Broese, de 30 años y madre de cuatro hijos de 12, 10, 8 y 2 años, había sido intervenida quirúrgicamente el martes 3 de mayo para extraerle un quiste de la zona hepática. La operación, que no implicaba demasiado riesgo, se había realizado supuestamente con éxito, pero el viernes 6, tres días después de la operación, la mujer falleció.
Los doctores Luis Moyano, Jefe del Servicio Médico Forense Zona Oeste del Poder Judicial entrerriano, y Horacio Sirosmki, médico forense del departamento Paraná, informaron al juez los resultados del estudio de anatomía patológica realizados.
Dentro de las consideraciones médico legales, los profesionales apuntaron que “los estudios Anatomopatológicos demostraron que una sustancia cáustica, compatible con el hidróxido de sodio (…) lesionó por contacto órganos como el páncreas, hígado y diafragma”.
En su presentación escrita, explican que “esto produjo una necrosis por licuefacción a nivel pancreático, hepático y diafragmático, con un shock hipovolémico, falla cardíaca aguda, edema agudo de pulmón y congestión visceral generalizada, o sea, una falla multiorgánica que lleva a la muerte a Silvina Broese”.
Luego, los médicos informaron que los estudios realizados en la División Química Forense y Toxicología de la Policía Provincial, revelan que “no se descarta que a la occisa se le haya administrado intraquirúrgicamente y en la cavidad abdominal, una sustancia cáustica compatible con hidróxido de sodio, ya que éste no se absorbe en sangre (no pasa a la sangre) y es por este motivo que no es hallado”.
Los familiares de Broese manifestaban que la mujer: “nunca despertó de la operación, nunca pudimos hablar con ella. Cada vez que llamamos decían que no había despertado y no podíamos creerlo”. Cuando falleció, a los familiares se les dijo que había sufrido varios paros cardíacos.
Fue el propio director del Hospital Centenario, Enrique Ghiglione Bocalandro, quien denunció el hecho. La causa es actualmente investigada por el Juez de Instrucción Nº 2 Roberto Javier Cadenas. El magistrado ordenó la inmediata autopsia y los estudios pertinentes para determinar con exactitud la causa de la muerte.
El sábado 7 de mayo, cuando sus familiares finalizaron su sepelio en el cementerio de Larroque, llegó una comisión policial con orden judicial para secuestrar el cadáver. La única explicación que se dio en ese momento fue que iba a ser sometida a una autopsia por una supuesta mala praxis.
Desenlace fatal
Aparentemente, la solución de cloruro de sodio se prepararía artesanalmente en la farmacia del hospital y en el quirófano habría habido envases con esa sustancia, pero también hidróxido de sodio. La confusión habría desencadenado el desenlace fatal.
Algunos médicos consultados por este matutino explicaron que “en apariencia no existen diferencias entre ambas sustancias, pero el hidróxido de sodio debe ser perfectamente identificado con rótulos rojos, calavera, la palabra ‘Peligro’, entre otras recomendaciones perfectamente visibles y llamativas”.
La ingestión de hidróxido de sodio sólido o líquido puede producir vómitos, dolor del pecho y del abdomen y dificultad para tragar. La lesión corrosiva de la boca, garganta, esófago y estómago ocurre muy rápidamente y puede causar perforación, hemorragia y reducción del diámetro del tracto gastrointestinal. Hay casos que indican que la muerte ocurre a causa del shock, la infección de los tejidos corroídos, el daño del pulmón o el pulso imperceptible.
Agregan que “el hidróxido de sodio es una sustancia cáustica cuya acción produce una necrosis de licuefacción formando escaras blandas, untuosas y traslúcidas y sus efectos se extienden considerablemente en profundidad, lesionando diferentes capas de los órganos afectados”.