DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER: UNA LARGA HISTORIA DE LUCHA
A pesar de que se conmemora una tragedia, el cruento asesinato de cientos de trabajadoras que reclamaban condiciones justas e igualdad de derechos, muchos siguen la costumbre del homenaje regalando flores y bombones. Esta banalización no sería tan grave si la larga lucha de las mujeres no estuviera jalonada por tantas injusticias e infortunios. Por tanto dolor. Ese es el sentido por el cual es conmemoración y reivindicación, no celebración. Eso lo tienen claro las mujeres que con una enorme potencia ´revolucionaria, toman todos los 8 de Marzo, con júbilo las calles.
En toda la historia de la humanidad, las mujeres han bregado por liberarse del sometimiento y la esclavitud. En plena revolución Francesa, Marie Gouze, exigió la equiparación jurídica y social y proclamó una declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana. Su osadía le costó la guillotina. Hubo también, en la época, hombres que pagaron con su vida la defensa de los derechos y la igualdad de la mujer, como Nicolás Condercet.
Luego, cuando Napoleón aseguró el nuevo orden revolucionario para la burguesía, marcando los límites a las clases populares, la condición jurídica y social de las mujeres se pautó, nuevamente, sobre las bases de la subordinación. El “código Napoleón” negaba a las mujeres la igualdad jurídica y retaceaba sus derechos de propiedad, de contratar y de disponer por sí mismas de sus vidas.
En nuestros pagos, Mariquita Sánchez fue una de las primeras insumisas al negarse al casamiento asignado por sus progenitores. Aún más importante por su inscripción colectiva fueron las mujeres que, invisibilizadas y silenciadas por la historia oficial, combatieron por nuestra independencia. María del Remedio del Valle, una liberta que peleó junto a las tropas de Belgrano, terminó en la miseria. Cuando el General Viamonte la vio mendigando, obtuvo para ella el título de “Madre de la patria” y una modesta pensión. Cuando la Oligarquía instaló el mito de una Patria blanca de inmigrantes, ese título de María, fue desaparecido de la historia oficial. Claro que mujeres como Juana Azurduy y “Macacha” Güemes, fueron baluartes en la guerra independentista.
Las hubo, también, pionera en el campo de la educación, como nuestra primera médica, Cecilia Grierson, fue ginecóloga y obstetra, postergando su deseo de ser cirujana, lo que lo mismo que enseñar en la facultad, era impedido para las mujeres, lo que la trasformó en una indómita feminista. La Doctora Petrona Eyle fundó la asociación de universitarias argentinas y la liga contra la trata de blancas. Julieta Lanteri, impulsora del partido feminista argentino y de la liga de las mujeres librepensadoras, logró la carta de ciudadanía y convertirse en 1911 en la primera mujer de toda Sudamérica en ejercer el derecho al voto. Alicia Moreau de Justo, militante socialista, creó en 1907, el comité pro-sufragio femenino y el primer congreso femenino internacional. Virginia Bolten, militante anarquista, fundadora de “La voz de la mujer”, proponía una sociedad sin Dios, ni patrón, ni marido”. La socialista Carolina Muzzilli luchó por los derechos laborales de las mujeres, al igual que la militante radical Elvira Rawson de Dellepiane.
Eva Perón fue, sin dudas, más en acto, en participación excepcional que en proclamas, un hito, un punto de inflexión en la historia de la lucha por la dignificación de las mujeres. El sufragio, los derechos políticos y sociales de las mujeres, fueron producto de su fuerte impulso. Hay sin dudas un antes y un después de la representación femenina, a partir de la vida y obra de “esa mujer”.
Y en este breve repaso, la experiencia más cercana de las Madres de Plaza de Mayo que enfrentaron con la fuerza ética de su dignidad y su coraje, a la más sanguinaria, cruel y despiadada Dictadura Cívico Militar que llevó a cabo el genocidio más siniestro de nuestra historia. Son ellas las que unen la lucha de las mujeres con el imperativo de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Desde los diversos movimientos feministas, desde el movimiento de “Ni una menos”, las mujeres continúan con una enorme fortaleza, peleando por sus reivindicaciones, contra el machismo y el sistema patriarcal que las somete, contra la violencia de género y el femicidio, por su derecho a la igualdad, por un mundo en el que sean “socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” (Rosa de Luxemburgo).
