Los terrenos están ubicados cerca del camino a La Criolla y la ex-ruta 14. Constan de unas 15 hectáreas cada uno. El plazo de concesión, para Larocca, es exagerado. “Entregar por 30 años sin tiene ningún tipo de contraprestación al municipio me parece algo excesivo. Es obtener una tierra prácticamente gratis. En 30 años pueden hacer una forestación, cortarla y tener el rebrote”.
Además, para el edil, la concesión “daría derechos a cualquier concordiense que presente un proyecto a reclamar una fracción de tierra en esa zona, que es de mucho valor económico”. Larocca agregó que, en caso que la comuna se incline por ceder tierras a particulares, “habría que llamar a concurso de proyectos”.
“Acá el municipio está resolviendo cuestiones políticas y no lo que realmente debe plantearse que es que queremos para esas tierras”, añadió.
Textos calcados
Ambos proyectos fueron denominados “Proyecto Productivo, Recreativo, Turístico y Ecológicos”. Lo llamativo es que las carillas, que están escritas a computadora, tienen exactamente el mismo tipo de letra, el diseño de carátula es similar y los textos, excepto algunas oraciones, y subtítulos son casi idénticos. La única diferencia son los firmantes; por un lado está Luis María Mattiasi, quien sería un empleado municipal, por el otro, Elvio Ramón Segovia, un criador de animales que vive detrás de las vías del ferrocarril, cerca del río.
“Incluso con los mismos errores ortográficos. Evidentemente hay alguien que por atrás los ha asesorado”, indicó el edil. Por otra parte, consignó que los beneficiarios no ofrecen ninguna garantía o de solvencia económica que “dé alguna seguridad al municipio que este emprendimiento se va a a llevar a cabo”.
Ambos proyectos apuntan a una “granja primaria” que incluye: vacas lecheras, avicultura, conejos, caballos, ovejas, liebres, etc. “Se realizará recorridas asesoradas por un encargado, idóneo en la materia, el cual les explicará a los visitantes cada una de las características de los animales, su ciclo de reproducción, etc. Esto producirá en el visitante una alternativa de paseo seria y que dejará a sus hijos, nietos, una visión distinta de la vida en el campo”, explican los textos.
Larocca objetó la presencia de animales en la granja. “En principio se estaría violando la ordenanza Nº 31.877, del año 2000, la cual prohibe todo lo que es exhibición de animales que estén en cautiverio o animales salvajes”, expresó.
También se proyecta la construcción de una granja “primaria vegetal”. El proyecto incluye cabañas, cercos, corrales, jaulas de descanso, corrales, viveros, parrillas, estructura de materiales para la administración, depósito de los materiales, red de alimentación de agua, etc.
En ambos escritos se manifiesta la inactividad que presentan los terrenos en la actualidad. “El mismo se encuentra totalmente abandonado y en él no se practica ningún tipo de actividad, por lo que el desarrollo de nuestro proyecto traería para la zona un desarrollo laboral y económico para la zona”.
En ambos decretos de concesión, el Ejecutivo establece que la concesión de 30 años (con opción a cinco más), “se encuentra condicionada al estricto cumplimiento del proyecto adjunto, y su contravención, traerá aparejada la caducidad de la misma, sin derecho a reclamo o indemnización alguno”.
Si la gestión que viene decide rescindir el convenio, se van a encontrar con inconvenientes, consignó el radical. “El hecho por ahí que tenga algunas vacas, algunas ovejas y un galpón da para discutir si la granja está construida o no. El proyecto en ese aspecto es bastante desprolijo”. En caso que el municipio rescinda sin que haya parametros claros de incumplimiento establecidos en el convenio, puede otorgarle derechos a los beneficiarios a reclamar un resarcimiento económico por daños y perjuicios.
Una cesión frustrada
Matiassi, en la anterior gestión de Cresto (95-99), fue beneficiado con otro terreno ubicado en la intersección de Avenida Mons. Rösch y acceso a Salto Grande. El 2 de diciembre del 99, por ordenanza firmada por el presidente del Concejo en aquel entonces Héctor Strassera, se le cedió 9 has. por diez años con una opción a cinco más. Los terrenos cedidos a Mattiasi fueron parte de un paquete de 84 has. que fueron repartidos de la siguiente manera: 56 has. para la cría de capibaras, 7 para Piscicultura y 1 para la Asociación Binacional Cristiana de Jovenes de Salto Grande.
Pero el 25 de enero de 2000, a poco de asumir Hernán Orduna, vetó la ordenanza y el Concejo Deliberante ratificó el veto. En los fundamentos se argumentaba que “dicha área se encuentra ubicada dentro del desarrollo turístico termal de la ciudad. Por lo tanto es de imperiosa necesidad de que el municipio cuente con el manejo de la totalidad de las tierras para su mejor aprovechamiento ya sea turístico y/o recreativo el cual será consensuado con las distintas direcciones”.