A sabiendas que este es un año electoral, los funcionarios debieran guardar las formas de modo de evitar que declaraciones rimbombantes provoquen innecesarias broncas entre vecinos que están lejos de recibir tanta buena atención en materia de obras y servicios públicos.
Antes de hacer esta nota, DIARIOJUNIO llamó al Secretario de Obras Públicas, Luís Benedetto y al mismísimo Bordet (como otras tantas veces) no nos atendieron, ninguno de los dos, solo que esta vez vale la pena contarlo pues tuvieron la posibilidad de efectuar algún descargo y fue su negativa y no nuestra mal disposición lo que nos obliga a publicar esta nota sin sus dichos.
La zona que mostraremos hoy tiene una larga historia en cuanto a su relación con Bordet. Es que, cuando finalizaba su primer mandato y estaba en campaña para este segundo que está a punto de finalizar, los vecinos mantuvieron una reunión con él y aseguró que ya estaba presentado el proyecto para un sistema de tratamiento cloacal y que él personalmente se iba a encargar de que se hiciera y agregó “no lo prometo este año, ni tampoco quizá el próximo, pero se hará en mi gestión”.
En estos años de bonanza económica en esa zona se construyó tanto que la cantidad de habitantes se triplicó. Por lo tanto, lo que ya era un problema hace 4 años atrás (el de las aguas servidas) se ha agravado por tres.
Bordet sigue hablando de grandes obras públicas pero a esa zona, que lleva el nombre de barrio Parque Río Uruguay no volvió nunca más. No sería tanto sí por lo menos su departamento de Obras Públicas hubiera colocado caños en los grandes zonjones de una parte del barrio de modo de evitar en algo los olores nauseabundos que deben soportar a veces los vecinos, pero no, tampoco eso.
Podría decirse con buena voluntad que quizá la obra se haga este año, pero tampoco eso lo resuelve pues, durante todos estos años, hubo caños de agua que se rompían y Obras Sanitarias tardaba varias semanas a veces meses en arreglarlos, mientras el agua potable fluía y fluía por calles de ripio a las que destrozaba.
Algunas de las calles son directamente intransitables y hay ejemplos de vehículos que quedaron literalmente colgados en peligrosos zanjones de calles empinadas provocados por la fuerza con la corre el agua cada vez que llueve.
La zona de referencia está a 2, 3 o 4 cuadras de avenidas a la que dos por tres llegan decenas de muchachos y muchachas del Plan Argentina Trabaja, que se desviven barriéndolas hasta dejarlas impecables y blanquitos los cordones. Pintan, como en tiempos de dictadura, hasta los troncos de los árboles, mientras a solo una cuadra de allí o a dos, las calles están destrozadas y los olores son insoportables.
Esos trabajadores de cooperativas podrían tener la orden municipal de hacer algo más productivo que pintar zócalos, pero no, pareciera que no hay plan o preocupación por mejorar lo que es un poco más difícil de ver para quienes transitan en vehículos y se maravillan por la limpieza de la ciudad. O sea de la ciudad que está a la vista, la escondida y olvidada, sigue a la espera.