferencia ahora es que el nuevo gobierno devaluó y previo a esa decisión, algunos de los actuales ministros, sabiendo que iban a ocupar esos cargos hicieron un informe, cuyos diputados del frente Cambiemos iniciaron un pedido de juicio a través del juez Bonadio y empezó este proceso.
Es muy difícil extrapolar la responsabilidad del BCRA en esto porque, una cosa es que el banco haya perdido dinero relativamente y otra es que esas pérdidas constituyan un delito. El juez tendrá que probarlo y tener evidencias. No hay ninguna probabilidad de que se pueda hacer extensiva la responsabilidad a otros funcionarios, por fuera de los del Central, y además tendrá que demostrar que las decisiones han constituido un delito. Lo que sí es un delito, o proto delito, y por eso la corte reabrió la causa, es el Megacaje realizado en 2001 que sí perjudicó a la Argentina por aproximadamente 56 mil millones de dólares, no 5 mil millones de pesos que es lo que habría perdido en BCRA con el dólar a futuro. En el caso del Megacanje, se probó en distintas instancias, directa e indirectamente, que hubo perjuicio deliberado contra el estado, por eso la corte reabrió el caso.
Hay que diferenciar una decisión que termina con un resultado negativo y aquello cuyo resultado negativo constituye un delito. Son cosas totalmente distintas.