De Ángelis tiene razón

De Ángelis tiene razón. El modelo de país al que representa es de exclusión, no consolida la justicia social de nuestro pueblo, no afirma la independencia económica del país y no defiende la soberanía de la Nación. Ese modelo de país no respeta ni reconoce los Derechos Humanos. Su modelo de país concibió una escandalosa inequitativa distribución de la riqueza y de los instrumentos que la crean, dejando una mayor deuda social a la que recibieron en 2015, deuda que no se soluciona con el Fondo Monetario Internacional, organismo generador de una dependencia económica que incapacita la libertad de decisión fundamental para la conducción económica del país.

De Ángelis tiene razón. El modelo de país opuesto plantea una alternativa superadora al suyo (que es un sistema político excluyente). El modelo de país opuesto propone un sistema político distinto -participativo y de inclusión- que posibilite revertir la crisis de representatividad política y económica actual, crisis que a su vez está marcada por un escepticismo social, de apatía, desencanto y descreimiento. Todo un desafío.

De Ángelis tiene razón. Como expresa Almafuerte “A veces un gran destino está dormido, y viene el dolor y lo despierta”. El país tiene dos almas, una derrotada que está mirándose en su frustración y otra mirando hacia adelante -latente en el subsuelo de la patria- que está buscando en el mañana la esperanza de un modelo participativo donde el poder vuelva a representar los deseos comunitarios de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política.

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