«¡En que lío me metí!», arrancó entrador el líder de la Federación Agraria de Entre Ríos, aunque ayer el acto fue de los autoconvocados. Los organizadores invitaron a los titulares de las demás entidades, que no llegaron hasta Azul; si estuvieron en el km 300 de la ruta 3 (cortada y «con permiso municipal») productores de unas 60 localidades de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba, y entre ellos algunos delegados del interior. «Pero bueno -dijo enseguida De Angeli- sabemos cuando empezó todo esto, pero no cuando termina».
Amenizado con folclore, en medio de pancartas con consignas como «Kristina une al campo, gracias», muchas banderas argentinas y muestras de la chispa de los hombres del interior (unos afiches llamaban a fumigar «a la nueva plaga: la isoKa»), el encuentro de Azul marcó el punto de partida de una iniciativa federal «para defender la democracia de la buena, la participativa», según dijo De Angeli.
A Clarín, después del acto, De Angeli confió que una de las consignas «es estar unidos» porque «el Gobierno va a intentar dividirnos». ¿Cómo? «Con el desprestigio», respondió. El hombre que lideró el corte de Gualeguaychú con férrea determinación, en Azul fue recibido como un ídolo: apenas se lo distinguía al llegar, en medio de boinas y sombreros de paja, a medida que iba recibiendo cartas, palmadas y, de algunas señoras, estentóreos besos al paso. «Y pegue, y pegue Alfredo pegue», le gritaron al subir al acoplado cerealero.
Les pegó entonces, aunque sin nombrar a ninguno, a los gobernadores que «van por un cheque para obras públicas a cambio de su silencio». De la presidenta Cristina Fernández dijo que «está mal asesorada; no creo que mienta, pero no es el método subir las retenciones para que no se siembre soja, el método es hacer productivos otros sectores».
Al final, cerró su discurso con un consejo autóctono: reclamó estar alertas porque -dijo- «yacaré que se duerme, es cartera».