SILVIA: LA SOLIDARIDAD Y EL AMOR COMO RESISTENCIA
“Lazos en red” es una red de voluntarios para la prevención del suicidio. Lo creamos una veintena de personas preocupadas por el incremento de este síntoma social. Una de ellas, hoy pilar del grupo, es Silvia Fernández. Pionera de “Lazos en red”, venía de una historia de resiliencia y conmovedora superación personal cuando se sumó.
El voluntariado consiste en la articulación de un proyecto de contención a las personas en situación de riesgo de suicidio, de acuerdo a lo que cada voluntario pueda brindar, en tiempo y en actividad. Silvia dijo “yo sé tejer”. Así nació “Tejedoras de sueños”, un taller de tejido para las personas que transitan situaciones de soledad, depresión, angustia, o simplemente desean tener un espacio de pertenencia, contención y afecto. Nació en 2019 y ha sido una experiencia maravillosa, un verdadero espacio de amor, de una enorme potencia transformadora y terapéutica para decenas de mujeres que encuentran allí, no solo lazos de amistad, sino también un estímulo extraordinario para lograr repensarse desde la autoestima, la seguridad y la confianza en sí mismas. Pero Silvia, quien ha obtenido ayer un merecido reconocimiento, no solo coordina el taller, sino que bate sus alas presurosas cuando un alma herida necesita ayuda. Siempre dispuesta, generosa para escuchar, contener, acompañar el sufrimiento del otro. Siempre empática, amorosa, solidaria en el sostén de quien atraviesa penas e infortunios. Silvia Fernández es un modelo de mujer, un modelo de lucha desde el amor. En un mundo transido por la violencia, el odio y la destrucción, Silvia encarna con su enorme solidaridad una de las más eficaces y conmovedoras formas de resistencia. Un verdadero orgullo para nuestra ciudad. Un ejemplo a multiplicar para soñar con un mundo mejor.
BORDAR LA MEMORIA
“Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar” (Arroz con leche)
También marzo, decíamos, es el mes de la Memoria. En ese marco, una de las actividades que realizará la “Asociación de amigos de detenidos, desaparecidos y ex presos políticos de Concordia”, está la presentación de un libro muy interesante. Se trata de “Bordar”, de Graciela Vanzan. Es una docente, militante política y social nacida en Concordia, pero que ha desarrollado sus actividades en Bolívar. Desde el año 2005 habita “La grieta” y la Biblioteca pública “La chicharra”, desde la que fue parte del resguardo y estudio, de la promoción de la lectura, sobre todo de los jóvenes, de los libros prohibidos y censurados por la Dictadura, de aquellos libros “que muerden” pero no pudieron hacer desaparecer. En el año 2016 “fragilidad del cuerpo y fortaleza de la memoria”, comenzó a bordar. Un proceso de transformación radical donde el bordar fue re-significado. De pasividad y sometimiento como formas de fijación de los estereotipos femeninos impuestos por el patriarcado, Graciela logró a través de la vía de la actividad, el bordado como una forma del arte, del amor, de la militancia. Como un modo artístico y creativo de reconstruir su historia, personal y colectiva. De inscribir en la belleza de sus trabajos sobre distintos materiales la memoria a través de fragmentos literarios de nuestros más comprometidos y extraordinarios escritores y poetas, textos estéticamente estampados que recuperan de un modo preciso la memoria compartida. “Bordar” es un pequeño libro en el que confluyen el arte literario, del bordado y la escritura, para recuperar y conservar la memoria, compartida, un esfuerzo, amoroso y solidario para evitar la repetición de nuestros fracasos. La presentación del libro por su autora será el 17 de marzo a las 19 horas en lugar a confirmar. Memoria, verdad y justicia.
(*) Psicólogo. MP 243