Según consigna el diario UNO, en este último tiempo, las sirenas de los patrulleros de la Policía entrerriana se han convertido en un sonido habitual los sábados a la noche y domingos a la madrugada.
A las 2 comienzan a salir los primeros jóvenes a disfrutar de la noche, en busca de un refugio del frío y a esperar la apertura de los boliches. Otros hacen frente a las bajas temperaturas y en sus autos o camionetas de todos los modelos y marcas se estacionan en la zona del Puerto Nuevo. El cuarteto, la cumbia, el rock, el pop y la marcha marcan el pulso de la noche, y desde los baúles emergen las botellas de cerveza y las cajas de vino. Cerca de las 3 ya empieza el desfile de vehículos hacia los boliches, mientras que los bares y las zonas turísticas comienzan a quedar desoladas. Como viene ocurriendo desde hace semanas, y a pesar de los intensos operativos policiales y municipales, varias personas resultaron heridas en peleas entre jóvenes y mayores que comienzan en el interior de locales y finalizan en la vía pública.
El hecho de mayor gravedad ocurrido ayer fue a las 6.45, cuando personal policial halló a un joven del barrio El Morro brutalmente golpeado en la bajada de Güemes. El chico de entre 18 y 20 años, manaba sangre del cuello y de distintas partes del cuerpo. La Policía lo trasladó al hospital San Martín, de donde se fugó sin dar mayores precisiones. La investigación sobre este caso arrojó que el adolescente habría sido atacado por otro grupo de jóvenes del barrio Maccarone. Al parecer, el herido habría tenido viejos inconvenientes con sus agresores que se agravaron en el interior de un local nocturno y llegaron a su punto cúlmine en la bajada frente a la sede del Club Ministerio. Sin embargo, este no fue el único problema ocurrido en la zona, ya que minutos antes en calle De la Torre y Vera un joven de 23 años, junto a un hombre de 37 que había sido retirado por personal de seguridad privada de un boliche de la zona alta de la Costanera, se enfrentaron con personal policial y el más joven terminó herido de un disparo de posta de goma en la pierna efectuado la Policía. El herido fue trasladado al hospital San Martín, donde luego de recibir las primeras curaciones se fue del nosocomio para volver cerca de las 8.30, cuando los médicos evaluaban operarlo.
Denuncias y más denuncias
La noche para los efectivos de la comisaría octava no es para nada tranquila. Ayer, en 15 minutos recibieron cuatro denuncias por agresiones. La primera a las 4.30, cuando un joven de 19 años fue sometido a una brutal paliza porque supuestamente habría manoseado a una joven que se hallaba con un grupo de amigos en un boliche de calle Liniers. Al mismo tiempo, una joven de 18 años, supuestamente embarazada, denunciaba que había sido golpeada por otra joven que le había propinado patadas en la panza en cercanías de la Costanera Nueva. A las 4.40 el propietario de un boliche ubicado en San Juan al final denunció que desconocidos rompieron la puerta de acceso al local y algunos vidrios del frente. Para completar la lista de denuncias, a las 4.45 dos empleados de un boliche de calle Liniers denunciaron lesiones cotra su persona.
Prevención
Con el único fin de frenar la violencia que tantas veces reina a la salida de los boliches y marcó a la sociedad con hechos violentos, la Policía asegura continuar con los controles nocturnos, ya que estos han dejado resultados positivos en los últimos meses.
La necesidad planteada por la Policía de mantener los controles y reforzarlos en toda la ciudad con personal del Cuerpo de Operaciones Especiales (COE), Grupo de Infantería Adiestrado (GIA) y Comando Radioeléctrico parecen no dar abasto.
Los viernes, sábados y domingos son los días en los que se intensifican los controles, para los cuales se designa personal para recorrer las calles del centro y de otros sectores donde se encuentran ubicados los boliches y demás lugares que han sido el eje de peleas que desencadenaron, en muy pocos casos, en la muerte de personas. El consumo desmedido y la venta indiscriminada de alcohol a los menores y mayores es otra de las cuestiones que tienen en cuenta los oficiales a cargo de los operativos cada fin de semana. En muchos casos hasta se ha decomisado alcohol a menores que acostumbran reunirse en la zona del Puerto Nuevo, Costanera Nueva y otros sectores de la ciudad como plazas, generalmente antes de concurrir a algún local bailable.
Vecinos preocupados
Los vecinos ya no saben qué hacer. Acostumbrados a pasar las noches en vela con “el corazón en la boca”, dicen que las madrugadas son las “más jodidas”. Cuentan que por la mañana encuentran un verdadero cementerio de botellas, vasos, papeles, latas, restos de comida y hasta profilácticos usados y frascos de pastillas tranquilizantes. Uno de ellos debió levantar un alambrado en la entrada de su vivienda porque a la salida de los boliches parejas de enamorados utilizaban su patio para dar rienda suelta al amor.