Declaraciones del precandidato a vice de Urribarri debilita la fórmula

El justicialismo entrerriano, fragmentado en dos fórmulas y con una delicada situación interna, está a punto de sufrir una crisis aún difícil de mensurar: el candidato a vicegobernador de la provincia, compañero de fórmula de Sergio Urribarri, considera seriamente la posibilidad de dar un paso al costado, renunciando a esa candidatura. José Eduardo Lauritto llegó a ocupar ese lugar de la mano del oficialismo comandado por Jorge Pedro Busti y después de recomponer una relación que no venía de la mejor manera.
La situación fue reconocida al semanario El Miércoles (Concepción del Uruguay), por el entorno más íntimo del diputado nacional e insinuada en sus propias declaraciones, tiene su origen en las irresueltas disputas por los distintos espacios institucionales en el seno del Partido Justicialista del departamento Uruguay.
La causa de la discordia se ancla en el legislativo. Los sectores internos del peronismo no lograron hasta ahora acordar el nombre del sucesor de Sergio Marsiglia, ni tampoco quién del departamento Uruguay integrará la lista de diputados. Pero el incordio amenaza hacer volar por el aire el acuerdo de laurittistas y scelzistas, que hasta ahora se sustentaba en que Marcelo Bisogni siga al frente de la Municipalidad de Concepción del Uruguay. En efecto, si no logran acordar en los próximos días, Lauritto amenaza con dejar la fórmula y postularse nuevamente como intendente.
Según consigna la publicación de la “histórica”, las discusiones se trabaron porque no se encuentra un nombre que concilie el lugar para el Senado. Como dice un militante del PJ, de esos bastante realistas: «Demasiados postulantes para pocas sillas». Hay por lo menos tres nombres para senador: el autoproclamado Eduardo Bonnin -con el apoyo de algunos jefes comunales del departamento, enemigos declarados de Julio Aldaz-; el ex diputado nacional Hugo Cettour, que no oculta su aspiración a ocupar ese lugar; y Celeste Pérez, del riñón de Lauritto, que no quiere estar en la provincia sin tener pizca de injerencia en su propio pago.
El heterogéneo grupo que secunda a Lauritto había resignado la aspiración al municipio en virtud de ocupar la representación del departamento en la Cámara Alta provincial. Había dos o tres nombres en danza en el laurittismo para esa banca, pero desde los otros sectores también pasaron a disputarlo. Con el lugar en Diputados pasa algo similar. Aldaz quería seguir, los jefes comunales lo rechazan y candidatos hay varios, desde Ricardo Derendinger hasta Juan Izaguirre.

Horizonte

Los entendidos en internas del PJ aseguran que en los próximos días se resolverá el problema. Dicen que, aprovechando el ruido de los motores del Rally, el fin de semana a más tardar una delegación del más alto nivel, encabezada por el propio Urribarri, intentará zanjar las diferencias, tratando de conformar a todos los sectores. Es probable que no logre satisfacer todos los pedidos, y seguramente les recordará que, de ganar, hay mucho más que bancas. Ministerios, secretarías, subsecretarías, direcciones.
De eso se trata. Como se ve, una disputa puramente de ideas.
En el caso de Concepción del Uruguay, en el scelzismo aún no está definido qué hacer: después de los amagues de rebeldía, con resignación aceptó encolumnarse tras la candidatura de Urribarri-Lauritto. Carlos José Scelzi, que amagó respaldar a Julio Solanas, se replegó estratégicamente ante la fórmula, y con toda claridad se lo dijo a quienes le insistieron hasta último momento -los Cresto, por ejemplo- para formar parte de la batalla: «¿Qué ganamos nosotros con dividir los votos en Uruguay? Mejor apoyar a Lauritto, por más que no le tengamos confianza, seguir en la intendencia e ir por alguna banca en la provincia, además de un senador, que tendrá que ser alguien un poco más activo. Ya sabemos: Lauritto va a armar una municipalidad paralela, y también está el Vasco (Aldaz) que va a hacer todo lo que pueda contra nosotros pero… ¿Cuál es nuestro negocio en la otra variante? Ninguno, es pérdida pura…»
Es sabido que Bisogni no quería seguir. Aseguraba a sus íntimos que está muy desgastado y eso le trajo no pocos problemas a Scelzi, quien a duras penas logró convencerlo, haciéndole entender que sólo su continuidad evitaba una pelea mayor en el PJ, incluso en el grupo que hoy comparte la gestión. «Si se enturbia mucho, el Monito se va a su casa», aseguran cerca del intendente.

