
Por Fernando Belottini
La obra consistió en la recreación de cuentos de autores como Eduardo Galeano (El amor/Sucedidos), Isabel Allende (Colomba), Angeles Maestreta (La tía Valeria), Ricardo Mariño (Cinthia Scoch) con una temática común: encuentros y desencuentros de parejas, relaciones afectivas en general.
Como dijimos en junio pasado a propósito de “El solitario”, otro unipersonal con cuentos de Horacio Quiroga, el arte de contar en formato teatro tiene diferencias con otro tipo de contextos, se requieren determinadas condiciones actorales que capten el interés.
En el caso de Julia Esquibel, desarrolló su arte en un escenario vacío, sin cambio de vestuario ni más objetos que una silla, como si se tratara de un stand up, pero al que agregó una expresividad humorística que traspasó el relato, donde no faltó la oportunidad de reírse de sí misma.
De esa manera logró una maravillosa conexión con el auditorio, al que en ocasiones solicitó su participación, pero que en otras la recibió de manera espontánea, mostrándose ágil e ingeniosa en esas intervenciones, interactuando y cerrando ese círculo esencial del teatro que forman artistas y espectadores para que una verdadera obra se consume.
Al cierre nos trajo un texto que culmina con un emotivo agradecimiento a la vida, que la buena cantidad de público espejó celebrando la alegría del momento.
Ficha Técnica
Actúa y dirige : Julia Esquibel
Asistencia técnica: Juan Cruz Bernardo