¿Cuánto falta para que Macri reduzca el salario de los trabajadores ?

Se expresan como auténticos representantes de la ética altruista y comunitaria; pero en realidad lo que representan y aplican en política, es la que constituye la ideología del capitalismo salvaje, la verdadera filosofía social de los oligopolios: “el darwinismo social”, que defiende el privilegio de los más fuertes como requisito para el bien de toda la sociedad. Los nuevos pobres, los desempleados y los bajos salarios son el costo necesario para que cada día mejore las condiciones para competir, crear riquezas y bajar la inflación.

El brusco retorno de millones de argentinos a la pobreza, al desempleo y salarios raquíticos en solo nueve meses es una verdadera herejía. En nuestra ciudad, Concordia, los ingresos de la mayor parte de los obreros de nuestra economía puntual (los que tienen la suerte de tener empleo) ganan menos de ocho mil pesos, el más bajo de los últimos diez años.

La caída del salario real de estos trabajadores asciende a más de 15 puntos porcentuales desde que asumió este gobierno, debido al impacto de la devaluación. Además, el 70% de los trabajadores del citrus, arándanos y madera están sin registrar o les liquidan dos o tres días en la quincena, sin control alguno de quienes deben hacerlo. 

Esto ocurre en gran medida por la poca responsabilidad social de los empresarios que contrata o subcontrata en su actividad productiva,  al no controlar si los contratistas aportan a la seguridad social de los trabajadores. Esto es inseparable a la responsabilidad empresarial, porque esos trabajadores  que les aportan a estos empresarios riquezas con su labor diaria, nunca van a tener una jubilación y ni tienen obra social. 

Otra cuestión son los trabajadores informales, los que más están sufriendo la inflación, no sólo por estar fuera del salario de convenio y no tener posibilidad de renegociación, sino porque ya no consiguen changas. Es urgente la creación de un salario social para estos trabajadores. Ni hablar de la caída del poder adquisitivo de las AUH que dependen muchas familias de este ingreso y de la problemática sobre la pérdida de esta asignación en el contexto de la actividad de zafrero en nuestra región, cuestión que el municipio y la provincia no han podido resolver hasta ahora los alcances del decreto 592/16, que es muy común en los trabajadores de cosecha de arándano  que representa un 1,5 de personas por dicha movilidad.

Frente a esto el gobierno está pergeñando terminar con la negociación colectiva volviendo a los convenios por empresa. Quieren disminuir la intervención del Ministerio de Trabajo, aún para homologar acuerdos. Quieren sacar al derecho de trabajo (que es el más importante porque media entre el capital y el trabajo), de su fuero original, que son los Juzgados ordinarios y llevarlo al fuero Federal. Quieren terminar con la indemnización por despido y “suplirla” por un Fondo de desempleo individual. O sea que la cesantía se tornarían gratuitas. 

Desde hace tiempo medios y periodistas, los más propagandistas amarillos, hablan de “productividad” que en la idea neoliberal es sinónimo de reducción de salarios; de deprimir  el salario. Esto es lo que le piden a Macri los dueños de las herramientas del trabajo en la Argentina y de las futuras inversiones. Las palabras no son inocentes, máxime cuando son pronunciadas por un presidente y por colaboradores que diseñan las políticas a llevar a cabo. Lo ha dicho claramente Macri, la competitividad se logra vía devaluación y reducción del salario. 

Todos sabemos que la actitud de este gobierno tiene un profundo sentido ideológico, basado en los conceptos que consideran al salario como un costo más y no quieren regulaciones de ningún tipo que limiten la actividad privada. Quieren libre mercado y desregulación laboral. 

El iniciador del pensamiento liberal de economía política, Adam Smith, en el capítulo 8 del libro 1 de las “Riquezas de las naciones” dedicado al salario de los trabajadores, nos dice: “los trabajadores constituyen la parte con diferencia más abundante de cualquier gran sociedad política. Y lo que mejore la condición de la mayor parte nunca puede ser considerado un inconveniente para el conjunto. Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz, si la mayor parte de sus miembros es pobre y miserable”.

En general los liberales democráticos fueron transformadores humanísticos y éticos, marcando una tremenda diferencia con Macri, y todos sus colaboradores. Macri, Melconián, González Fraga, Cabrera, Prat Gay Cabrera,  no son liberales, son mucho peor, como lo describió el ex juez de la Corte, Zaffaroni. Vale recordar que Macri trato a los trabajadores de vagos e incumplidores.

La pregunta es cuanto falta para que Macri, pida a los trabajadores bajar los salarios con la amenaza de no conseguir inversiones. 

Lo que Macri diga y haga es lo de menos. Todos saben que  Macri no es desarrollo económico armonioso; Macri tiene la virtud de ser clarísimo porque hace lo opuesto a lo que dice, mientras que medios y periodistas socios se esfuerzan por darle credibilidad. Este gobierno no teniendo mayorías en el Congreso, fuerzas propias en los sindicatos y gobiernos provinciales, ha podido aplicar medidas de ajuste y transferencias de recursos tremendos y eso es responsabilidad de la oposición. 

Lo que interesa es que hará el peronismo. La oposición seria tanto en lo político, gremial, económico y social tienen la obligación de trasmitir las consecuencias que esto apareja, de oponerse a la destrucción de lo logrado en estos últimos años. Marcar claramente cuál es la posición frente a los derechos de la gente, de los trabajadores. Esa es la única forma de reconstruir al peronismo. Hay que mostrar a la gente cual es el camino.

Tiene que haber vocación opositora. Hoy lo que se observa en la oposición es un comportamiento que roza lo entusiasta y obediente. No deja de ser curioso, asimismo, que muchos de los dirigentes peronistas hoy alineados con la idea del Gobierno sean los mismos que en su momento respaldaron y fueron actores de las políticas llevadas a cabo en el gobierno anterior. Debemos desde el peronismo discutir como acompañar la “gobernabilidad” de un gobierno que claramente gobierna para los más poderosos,  con la premisa de alterar la matriz distributiva de ingresos entre trabajo y capital y hacia adentro de éste privilegiando al concentrado.

Perón decía, “la única verdad es la realidad”. Tautología que expresa que la realidad supera  a los hechos. En esta visión pragmática, hay una verdad: “Gobernante limitado políticamente, pero no estúpido” como lo definió Beatriz Sarlo al presidente. 

Entradas relacionadas