«EL TRIDENTE» : FRIGERIO, ENZ Y PARTE DE LA JUSTICIA
“Frigerio participaba de la Gestapo macrista que ahora se está investigando”. “Esa pata política encontró su pata mediática en el periodista Daniel Enz con un manifiesto antikirchnerismo. Mi familia ha tenido que soportar inmundicias y mentiras sobre quienes me han acompañado en mi Gobierno. Un terrible ensañamiento durante seis años”, expresó.
Asimismo, se consideró «blanco de esa operatoria del tridente» y dijo que fue porque se planificó atacar a «todo lo que molestaba a la construcción del poder macrista» en la provincia. En esa inteligencia hizo un largo repaso de las obras de su gobierno y de todo lo que se logró en esos años, en rigor, según dijo lo que motivó esta andanada en su contra. No estoy aquí por lo que hice mal sino por lo que hice bien y para todos los entrerrianos, dijo.
En esa línea, apuntó contra Rogelio Frigerio: «El señor del espionaje ilegal y teléfono encriptado, que opera y operó agazapadamente desde que era ministro, porque siempre tuvo intereses en la provincia. Recordamos muy bien como se gestó su desembarco desde 2011, en connivencia con personajes del peronismo. Es un forastero cuyo plan A es seguir haciendo política en CABA y su plan B es desembarcar en la provincia».
«Yo era, soy y seré uno de sus principales obstáculos», remató.
Dio por sentado que «es un secreto a voces los anclajes y vinculaciones de Frigerio con intermediarios de un sector del Poder Judicial». «Él y sus asociados apuntaron al disciplinamiento de la dirigencia política asestando golpes contra determinados dirigentes», agregó.
«Desde hace un tiempo se viene develando hechos sucedidos durante su gestión como ministro del Interior. El espionaje realizado por el área de Migraciones, desde donde espiaban, manipulaban y filtraban información a un medio determinado (en clara referencia a Análisis) «, aseveró Urribarri, quien se quejó que se publicaban fotos de su familia y de su persona mientras estaba en aeropuertos y adjudicó ese hecho a personal de Migraciones: «¿De quién dependía Migraciones en ese momento?».
Continuó su relato para fustigar al director de ANÁLISIS, Daniel Enz, a quien calificó como «la pata mediática de Frigerio». «Le fue fácil a Frigerio reclutarlo, es sabido antikirchnerista», agregó.
«Pero además, Daniel Enz tiene un odio particular y personal contra mi persona. Me ha responsabilizado de distintas cosas. Sistemáticamente, se ha ocupado durante 6 años, con mentiras de todo tipo. Mis familiares y colaboradores han tenido que soportar inmundicias por parte de este vocero del tridente».
«Por supuesto, he pagado el costo de no someterme a esa operatoria. He estado a la parrilla. Esto ha significado un daño que puede ser irreparable, como lo fue con el querido Hugo Céspedes. Nadie se confunda, ese mecanismo violento, inhumano que llevó a cabo el tridente deteriora vidas», remató Urribarri.
EL PAPEL DE LA JUSTICIA
En su extenso alegato, también apuntó a una parte del Poder Judicial: «Se hicieron allanamientos sin testigos, testigos que llegaron cuando el procedimiento había comenzado, que se fueron antes o que no firmaron todas las actas. Allanamientos que estuvieron a cargo de delegados judiciales, cuya función es una verdadera incógnita. Actos probatorios que se realizaron sin el control de nuestros abogados defensores«.
«Novedades del proceso que se filtraban a la prensa antes de notificar a nuestros abogados (cualquier parecido con el funcionamiento de Cómodoro Py, no es pura casualidad). Abogados que se enteraban por este mismo medio (Análisis o Análisis Digital) de lo que sucedía en el expediente. Se trabaron embargos por sumas exorbitantes sin ningún tipo de fundamento o racionalidad», describió Urribarri.
Cargó contra el perito del MPF, Héctor Enriquez, a quien apuntó por realizar «pseudo pericias» y aseguró que elaboró «informes sin ningún tipo de rigor científico y técnico». «No puedo dejar de mencionar al señor Enriquez, que se ha dedicado a hacer informes sobre lo que se sustenta la acusación. Informes que mandan a este medio, para generar indignación social. Hechos con información incompleta, sesgada, falaz», cargó.
