Algunos datos que sostienen el argumento de que es la soja la que se come al campo.
° De las poco más de 30 millones de hectáreas cultivables que hay en el país, 16 millones están ocupadas por la soja, o sea más de la mitad.
° El 95 % de ese poroto se exporta. En el país solo se ocupa el 2 % para el consumo humano y el 3 % para consumo animal. O sea, no integra nuestra dieta.
° En 10 años la soja desplazó a todos los demás cultivos. En 1997 se producían 7,1 millones de toneladas de girasol, ahora fueron solo 3,5 millones de Tn. ; en 1997 se cosecharon 1,7 millones de tn. de arroz el año pasado apenas se llegó a 1 millón. En el caso del trigo en 10 años perdió 1,5 millón de tn. igual o peor suerte le tocó al lino, a la avena y al centeno. Estos datos fueron aportados al ministerio de economía de la nación por la Secretaría de Agricultura.
Bien, ¿ y cual es el problema? Simple, todos los cereales y oleaginosas mencionadas, salvo la soja, forman parte de nuestra canasta alimentaria. Harina, pan, aceites (de maíz y girasol) ; ni hablar del Quaker producido con avena o el centeno o las hortalizas y las frutas que no están mencionadas a los efectos de no abrumar con números, nombres y cifras. La soja le ganó terreno a cada una de estas variables alimentarias. La pregunta entonces es, si en apenas 10 años la soja pasó de 11.1 millones de toneladas (1997) hasta 47.4 millones (2007) que pasará en los próximos 10 años si sigue este ritmo.
La pregunta entonces al primer problema, ¿debemos preocuparnos porque la soja no se lleve puesta a la argentina de los alimentos?
El otro interrogante, la inflación ¿ a que cree Ud. que se debe el aumento cada vez mayor de los alimentos?, en rigor el rubro que más hace disparar la inflación.
Un resultado obvio en una política de mercado es que, cuando hay abundancia hay mucha oferta y, por tanto, se vende barato. En cambio, si cada vez hay menos lo que hay es mucha demanda y poca oferta, por tanto, los precios aumentan. Si a esto se le suman excelentes precios internacionales, el problema queda expuesto.
A quien culpamos de que la soja nos pueda terminar dejando con pocos alimentos y de que estos sean cada vez menos y suban… ¡¡¡ al gobierno, por supuesto!!!! Siempre los gobiernos tienen la culpa de lo que nos pasa si no son capaces de prever y planificar,
Y entonces, aquí el otro tema del que siempre nos quejamos ¡¡ en la argentina no hay planificación!!!, se hace todo a los ponchazos, los que gobiernan son….
La mayoría de las veces, esa crítica es cierta, no esta vez, justo ahora, poco antes que nos comenzáramos a llamar SOJARGENTINA, el gobierno se dio por enterado y definió una política de retenciones diferente. Más retenciones para la soja menos para el resto. O sea, se dieron cuenta o no se como llamarlo y dijeron ¡no! hay que parar esto, digo, no se, partiendo de esta premisa de la falta de planificación.
Y ¿Qué pasó? catástrofe, por eso hablo de las paradojas. Todo mal, cortes de ruta, desabastecimiento, etc, etc. ¡¡una vez que el gobierno se decidía a planificar!! ¿lo decimos así? la respuesta es lo que vimos.
No hay vueltas, los argentinos somos un caso especial…este gobierno de CFK y el anterior de NK han cometido mil cosas reprochables (arreglan con los gordos y dejan afuera a la CTA, negocian con el Rey de la soja y dan la espalda a la Federación Agraria, de la minería se acordaron recién ahora, regalaron varios años más de concesiones petroleras y en vez de una nueva ley de radiodifusión le extendieron las concesiones a los grupos más concentrados del poder mediático), pero da la casualidad que, justo esta medida, iba en la dirección correcta. Las retenciones impiden que se dispare la inflación, cuida el ingreso de los que menos tienen, distribuye mejor, intenta impedir que la soja se lleve puesto al resto de cereales y oleaginosas y equilibra.
Por si faltara aclararlo, no es una medida de comunistas desaforados que comienzan con la soja y luego vienen por el resto, las retenciones se aplican en decenas de países capitalistas serios, tampoco es una medida que no merezca el apoyo de quienes quieren la reforma agraria, sin embargo, unos y otros se juntaron para reprobarla cortando rutas y desabasteciendo. ¿no parece loco esto? más loco aún es que cientos o miles de personas no solo no repudiaron el no tener qué comprar porque los negocios estaban desabastecidos culpa de los cortes o que en un país donde nuestros abuelos tanos o gallegos nos enseñaron que lo último que debemos hacer es tirar comida (en los piquetes se tiró leche, se dejaron podrir pollos, se pudrieron miles de kilos de frutas y verduras…), sino que salieron a las rutas o calles a apoyar que un grupo, minúsculo, gane más. O sea, no salir solidariamente para impedir que pierdan, no, salir y apoyar para que, en detrimento de todos (como vemos), ganen más. ¿no es re-loco esto?
Quizá esté de más decirlo, pero este país, no se está cayendo a pedazos como para que urgente salgamos a la calle a impedirlo, al contrario, viene creciendo (hace 5 años) en forma ininterrumpida y como nunca antes a una tasa del 9 % anual ; tampoco esta gente está pasando hambre, al contrario ganan y muy bien. Ya está dicho que el gobierno debe tener una política diferencial para pequeños y medianos productores para permitirles crecer más y que se capitalicen y recuperen todo lo que el menemismo les arrebató, pero ayudarlos es una cosa, distinta a hundirlos y no los está hundiendo, por eso es que no cabe tomar medidas desesperadas como desabastecer y cortar rutas.
En fin, se lo confieso, siento tener una catarata de argumentos para sostener que lo que pasó excede la racionalidad pero ¿sabe qué? siento que somos tan sanguíneos y bocones que, si tenemos una idea, una sola, no nos detenemos frente a ningún argumento, es más, salimos duros contra todos aquellos que no piensan igual que nosotros, calificamos injustamente, agresivamente y sin ninguna razón, no importa, si con eso logramos nuestro objetivo, total, después volvemos a la normalidad y hacemos como que no pasó nada. ¿porque así fue con la consigna de que se vayan todos, no?