El Mercedes Benz importado que le encontaron escondido en un granero a Susana Giménez. Lo había ingresado al pais con certificado de discapacidad falso para no pagar el canon
Por Fosforito
Fue de nuevo noticia que los ricos roban. En esta oportunidad, algo chiquito como la energía eléctrica. La empresa que brinda el servicio de luz informó que identificó conexiones clandestinas, medidores adulterados y otras acciones ilícitas en barrios residenciales de Concordia como Pinar del Lago, Altos de Zorraquín, Chacras al Río, La Lomada, Barrancas del Donovan y Las Garzas. Otro episodio que se suma a varios anteriores, como los más de 100 medidores con fraude detectados en grandes consumidores de energía hace poco más de un año y por los que apenas -hasta ahora- dos empleados de la cooperativa eléctrica pagaron los platos.
No alcanza con tantos buenos y abundantes contadores para blanquear, eludir y evadir, no alcanza con esconder la tarasca y esperar que todo se desmorone para comprar bueno y barato, no alcanza con pagar sueldos que no alcanzan para vivir, no alcanza con remarcar hasta por las dudas, no alcanzan las prebendas políticas rosqueadas con la política que odian. No, no es suficiente y no vaya a ser cosa de perderse sacar provecho de ciertas “ventajitas” como robar la luz o realizar un “by pass” en la conexión de agua para esquivar el medidor y así llenar la pileta en verano, darse baños de inmersión en el hidromasaje, bañar el perro, el caballo y regar extensos y poblados jardines.
-Lo que pasa Fosforito es que si no nos dábamos de baja del subsidio no íbamos a poder comprar el dólar ahorro a precio oficial
Claro que también se encontraron fraudes y robos de energía en asentamientos y barrios populares.
Entonces, “la corrupción atraviesa capas sociales”; “Atorrantes hay en por todas partes”; “La ventajita y la viveza es patrimonio cultural del argentino”; “Somos todos chorros, del primero al último”
(La fatalidad lo explica fácil y cómodo)
Cosas por el estilo se escuchan y leen cuando la que queda culo al aire es la autopercibida gente de bien, la de apellido conocido, la acomodada, que vive en barrios exclusivos, que se junta en el club o en el bar, para señalar con el dedo lo que está bien y lo que está mal.
Para algunos tener mucho todavía es una garantía para asegurar la honradez, tener poco conlleva una mácula de sospecha. Por ejemplo, un pobre que entra en política lo hace solo para enriquecerse
-Pero Fosforito, nuestro candidato no tiene necesidad de robar, si es rico
Es curioso que todavía haya quienes crean y repitan esa zoncera, aunque tengo la leve sospecha que lo dicen sabiendo lo que dicen. Detrás de ese discurso que considera más honesto al más rico y más corrupto y corruptible al más pobre no hay desinformación o ignorancia, sino un poderoso relato de dominación de clase. Que los ricos roban menos es pura ideología.
En cambio, si estás en la otra punta, en la base barrosa de la pirámide social, si te tocó nacer casi sin opciones, en medio de la miseria, si el sistema ya te condenó antes de empezar el juego, entonces sos un parásito de la sociedad.
(Los condenados a vivir en la miseria no tienen más remedio que aprender a vivir rápido, porque si no, son leña para el carbón)
“Recuperemos la Cultura del trabajo” declaman los indignados por las vidas de esos pobres que coquetean con el delito o con la nada misma.
No quieren ver lo evidente: que hay personas que si salen a afanar es porque no pueden pensar como pensaban sus abuelos que vivieron aquella Argentina que con un solo laburo se vivía bien. Y para peor no consiguen laburo y el que consiguen les paga una moneda que hasta un esclavo consideraría indigno.
Y que al mismo tiempo ven por las pantallas todo ese mundo que se puede comprar si hay un dinero y se preguntan lo inevitable: “Yo nací sin nada, en el puto subsuelo de la vida, nunca voy a poder tener esas cosas…. ¿Por qué no?”
Los tribunales y las cárceles están llenas de esas personas
– Si mi vida no vale nada, Fosforito… ¿por qué la tuya me va a valer más?
-Supongo que será porque pago el monotributo, estimado
El valor de la persona por lo que la persona tiene, todos los demás -y todo lo demás- importan un pito.
Ningún sistema se sostiene si los de abajo viven humillados. Es imposible no seguir viviendo así en la permanente lucha de cada día, la de vivir y morir por unos pesos, en un asalto, por hacerse mala sangre, en un accidente contestando un mensaje impostergable, por culpa del cáncer, la soledad, el abandono, el desamor o la falta de amor.
Entonces, ¿es lo mismo la ventajita o el llano delito de los que casi no tienen opción respecto de los que tienen resuelta la vida en el aspecto económico? ¿Es lo mismo cuando la lucha de cada día es parar la olla, poner a funcionar el calefoncito a resistencia y la estufa eléctrica, el equipo de sonido o el tele, contando tres o cuatro lámparas, un cargador para el celular, y tal vez cuidar un familiar enfermo, a cuando no te faltan recursos? ¿Es lo mismo ese robo que el robo en el country?
Unos son criados de la necesidad y la pena.
Los segundos, educados en una avaricia que da vergüenza.