«Este señor Enriquez ha hecho informes sin ningún tipo de prurito después de haber sido designado y despedido por nuestra administración, además nos enteramos que tiene afiliación partidaria. Si algo no tuvo este señor fue objetividad», dijo Urribarri a los jueces.
El exgobernador también señaló a los fiscales que investigaron las causas que llegaron a juicio: «Violaron la normativa constitucional, requiriendo nada más ni nada menos el registro de comunicaciones telefónicas. Fiscales obrando como jueces».
Acto seguido, apuntó contra el juez de Garantías, Ricardo Bonazzola, que intervino en las Investigaciones Penales Preparatorias (IPP) que derivaron en este megajuicio por corrupción: «El juez Bonazzola: desoyó, desatendió, todos los reclamos de las defensas incumpliendo su función de juez de Garantías».
«Resulta que cuando hicimos los planteos, resuelve que el planteo se trate en el juicio oral y en esta instancia de juicio se nos dice que esos cuestionamientos a la prueba debieron hacerse ante el juez de Garantía. Ese el juego del huevo y la gallina. Un juego generado a partir de la arbitrariedad de un juez que atropella derechos y garantías. Nada es casual. Tampoco atendió los cuestionamientos de mis abogados sobre los informes periciales», dijo el actual embajador.
Criticó la intervención de bioingenieros en la realización de informes probatorios: «No tienen incumbencias profesionales para hacer lo que hicieron. Esos informes son ilegales. Se llegó a este juicio con pruebas ilegales que violan derechos y el juez de Garantías debió haber cumplido con la misión principal de garantizar la limpieza de este proceso y descartar toda prueba ilegal. No sólo en beneficio de este juicio sino del sistema procesal».
No conforme, atacó la integridad ética y moral del magistrado: «No sé si el accionar se debe a incapacidad, a interés personal, a la debilidad ante cierta presiones periodísticas. Creo que la debilidad ante estas presiones se lleva la de ganar».
«Todo esto no es ni más ni menos que la operatoria que referí antes: el accionar conjunto y coordinado de un sector de la Justicia, medios de comunicación para perseguir y desgastar a dirigentes políticos. Vimos así a algunos actores de ese sector del Poder Judicial operando permanentemente, y vemos a ciertos medios manipulando, machacando, con mentiras, con supuestos hechos que no están probados, con cuestiones que no figuran en el expediente y ni constituyen delitos», expresó Urribarri.
Según el exgobernador, el objetivo de sus acusadores fue «formar una opinión pública y generar de ante mano una condena social».
«Condena social que pueda influir, presionar o condicionar resoluciones judiciales. De esta manera los jueces probos son sometidos a una presión social y los que no lo son, podrán justificar sus sentencias construyendo mediáticamente lo que no se puede sostener jurídicamente. Con ese mecanismo, la gente, la opinión pública, espera la confirmación judicial de todo este relato guionado desplegado durante años», se atajó Urribarri.
EL TURNO DE GOYENECHE
Urribarri no se privó de apuntar contra la Procuradora Adjunta Cecilia Goyeneche: «En el medio del desarrollo del juicio, nos encontramos con quien encabeza la acusación, me responsabiliza explicita y públicamente de su situación judicial ante la decisión del Jurado de Enjuiciamiento» y citó la nota que realizó la magistrada judicial ante el diario La Nación.
«Está claro que Goyeneche me señala como su adversario y el culpable de su situación personal. Yo me pregunto ¿es realmente objetiva? ¿Es imparcial respecto de este juicio? No, para nada lo es. No obstante, no solicitamos la suspensión de esta causa», dijo el exgobernador.
En esa línea, negó tener que ver con la acusación contra Goyeneche: «No tengo absolutamente nada que ver con lo que sostiene la doctora Cecilia Goyeneche. Quienes la denuncian son justamente quienes motorizaron todas las denuncias en mi contra», afirmó en relación a los abogados Rubén Pagliotto y Guillermo Mulet.