Continúa hoy el juicio oral y público por el crimen de Jorge Ortiz

Durante las audiencias, declarará una veintena de testigos ante el tribunal presidido por Fabián López Moras, y a quien acompañan Mariela Rojas de Di Pretoro y Cristina Calveyra. Ayer fue el turno de varios de estos, entre los que se incluyó a Carina, la hija de Ortiz, y a su esposa, Lucrecia Aranda.

El primero en testificar fue el perito policial Cristian Charreun, especialista en Balística, quien dio detalles del buen funcionamiento del revolver marca Rossi secuestrado a Lucero y que este habría utilizado en anteriores hechos.

Luego, Roberto Joannás, quien había instalado el sistema de cámaras de vigilancia en el negocio, explicó detalles de cómo se grabó el video y de la manera en que fue grabado para aportarlo como prueba en la causa, asegurando que es casi imposible adulterarlo, contestando además algunos cuestionamientos de la defensa sobre el procedimiento para extraerlo de la computadora donde estaba. Luego, se exhibió la filmación, ante el abrumador silencio de la Sala.

Después fue el turno de Carina Ortiz, quien contó los hechos desde su visión, explicando que se encontró con su padre en el suelo y lleno de sangre, ya sin vida. La joven dio detalles también sobre cómo se exportó el video de la computadora en que estaba. Los asistentes seguían los pormenores en silencio y algunos con lágrimas en los ojos.

A su vez, Aranda dijo que el asalto sucedió justo cuando llegaba a su casa, pudiendo ver “al de la moto” en la puerta del comercio y al entrar a este a otra persona con apuro. Al intentar avisar a su esposo, el hecho ya se había producido. El abogado defensor, Nicolás Gazzali, arrojó dudas sobre cómo sospechó la mujer de que se estaba por cometer un ilícito, lo que la mujer explicó.

También Rubén Lozano, el cliente que se encontraba en el local al momento del asesinato, prestó declaración, comentando cuando él estaba comprando el delincuente ingresó, exigiendo dinero, entregándoselo, y que observó que Ortiz reaccionaba, detrás del mostrador, que fue cuando el asaltante disparó, asegurando que fueron dos las detonaciones, escuchando la segunda mientras escapaba.

La esposa de Lozano, Viviana Vitón, aseveró que ella vio la moto y que alcanzó a comprender lo que sucedía dentro de la pollería, bajando del auto hacia el comercio, asegurando que los dos delincuentes se lamentaban de que no haber notado su presencia en el vehículo, siendo cuestionada por Gazzali.

Jonathan Larumbe declaró que conocía a los acusados, quienes la noche del homicidio lo buscaron en su casa y –a sus pedidos- los llevó en su auto a viviendas de distintos barrios a cada uno, comentándole durante el viaje que “hicieron un hecho en el 12 de Octubre”. Este testigo destacó que se sentía amenazado por lo que pudiera decir, sin sindicar a alguien por ello, y a pregunta del defensor dijo que un policía que lo venía acosando desde antes le dijo qué buscaban y a quien buscaban.

El último testigo fue Diego Marx, quien dijo que esa noche vio a Farías, que había ido a su casa llevado por Larumbe, notando que el imputado estaba tenso, confesándole que venía “de hacer un quiosco”. Marx remarcó que se enteró de lo que había sucedido al otro día, puesto que familiares de Farías fueron a buscarlo para llevarlo al Juzgado, previo a que la Policía allane su casa. Manifestó que no conocía a Lucero y que se sentía presionado al declarar ante la Policía.

Lucero tiene otras dos imputaciones que también serán juzgadas, además de que se habría confirmado la participación de ambos en otro robo calificado en una estación de servicio.

Las declaraciones siguieron por la tarde, siguiendo un testimonio sin mayor relevancia de José Ramón García, subcomisario de la Policía de Entre Ríos, testigo de la defensa.

El siguiente fue Leonardo Schultz, yerno de Ortiz, quien dijo que se enteró del hecho por un llamado telefónico y que al llegar al lugar vio a su suegro ya en el piso. Dio detalles del sistema de cámaras de vigilancia, sin poder aportar mayores datos sobre el procedimiento de secuestro del video.

El próximo testigo de la tarde fue el policía Daniel Vergara, a cargo de las primeras actuaciones, que comentó que cuando llegó intentó despejar el local, pidiendo la intervención de Criminalística, comunicando el cuadro al jefe de la Comisaría Tercera y al fiscal.

Detrás testificó German Murador, del Gabinete Criminalístico, encargado de las planimetrías del lugar del hecho, revelando que su trabajo fue complicado pero que igualmente lo llevó a cabo, reconociendo las pruebas aportadas por su labor y contando que el segundo disparo impactó en el mostrador del comercio, a media altura.

José Albornoz, de la División Investigaciones de la Jefatura Departamental, contó que al realizar actuaciones en un quiosco ubicado en el bulevar 12 de Octubre, que había sido asaltado, el dueño manifestó que había visto pasara en reiteradas oportunidades a los delincuentes, reconociendo por fotos a Farías, en otro hecho que se le imputa.

Por ese hecho también declaró un cliente del quiosco, que vio la llegada de dos asaltantes en una moto de 110 cc de color oscuro, portando uno de ellos un revolver caño largo y niquelado, que fue quien perpetró el hecho. Aunque no reconoció las características personales, sí lo hizo con el rodado. Al volver al quiosco, llamaron con el dueño a la Policía y fue cuando se enteraron del asesinato de Ortiz.

El último testigo fue Adrián Siemens, médico forense que realizó la autopsia del cuerpo de Ortiz, confirmando que el cuerpo presentaba un orificio de bala con entrada en el tórax, del lado izquierdo, y que se encontró la bala sobre la novena costilla del lado derecho, adonde llegó tras perforar ambos pulmones. El profesional también destacó que revisó a los imputados cuando fueron detenidos, quienes no tenían rastros de consumo de bebidas alcohólicas o drogas.

Este martes a las 9 se reanundará el juicio.

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