En Paraná, la capital entrerriana, la marcha partió desde Plaza 1º de Mayo y fue acompañada por «bocinazos» de vehículos que se sumaron a la movilización. Los manifestantes llegaron hasta Casa de Gobierno, donde entonaron el Himno Nacional y reclamaron contra la cuarentena y otras medidas. Lo mismo se replicó sobre la costa del río Uruguay en Concordia, Colón, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú.
Aquel día los ejes de la protesta fueron los mismos: libertades individuales, poder trabajar sin restricciones, la libre circulación, el aumento a jubilados, que la justicia actúe y la división de poderes, que dejen de atacar al campo, que el Congreso vuelva a tener sesiones presenciales, que la Argentina sea el país próspero que debería ser y no la cloaca decadente en que la transformó el kirchnerismo, y, sobre todo, que se abandone la “cuarentena boba” y “más larga del mundo”.
En algunas ciudades entrerrianas, las actitudes de estos sectores “anticuarentena” fueron avaladas -por acción u omisión- por las autoridades gobernantes. Tal es el caso del intendente Adán Bahl en Paraná, cuyos funcionarios demuestran poca voluntad para hacer cumplir las medidas preventivas y es evidente el relajo que existe en la capital de la provincia que tiene los peores indicadores, con trasmisión del virus por conglomerado, pero a pasos de convertirse en comunitaria; por lo que debería procurar que su población esté a mayor resguardo. Lo mismo ocurrió con otras localidades en el departamento de Federación donde el discurso anticuarentena bajó expresamente desde las autoridades, tal los casos de Santa Ana, Villa del Rosario y Chajarí
Tras 14 días exactos –entre 2 y 14 días es el tiempo en que estiman puede manifestarse el virus- el único dato objetivo es que Entre Ríos casi duplicó los casos positivos de coronavirus -375 al 9 de julio contra 692 el 23 de julio- y se registraron en el mismo lapso las primeras 6 muertes en la provincia a causa de la pandemia.