De comedores escolares a escuelas comedores

“Hemos notado si un aumento en la cantidad de chicos de un tiempo a esta parte. Me parece que son los índices de pobreza que vienen aumentando aunque el gobierno no los quiera ver”, señaló Gustavo Mecca, secretario de Acción Social de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos –AGMER– Concordia.
La realidad marca que el comedor es un “fuerte contenedor” debido a la comida diaria que se proporciona. Muchas veces los alumnos “están esperando el recreo por la copa de leche o un pedazo de pan”. Al mediodía comen tanto los alumnos de la mañana como los de la tarde. Cuando llega esa hora, el chico “está esperando ese momento con mucha ansiedad”.
Las señales que transmite el estomago interfieren en el proceso de enseñanza–aprendizaje que se desarrolla en el aula. “Esto es como una fórmula matemática, como que uno más uno es dos. Sin el alimento diario, que en algunos chicos la única oportunidad de comer es la escuela, los conocimientos son imposibles de ser adquiridos”, indicó Mecca. “Biológicamente es imposible que el chico esté atento a la maestra”, agregó.
La necesidad de asistencia social, a diferencia de una percepción popular arraigada en la sociedad, no se circunscribe únicamente a los establecimientos alejados de los bulevares, tradicionalmente enclavadas en barriadas humildes. “Nosotros creíamos que esto sólo ocurría en escuelas periféricas pero hemos notado que en algunas escuelas secundarias no tan periféricas este tema también ha saltado”, señaló el secretario de Acción Social. En esos casos, desde la dirección de la escuela debieron separar parte del presupuesto de gastos corrientes para atender esos casos.
Agmer se ubica en la vereda de enfrente, en el terreno ideológico, del sistema que contempla la maquinaria asistencialista del gobierno, y su dispositivo escolar, el comedor. “El chico debería comer en la casa, con su padre, su madre o un tío o un abuelo. Es un lugar donde se imparte educación, la familia es la primera educadora; la escuela la segunda”, señaló Mecca.
No obstante, la paupérrima realidad de una ciudad que hasta hace pocos años se obstinaba en no descender de los primeros lugares de los rankings de pobreza y desocupación vapulea cualquier planteo de independencia económica familiar. “Estamos en Concordia, primera en los índices de desocupación en mucho tiempo a esta parte, y la escuela ha tenido que suplir eso. Hoy el sustento diario no está”, indicó le gremialista.
La directora de la escuela tiene dos tareas adicionales a las obligaciones pedagógicas tradicionales: economista y nutricionista. “Debe saber los que come los chicos, cuanto comen; manejar los cocineros. Tras que está sobrecargada tiene actividades para los que no fue preparada”, indicó.

Un almuerzo de $ 1,50

Una de las tareas habituales de una directora es visitar la Dirección de Comedores Escolares, una oficina más dentro de la burocrática Dirección Departamental de Escuelas. La responsable de Comedores es la ex concejal Irma Bergalio. En estos momentos, desde allí se debe coordinar la asistencia alimenticia de 15304 chicos en toda la ciudad, repartidos en las escuelas primarias estatales, privadas, instituciones especiales estatales y privadas, y los CDI municipales.
Las más de 15000 raciones cuestan $ 462.000 mensuales sin contar a los comedores comunitarios que también dependen de la dirección de Comedores. Éstos abren para atender a mujeres embarazadas, ancianos, discapacitados, niños menores de seis años.
El almuerzo que se sirve en las escuelas cuesta $ 1,50 por alumno. El monto por alumno varió por última vez durante la crisis del campo del año pasado. En ese momento estaba a $ 1,25. “Con $ 1,50, aunque te parezca mentira, en las escuelas que tienen una matrícula grande realmente rinde el dinero”, indicó Bergalio. Según detalló, en las escuelas se sirve: guiso, polenta a la pizza, albóndiga con arroz, salpicón de pollo, estofado de pollo con fideo o arroz, lenteja, milanesas, pastel de carne y hamburguesa.
También depende del equipamiento de la escuela. Uno o dos quemadores y ollas grandes no son suficientes. “Si tiene horno industrial y las bandejas suficientes puede hacer más variedad de menús”, explicó.
Además, los alumnos reciben el Refuerzo Alimentario Nacional –RAN– conocido comúnmente como Copa de Leche que consiste en un desayuno o merienda de $ 0,60 por chico.
Bergalio admitió que en algunas escuelas primarias que comparten el edificio con EGB 3 y polimodal se “ha notado la necesidad” de destinar más dinero al comedor. Se debe a los alumnos que egresan de la primaria y se incorporan al EGB 3. “Cuesta cortar cuando entran al 7°”, indicó. Por lo general, sólo los establecimientos primarios tienen comedor y las secundarias con jornada completa como la Agrotécnica.
Por lo general, en esos casos el director de primaria consulta a su par de EGB 3 para determinar quien tiene prioridad. “No es que se discrimina ni se elige: ‘vos comés, vos no comés’”, señaló la ex concejal.

