“La UIA no le pidió a Scioli un ajuste”, dijo De Mendiguren en diálogo con FM Blue, y explicó que “cada política de ajuste” a la que se recurrió en Argentina para ordenar la economía “terminó en mayor desajuste”, afectando la recaudación, el salario, el consumo y el mercado.
Por eso, el dirigente industrial fue tajante en su concepto de que “por ningún motivo la UIA quiere que el péndulo de la economía argentina vuelva a los noventa”, y se inclinó por “rescatar, mantener y consolidar lo bueno” que se logró, corrigiendo “lo que hay que corregir”.
De Mendiguren asumió que “hay una polarización” de cara a los comicios presidenciales de octubre, y asumió que “hay una tendencia del FpV que mejora en las encuestas”.
De todos modos, como integrante del espacio político que conduce Sergio Massa, dijo que el equipo económico del Frente Renovador es el que “más garantiza que sea la valorización productiva la que rija el destino de la Argentina, y no la valorización financiera”.
Dirigentes industriales mantuvieron ayer un encuentro con el gobernador Scioli que, junto con el ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo, son los dos precandidatos a presidente por el FpV.
La reunión con Scioli se realizó en el marco de la agenda de encuentros que los dirigentes industriales mantienen con los precandidatos presidenciales de todos los espacios políticos para conocer sus propuestas y también que ellos conozcan las suyas.
En este contexto, la UIA planteó a Scioli la necesidad de “calentar la inversión”, sobre la base de que “la economía argentina tiene aún muchas necesidades insatisfechas”, y de ningún modo ni “enfriar la economía”, ni “bajar los salarios”.
“El salario es el motor del mercado y eso no se discute. Lo que si creemos es que es necesario un acuerdo económico social, entre trabajadores, empresarios y gobiernos, y que no sólo se discuta salario, sino también visión de largo plazo y cómo se compatibiliza inversión con redistribución”, consignó.
Dijo también que “la paritaria es uno de los instrumentos más importantes que Argentina logró consolidar en los últimos años”, pero que “el tema del impuesto a las Ganancias está desvirtuado desde que se sancionó la ley”.
Recordó que cuando salió la ley era para “gravar los altos sueldos gerenciales y directivos”, y no para “gravar el sueldo de un tornero, por ejemplo”, y que cuando la ley salió “abarcaba a 300.000 trabajadores con altos cargos gerenciales”, y hoy incluye “a 1,5 millones de personas”, en una “clara distorsión producto de la inflación”.
