Tal actitud, la de los crispados permanentes, es cuanto menos curiosa ya que, en su gran mayoría, esas personas no tienen un interés creado y actúan así sintiéndose cruzados, verdaderos ciudadanos honestos que, a diferencia de otros ciudadanos, no sucumben a la tentación de leer, escuchar o ver aquello que huela favorable al gobierno o mejor dicho, que escuchó que huele así, pues tampoco existe mucha preocupación por probar la verdad de esos dichos.
Esa es otra curiosidad. Mayoritariamente se quedan con la visión sesgada e interesada de los multimedios y/o periodistas de claro sesgo opositor que se sienten tocados e interpelados por la información que difunden esos supuestos “medios oficialistas”.
Una pálida prueba del poder medíatico cada vez menos hegemónico es que, en una oportunidad se acercó a este diario un conocido personaje de Concordia, “indignado” porque había visto en la grilla del canal local (2-6), que habían puesto el Canal 23 que, por supuesto era una porquería oficialista a los que obviamente y si fuera por él les negaría la posibilidad de expresarse. Esa misma persona acusaba al gobierno de atacar la libertad de prensa y ese, decía era un ejemplo. Aunque se niegue a creerme el relato, le aseguro que el divague y aunque he leído a Ray Bradbury no se me ocurriría.
Es que, muchos de esos medios y periodistas que no participan de la visión de Clarín, La Nación y Cia, se ocupan de ubicar un espejo frente a los opositores rabiosos que, en general la juegan de “progres”, produciendo el mismo efecto que ese espejo provocaba a la hermanastra de “La cenicienta”.
Esos medios y periodistas a su vez, se enfurecen con los autores de poner delante suyo ese espejo y la mayoría de las veces no se cuidan y lo trasuntan en sus notas, crónicas o comentarios. Aquí en Concordia también existen. Al resentimiento personal mal canalizado que llevan desde siempre en su mochila, le adosan “análisis políticos” muy caseros, muy intuitivos, con más imaginación que datos.
Gente de micrófono que reporteando a Jorge Busti se parecen a Ricky Fort reporteando a Menem (Carlos)
Tan brutal, tan incongruente es todo, que alientan en sus oyentes, la onda del resentimiento “buscapié” que es la cañita voladora sin caña, la que agarra para cualquier lado. O sea, 0 pensamiento crítico y reflexión y mucho odio mal canalizado.
Esa virulencia periodística, a su vez, explica, al menos en parte, porque, cuando uno escucha a sus oyentes… lectores, observa en ellos actitudes ofuscadas y hasta de odio. Desubica al más pintado ya que, son personas que dicen renegar del oficialismo porque es “autoritario, confrontativo” porque “crispa y está en contra del consenso” por “la soberbia”, etc., y terminan haciendo exactamente lo mismo que critican pero desde la otra punta, o sea, una incongruencia.
Como esa situación se viene repitiendo desde el conflicto con el sector más favorecido del campo, muchos de los que antes se limitaban a repetir y no tenían otra alternativa informativa, comenzaron a preguntarse…
¿ De dónde nos surge tanta virulencia?
Esa simple pregunta comenzó a hacerse más visible el día que falleció Nestor Kirchner pues vieron a millones de personas que lloraban su ausencia, manifestaban su dolor y aseguraban haber estado engañados. Ahí se produjo el primer clik ¿ no era que todo el país odiaba a NK ?.
El engaño al que contribuyeron los multimedios comenzó a quedar expuesto.
Fue como sí desde ese momento, muchos hubieran comenzado a prestar más atención a la información que recibían y repetían sin beneficio de inventario.
LOS QUE APRENDIERON A NO ENROSCARSE TAN FACILMENTE
En tanto, los que aprendieron a no enroscarse tan fácilmente terminan siendo los más beneficiados a la hora de saber, de conocer, de informarse. Esos ciudadanos y aunque no lo quieran, prenden la TV y la mayoría de los canales de aire y de cable pertenecen a los grupos hegemónicos, lo mismo ocurre en las radios y ni hablar de las opciones de lectura cuando esos ciudadanos se detienen en un puesto de diarios y revistas donde Clarín y Nación son los más expuestos.
Enterados de esas noticias y sin la negativa ciega a recorrer el espinel informativo “oficialista”, se enteran en CN23, 678, la TV pública, radio nacional o con Víctor Hugo Morales que, hasta ahora, el único caso en que la justicia federal no pudo resolver la identidad de dos personas apropiadas en tiempos de la dictadura militar, es de los hijos de la dueña de Clarín. Ya pasaron 10 años desde el primer intento y la justicia no puede. ¿puede alguien alegrarse por esta situación, fuera de la principal comprometida? … no lo crea, hay personas que sí se alegran de que la pulseada no la pueda ganar “el gobierno”, pues le achacan al gobierno y no a la verdad, esa pulseada. En otras palabras, para muchos, no se trata de una pulseada entre la verdad y el poder, sino entre dos poderes, Clarín y gobierno.
Escuchando, viendo o leyendo se enteran también que la empresa multinacional Techin le debería estar pagando al ANSES miles y miles de millones de pesos que le servirían a los jubilados y no lo hace… y entonces ¿ cómo yo, simple y pobre ciudadano, voy a estar a favor de Techin que es una empresa privada y no apoyando a la presidente de mi país que se anima a pedirles que repartan algo que no es de ellos… tan obvio. No es tan obvio, los lectores, oyentes, televidentes del pensamiento multimediático hegemónico, cree que el gobierno avasalla a Techin que, por otra parte se ha cansado de usar las arcas del Estado para crecer.
Quienes se animan a confrontar informaciones y opiniones ganan, ganan como ciudadanos y ganan como integrantes de un país que necesita de hombres y mujeres cada vez más informados y comprometidos.