Ranno contó sobre el momento en el que los acusados pasaron por delante del hotel en el que trabaja luego de atacar a Fernando: “Se venían riendo, festejando entre ellos, todos. No pude distinguir lo que decían, pero todos se sentían partícipes de ese festejo”.
Sin embargo, luego agregó que pudo distinguir una frase en particular que le quedó resonando en la mente. “Le rompí toda la jeta, ¿viste?”, recordó que le dijo uno de los agresores a otro. “Venían muy exaltados, muy contentos. Contentísimos y felices. Uno de ellos dijo: ‘Le llené toda la jeta de sangre’”.
Tras la declaración de Ranno, es el turno del comisario mayor Lucio Ariel Pintos, jefe departamental de Pinamar, quien describe los momentos posteriores al crimen de Fernando.
Luego de anoticiarse sobre el fallecimiento de la víctima, el agente dijo que fue al boliche Le Brique, que se encontraba precitando a la espera de la llegada de la Policía Científica. “Pedimos las cámaras de seguridad y entonces se determinó hacia dónde se fugaron”, recordó. Poco después se entrevistó con Ranno, quien le indicó la ubicación de la vivienda hacia la que se dirigieron los sospechosos.
“Toco la puerta y me anuncio como policía. Al ver al cuarto o quinto me doy cuenta que eran los mismos [jóvenes] que habíamos visto por las cámaras. Entonces, se les imparte la voz de alto y los hacemos tirar al piso. Se aseguró el lugar y se dio aviso a la fiscalía”, relató.
Por su parte, Graciela Sosa, la madre de Fernando Báez Sosa, se refirió al compromiso con la causa manifestado por los testigos que declararon hasta el momento. En particular, habló sobre el abrazo que se dieron con Tomás Bidone, quien por voluntad propia se presentó a aportar información ante la Fiscalía. “Me pidió perdón [por no haber podido ayudar a Fernando], pero yo no tengo nada que perdonarle. Le agradezco muchísimo que haya venido a dar su testimonio. Le dije que fuera muy feliz”, contó. También le agradeció a Virginia Pérez, quien le practicó maniobras de RCP a su hijo tras el ataque.
“Sobrellevar cada audiencia es muy fuerte. Ayer cuando llegué a mi casa sentí que me odiaba a mí misma. Hay momento en los que estoy en el juicio y me siento re mal de ver esos videos y escuchar esos relatos”, expresó Graciela.
Por último, dijo respecto de la actitud de los agresores en la sala: “Como madre siento que no sienten culpabilidad. Unos los mira y siente que están en su mundo. No se puede creer, porque son chicos de la edad de Fer”.