Escuela testigo

Si hubiera pudiera establecerse una frontera imaginaria que delimite a los barrios que se levantan en los alrededores de la ciudad, se podría decir que a poca distancia del límite noroeste se encuentra la escuela N° 74 “JJ Valle”. Una fuente de la dirección que accedió al diálogo a condición de no revelar su cargo, manifestó que hay un crecimiento normal de la matrícula escolar año a año. “Se incrementa la familia y, entonces, se incrementa la matrícula de la escuela y la matrícula del comedor”, expresó.
No obstante, ahora la diferencia es que los alumnos que solían almorzar en sus hogares ahora lo hacen en el comedor escolar. “Había un porcentaje mínimo de chicos que no concurrían al comedor pero este año sí, por lo general concurren al comedor”, indicó.
La fuente aseguró que no tiene elementos como para afirmar si los alumnos, además del menú escolar, desayunan, meriendan o cenan en sus hogares. “Por ahí pensamos nosotros que como vienen los chicos a la escuela no es mucho lo que les pueden dar en las casas. A lo mejor si los fines de semana; en la semana el plato fuerte lo reciben en la escuela”, sostuvo.
El establecimiento cubra un área de la ciudad donde las carencias son el denominador común. “Estos son barrios con muchas necesidades de todo tipo”, dijo la fuente. Y coincidido con Mecca en cuanto a los obstáculos que enfrentan los docentes cuando enseñan a chicos con el estomago vacío. “A veces no ven la hora de bajar a tomar la leche. Llega cierta hora y ellos ya saben que tienen su taza de leche con el pan”, expresó.

Lo urgente tapa lo esencial

Stella Maris Rivero, ex secretaria general de Agmer Concordia y delegada de la escuela N° 34 “Esteban Echeverría” dijo que era lamentable que “suceden otras cuestiones y lo que importa discutir o tener en cuenta en los ámbitos donde se deciden las cosas quedan de lado: lo urgente tapa lo esencial”.
“Lo esencial es que es lo que se ha destruido, ha dejado de existir desde el momento en que los chicos de la mayoría de las familias ya no comen en sus mesas, su mamás ya no cocinan”, indicó.
Rivero recordó la campaña del Frenapo en 2001 cuando se planteaba un Seguro de Empleo y Formación de $ 380 para los desocupados y de $ 60 para cada hijo en edad escolar. El objetivo secundario era “juntar la familia para la superación de sus dificultades y ver como recuperan sus dignidad”. Pero el proyecto nunca se puso en práctica y fue reemplazado por los planes Jefes de Hogar de $ 150 que subsisten hasta la actualidad.
“Es necesario que nuestros gurises dejen de andar deambulando de las 10 de la mañana a las 11 por los comedores del barrio para que estén en la casa y ver a su madres como organizan el almuerzo”, expresó la docente. “Se ha dejado de nutrir tanto el cuerpo como el alma”, indicó.
El 90 % de los alumnos de la “Esteban Echeverría concurren al comedor. “En un grado que yo tengo de 20 alumnos, 18 van al comedor”, puntualizó Rivero. “Podés sacar conclusiones del nivel económico de su familia, los chicos en la casa no están”, agregó.
“Uno termina naturalizando y preocupando por ver como se mejora y se garantiza un servicio que en realidad deberíamos estar cuestionando que exista”, argumentó Rivero.
“Los gobiernos que nos han tocado vivir, mucho no siquiera se molestan en hablar de los proyectos porque no los tienen; se pasan discutiendo cuales son los lugares que van a ocupar en las listas. Así que imaginate si se van a poner a pensar que la familia pueda instituirse”, expresó la ex secretaria general. “Ni siquiera los docentes en las escuelas nos estamos planteando eso, lo vemos; nos preocupa pero siempre hay otra cuestión que no está ocupando el tiempo”, agregó.
Por último, Rivero no desconoció que la nutrición es prioritaria. Pero acentúo que se debería visualizar al comedor como una cuestión transitoria. “Habría que ponerse a trabajar para exigir a quienes deben el ver como se recupera ese espacio y ese momento que es fundamental para la relación fundamental de la familia”, indicó.

Entradas relacionadas