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Crece el misterio del avión ruso que explotó

La comisión que investiga el accidente del avión ruso en Egipto aseguró que no se puede descartar ninguna hipótesis sobre la causa del suceso que se cobró la vida de 224 personas. Entretanto, el gobierno británico confirmó que un vuelo de la aerolínea Thomson Airways, con 189 pasajeros a bordo y destinado al enclave turístico de Sharm el Sheij –desde donde partió el avión siniestrado–, eludió el pasado agosto un misil supuestamente del Ejército egipcio.

El presidente de la junta investigadora, Aiman al Muqadem, reconoció en una rueda de prensa en El Cairo que todavía no llegaron a ninguna conclusión, saliendo al paso de los crecientes temores de que la catástrofe aérea ocurrida hace una semana se debió a la explosión de una bomba. “Se escuchó en el último segundo (de la grabación registrada en las cajas negras) un sonido que requiere de un análisis espectral (con un espectroscopio) para identificar su naturaleza”, indicó el líder de la comisión, quien reconoció que “todos los escenarios están sobre la mesa” al referirse sobre las posibles causas del siniestro.

Al Muqadem insistió, en la línea del discurso de las autoridades egipcias, en que “los datos preliminares no permiten aún determinar el motivo de la desintegración” del Airbus de la compañía rusa MetroJet, que se estrelló a bordo en la península del Sinaí. “La grabación de las cajas negras se detuvo a 23 minutos después del despegue, cuando el avión se encontraba a 30.088 pies de altura (9171 metros)”, precisó, al tiempo que pidió cautela. “Estamos aún en la fase de recolección de datos e informaciones. Los restos del avión fueron llevados a un lugar seguro en El Cairo para ser examinados por los expertos”, dijo.

Además de 29 especialistas egipcios, en las investigaciones participan siete rusos, seis franceses, dos alemanes y tres irlandeses. A la comisión se sumaron diez consejeros técnicos de Airbus y uno de la Evaluación Internacional de Seguridad en materia de Aviación (IASA). También explicó que los restos se esparcieron a lo largo de 13 kilómetros, lo que, según el experto, concuerda con la hipótesis de que el aparato se desintegró en pleno vuelo.

Al Muqadem ofreció esta rueda de prensa en medio de las crecientes sospechas del Reino Unido y de Estados Unidos de que el siniestro sufrido hace una semana por el avión ruso fue causado por la explosión de una bomba. Si bien aún se desconocen las causas del siniestro, una filial egipcia del grupo jihadista Estado Islámico (EI), que opera precisamente en esa región egipcia, aseguró que había sido un atentado y reivindicó su autoría, algo que no pudo ser confirmado.

En tanto, la Inteligencia británica confirmó el viernes que era probable que una bomba hubiera sido colocada en la bodega del avión, mientras que uno de los investigadores dijo a la televisión pública francesa France 2 que el ruido de una explosión se escucha claramente en las cajas negras. Un escenario sugiere que no fue una bomba, sino un explosivo no tradicional, como una garrafa de gas. Esta posibilidad fue sostenida por el sitio Security Middle East, que citó a un ex oficial de los servicios secretos británicos, James Abernethy.

Horas antes, el canciller egipcio, Sameh Shukri, criticó la falta de cooperación de los países del viejo continente en las investigaciones. “Algunos países europeos no proporcionaron a Egipto la cooperación necesaria solicitada para afrontar la lucha contra el terrorismo”, deploró.

Entretanto, la evacuación de británicos y rusos continuó ayer en el aeropuerto de Sharm el Sheij, donde se volvieron a registrar grandes aglomeraciones de pasajeros en medio de imponentes medidas de seguridad, tras la anulación o retraso de algunos vuelos de parte de las compañías.

Según datos de la Oficina de Turismo rusa, más de 1200 turistas regresaron a Rusia desde la suspensión de los vuelos de pasajeros a Egipto, que es el segundo destino extranjero preferido por los ciudadanos de ese país después de Turquía.

Por otro lado, de acuerdo a lo publicado por el periódico The Daily Mail, el pasado 23 de agosto un avión de bandera británica que había partido del aeropuerto londinense de Stansted, vio venir un misil y lo esquivó por apenas 300 metros. El Ministerio británico de Transporte confirmó el incidente del misil y explicó que, tras ser investigado, se concluyó que no había sido “un ataque dirigido” sino un ejercicio rutinario del Ejército egipcio, por lo que no había riesgo para otros vuelos.

El diario británico relata que el piloto viró a la izquierda para eludir el misil pero no se informó a los pasajeros del suceso, que también fue presenciado por el piloto de otro avión de Thomson que se dirigía igualmente a Sharm el Sheij, donde ambos aparatos aterrizaron. Un portavoz de la aerolínea confirmó al rotativo que la tripulación de su vuelo TOM476 informó efectivamente del suceso el 23 de agosto y éste se lo comunicó al Ministerio de Transporte, el cual investigó y concluyó que no había riesgo.

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