La canción en castellano ganó un espacio y un crecimiento impresionante, como una refundación.
Mercedes Sosa volvió al país desde su exilio en Europa después de estar varios años perseguida y prohibida en argentina.
Volvía la Negra y lo festejó con una serie de varios conciertos en el teatro Opera de la calle Corrientes de Buenos Aires.
Todo el mundo fue a alguno de esos conciertos míticos, para darle la bienvenida a Mercedes, a la paz y a la democracia.
Yo era muy chiquito y viajé en coche con mis padres y mi hermana mayor desde Concordia a buenos aires casi 600 km , para ir a escuchar a la Negra Sosa en el Opera. Mis viejos querían que seamos parte de aquel festejo.
Tengo imágenes difusas de ese concierto pero jamás voy a olvidar cuando invitó al escenario a Charly García. Mi ídolo salió todo de negro y con una camiseta de The Police. Lo tengo grabado en mi retina. No lo olvidaré jamás.
De esa serie de conciertos se editó un disco maravilloso que luego me acompañó durante muchos años. Sonaba y sonaba en mi casa. En ese disco escuché por primera vez canciones como “sueño con serpientes” , “cuando ya me empiece a quedar sólo” , “los mareados” , “gracias a la vida” , “volver a los 17″ y un montón de obras maestras de la canción latinoamericana.
Muchísimos años después, 96 o 97( estoy recurriendo sólo a mi memoria) , yo trabajaba en el estudio de Javier Calamaro en la calle Nicaragua, en Palremo Viejo, producíamos en ese entonces un disco que se llamó Pampa del Indio , empujado por la Fundación Artistas Solidarios para beneficiar a comunidades indígenas olvidadas del norte argentino.
Una de las tantas estrellas invitadas era Mercedes.
Trabajamos duro con Javier en una canción de Heredia creo. La hicimos en versión candombe, criolla, acústica y arrabalera . Toqué unas guitarras de nylon. punteadas al estilo de Zitarrosa que en ese momento nos tenía fascinados.
Cuando tuvimos terminada la base del track, con cuerda de tambores y un bajo magistral tocado por el Beto Satragni , Javier citó a Mercedes para que viniera a grabar su voz sobre lo que habíamos hecho nosotros.
Ella llegó callada y con el paso lento. Alguien le pasó una hoja con letras grandes donde estaba la canción escrita.
Se sentó en la cabina. Nos trataba de queridos.
Su micrófono estaba abierto, encendido, nosotros del otro lado del cristal, expectantes, escuchábamos los roces de la negra acomodándose para empezar… Sonó la introducción… y en el momento en que Mercedes empezó a cantar, el mundo entero se paró … El ambiente entró en una dimensión imposible de describir. Llenó cada rincón del suelo y el techo, cada lugar debajo de los muebles, del parquet de roble, cada una de nuestras fibras , cada corazón de nosotros… de una magia inconmensurable.
Jamás olvidaré aquella sensación. Esa mezcla de presente, pasado y futuro que viví en un mismo instante. Esa mezcla de recuerdos del 82, del chiquito en la platea del Opera. Hasta que lloré disimuladamente…
Terminó la canción. Say no more…
Muchas veces me preguntaron con quien soñaba, quien quería yo que me grabara una canción. Siempre dije que Mercedes Sosa.
Un sueño más que no cumpliré.
Pero cuando sea viejo y tenga a mis nietos sobre mis piernas les contaré que una vez, en lo que antes se llamaba Palermo Viejo y ahora Hollywood. Hace mucho, mucho tiempo atrás, en una casa verde vieja que era un estudio de grabación y ahora un Restoran patético más… en ese lugar escuché a dos metros de mi corazón …a una Cantora, a alguien que se llamaba Mercedes Sosa.
Que Dios la tenga en la gloria.