Control de precios, planificar la economía, nacionalizar los depósitos bancarios… ¿De que estamos hablando?

Inflación acelerada con el claro destino de impactar en el resultado electoral de noviembre, desnudando la complicidad de esta dirigencia empresaria, con una divisa política, a la que financian, responsable de haber puesto nuestra economía en el borde del precipicio donde estamos haciendo equilibrio. 

“USTEDES NO TIENEN DERECHO A CONGELARNOS LOS PRECIOS” (SIC) (respuesta de la cúpula empresarial al gobierno)

Escuchar a los protagonistas de la desorbitada escalada de precios de los alimentos, hablar de ‘derechos’ calificando como una agresión a ellos, las acciones gubernamentales destinadas a poner freno a su asalto al bolsillo de los consumidores, hace hervir la sangre de quienes han seguido la historia de estos mercaderes de la miseria en las últimas décadas. Han sido usufructuarios y beneficiarios de todas las moratorias y los diferimientos impositivos, licuación de pasivos, conversión de sus deudas en dólares a pesos, transferencias de bienes públicos a sus peculios privados, y mucho más. Muchos de ellos han fundado sus patrimonios en medidas arbitrarias tomadas durante escenarios de interrupción de procesos democráticos, y ahora se permiten señalar que un gobierno democráticamente elegido no ‘tiene derecho’ a ponerle freno a su apetito económico desenfrenado, para proteger a consumidores, que son víctimas de sus manipulaciones, planificadas para reinstalar la divisa política que les garantiza privilegios exasperantes e impunidad.

Los medios de desinformación púbica unifican sus discursos en defensa de la ‘libertad económica’ presuntamente coartada por las autoridades nacionales. Ellos saben de que están hablando, pero lo ocultan porque sus mandantes les dan expresas instrucciones para agitar los fantasmas del ‘estatismo’, ‘intervencionismo’, e incluso del fantasma, hoy anacrónico, del ‘comunismo’ porque saben que esta estrategia siempre paga en un país con una clase M, tan ignorante como prejuiciosa, que reacciona histéricamente cuando las escucha. Lo de Vicentín es solo una muestra. Una banda mafiosa robó a los argentinos más de mil millones de dólares y cuando A. Fernández intentó frenar el mega desfalco, la manada, azuzada arteramente por Clarín, La Nación y TN, salió a las calles, embanderada, para frenar lo que ellos consideraban un atropello a la libre empresa, cuando en realidad que estaban defendiendo a estafadores seriales.  Es muy probable que ninguno de los que ‘eran Vicentín’ se den cuenta de lo que avalaron y permitieron, entre otras razones porque sus conductas no se rigen ni por la razón ni la información sino por prejuicios cuidadosamente cultivados por los ‘formadores de opinión’ de nuestro país

PLANIFICAR LA ECONOMÍA ES ¿COMUNISTA?

El primero de estos prejuicios se apoya en esta maliciosa frase. La realidad es que la economía SIEMPRE ES PLANIFICADA. Nunca es espontánea. El libre mercado no existe, ni siquiera existió en los albores de la era industrial. Incluso el fundador de la doctrina, A. Smith, advertía, que, si la oferta de los mercados se concentraba en pocas manos, el fracaso del sistema era inevitable.

La planificación de la economía reconoce solo tres escenarios posibles: o la planifica el Estado, la opción de mínima es poner límites a los precios de los productos, la opción de máxima es regular todos los pasos de los procesos productivos y de comercialización. O la planifican los dueños de los medios económicos concentrados, disponiendo subas de precios al infinito, aumentando sus ganancias exponencialmente, a costa de la creciente miseria de los consumidores, que es lo que ocurre en nuestro país.  Con el agravante local, que las ganancias que obtienen estos grandes actores, léase Pérez Companc, Blaquier y Pagani, como sus máximos referentes, las fugan del país a paraísos fiscales, apropiándose del ahorro nacional y esterilizándolo, provocando de paso recurrentes devaluaciones de nuestra moneda que es el instrumento que utilizan para provocar la caída de los salarios reales y disminuir sus costos.

Cuando la economía la ‘planifican’ los grandes actores económicos que controlan oligopólicamente ‘el mercado’ y los precios, nos va mal a todos. Cuando la economía la planifica el Estado, le va mejor a los consumidores. Esta es una verdad de Perogrullo, pero que es escrupulosamente ocultada en los medios de desinformación masiva por obvias razones.

LA OTRA GRAN AMENAZA: NACIONALIZAR LOS DEPÓSITOS BANCARIOS.

Esta es la otra acción económica que se constituye en la pesadilla más temida por quienes ignoran de que se trata esta decisión económica. En un país en que con un ‘corralito’ financiero, expropiaron los dólares atesorados por ahorristas para transferírselos a los actores de la ‘economía concentrada’ para que licuaran sus pasivos financieros en el exterior, la mayoría auto préstamos. Cuando hablan de la ‘nacionalización de los depósitos’ inmediatamente, los no advertidos piensan en una nueva expropiación de sus ahorros resguardados en el sistema financiero. Sin embargo, nada es más lejano a la realidad que este prejuicio,

Nacionalizar los depósitos no es expropiarle los ahorros a nadie, se trata de administrar el destino de los fondos recibidos por el sistema financiero para evitar que se constituyan en una masa crítica especulativa destinada a la fuga o a la usura, y que por el contrario se destine a aquellas acciones económicas que promuevan el crecimiento de la economía local.

O sea, hablando en criollo, nacionalizar los depósitos significa que quienes deciden en que se aplicaran los ahorros nacionales, no son los especuladores financieros sino las autoridades económicas, orientando esa masa crítica de capital a la solución de los problemas reales de la economía nacional.  Por supuesto que poner freno a los especuladores financieros es una acción de soberanía política que pone los pelos de punta de quienes a lo largo de nuestra historia se han enriquecido con el manejo especulativo de los ahorros de la gente. Con esta medida, como ocurrió durante los años en que Juan D. Perón fue presidente, que la dispuso y sostuvo hasta ser derrocado por la revolución oligárquica de 1955, los ahorros eran de la gente que los constituía en las instituciones bancarias, pero los bancos solo podían afectarlos a aquellos destino que coincidían con el interés de todos,  a saber, financiamiento de empresas nacionales, planes de vivienda y otras iniciativas que hacían crecer el país.

Pero la malicia de los medios de desinformación pública es tal que a este gesto de soberanía económica lo siguen llamando de esta forma: ‘nacionalizar los depósitos’ que hoy con la historia transcurrida queda fuera de contexto, para que la gente imagine un escenario confiscatorio de sus ahorros privados.  La frase correcta podría ser, solo a modo de ejemplo: ‘orientación productiva, no especulativa del ahorro privado nacional’ Pero en un país, donde personajes como Alfonso Prat Gay, en lugar de estar presos por el enorme y deliberado daño que han ocasionado a la economía nacional, siguen pontificando mentiras desde lo medios de desinformación pública, esto no es posible.

REFLEXIONES FINALES

Por supuesto que el gobierno, democráticamente elegido, ‘tiene derecho’ a intervenir la economía, los precios, y el ahorro nacional. Más aún, no solo tiene derecho sino la obligación histórica de hacerlo. Las disposiciones económicas que está adoptando el gobierno deben ser confirmadas e instaladas, no como disposiciones coyunturales frente a un escenario electoral, deben ser ratificadas como estrategia permanente de gestión de gobierno.

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