Aparato

En medio de ese maremágnum, algunos descubrieron el importante armado de Lauritto. El diputado nacional, que apenas un año atrás se debatía entre ocupar o no una banca en el Congreso de la mano de Busti, logró armar una estructura que ahora no pocos le envidian y que no lo creían capaz de montar.
Desde su oficina, a partir de recomponer la relación con el bustismo, pudo armar un aparato considerable, esa municipalidad paralela de la que hablaba Scelzi, que ya colocó medio centenar de puestos de trabajo y que maneja subsidios y gestiones con la Cafesg, la CTM y otros organismos estatales. Nadie va a recordar la gestión legislativa de José Lauritto como un despliegue de brillantes iniciativas destinadas a sentar una nueva normativa republicana. Eso es seguro. Pero son centenares los que le agradecen una de las más de 220 becas que tramitó, una de las más de 170 pensiones que gestionó o algunos de los empleos que consiguió en el Hospital o en la Uader.
Con visión de futuro, Julio César Aldaz se plegó a esa naciente estructura y lanzó la fórmula Pato-Pato, con la que al fin se encaramó a la disputa por la hegemonía en el PJ. Por primera vez en muchos años -al menos desde la expectativa que provocó a fines de los 80 Hugo Domingo Baldoni, frustrada luego en la gestión- el scelzismo ve peligrar su rol de predominio de décadas. En conversaciones informales, Aldaz ya no oculta su enfrentamiento con Scelzi. «Yo no le tengo miedo a Carlitos», dice. «Es más, iría a una interna contra él. Lo que pasa es que él jamás pone la cara, manda al frente a otro».
Pero ahora las reglas de juego son distintas: con las elecciones abiertas y simultáneas inventadas por el bustismo, la pelea es por lista provincial completa. Antes podía haber muchos candidatos a intendente que compartieran el postulante a gobernador. De hecho, en las internas anteriores hubo ocho, pero seis de ellos iban con Busti encabezando la boleta.
Esa posibilidad ya no existe. Con la ley que impuso el oficialismo, la lista se arma de arriba hacia abajo. El que no arregló su lugarcito con Busti, queda afuera y debe optar por resignarse o dar una pelea desigual, compitiendo solito contra el aparato. Aún así, la posibilidad técnica está. El asunto es cuántos se animarán a dar esa pelea.

O me voy o me quedo

Días atrás, en una reunión de su grupo más cercano de colaboradores, el diputado nacional expresó su molestia con la imposibilidad de acordar los nombres legislativos del departamento. Y no dejó de marcar cómo imagina su rol de vicegobernador. Fue entonces cuando lo planteó: si se van a matar por un lugar, si no hay forma de encontrar acuerdos, entonces no vale la pena sentarse en esa fórmula, porque esa misma lógica va a impedir que se haga un trabajo razonable. Para eso, dijo el ex intendente, prefiero volver a la intendencia, empezar de nuevo e ir por todo.
El Miércoles consultó al diputado nacional José Lauritto acerca de la posibilidad de declinar la candidatura a vicegobernador. Ésta fue su respuesta:
«A nosotros nos ofrecieron la vicegobernación desde Paraná: decidimos que esa postulación sea de Uruguay y vaya mucho mas allá del nombre, y ése es el compromiso. En la búsqueda del consenso ante un cargo, al cual Uruguay no accede desde hace medio siglo desde el peronismo y 42 años desde el radicalismo, contribuimos estando dispuestos a que otros compañeros puedan libremente discutir la intendencia, la diputación provincial y la senaduría provincial. Si los egoísmos y mezquindades por una silla o un lugar son más importantes que el tan declamado posicionamiento de Uruguay, ¿para qué ser vicegobernador? ¿Sólo por una cuestión personal? No alcanza, ni sirve».

Urribarri: «Es imposible»

El candidato del Partido Justicialista, Sergio Urribarri, en diálogo con este semanario, minimizó la amenaza de Lauritto de abandonar la fórmula. Urribarri reconoció los conflictos internos, pero aseguró que están bajo control. «Es imposible que eso suceda», dijo en referencia a la posible declinación de Lauritto. Sobre el conflicto expresó: «Fue una cuestión interna de Uruguay, pero le aseguro que está solucionado. Hay fórmula Pato-Pato», cerró.

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