Gianfelici, que es médico especialista en Geriatría, opinó que ahora la Constitución garantizará que se asegure a las personas de tercera edad «una existencia activa, integrada sin discriminación ni marginación de ningún tipo». Recordó que «la población envejeciente fue aquel grupo de personas, escaso grupo, destinado al sostenimiento de la estructura familiar, la historia, el centro de referencia y reunión, el tótem familiar en un entorno de cariño y respeto».
Por eso indicó desde ahora la Constitución de Entre Ríos permitirá «aprovechar la oportunidad de generar nuevas políticas en ancianidad basadas en el concepto de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. «Pero también permitirá producir acciones sociales para otorgar a los envejecientes el rol que les corresponde en la sociedad», destacó.
En términos de ancianidad, dijo Gianfelici, «parece imposible proponer hoy que el adulto mayor sea respetado, que obtenga una digna retribución por los años otorgados a la sociedad en el trabajo, y que ésta reconozca sus valores en cuanto a experiencia, claridad de pensamiento y sentido de guía y consejo familiar haciendo que recupere el lugar físico que alguna vez tuvo en el hogar pero, fundamentalmente, el lugar de prestigio que le corresponde como fundador y sostenedor de esa familia».
Por eso consideró que «este deberá ser el objetivo final cuando, a través de un trabajo lento y concienzudo, vayamos recuperando uno a uno los derechos del anciano y muy especialmente el derecho a la salud, de la cual hoy es privado no solo por razones sociales o económicas sino también, y especialmente, porque muchos trabajadores de la salud creen que el viejo no tiene futuro y por eso no respetan su pasado».