En la madrugada del 13 de julio de 2003, Víctor Balbuena apareció muerto en las heladas aguas de un arroyito al norte de Concordia. En esa zona, inmediaciones de Villa Zorraquín, la víctima fue arrojado junto a otros tres jóvenes, identificados como Claudio Morales, Horacio Rodríguez y a Fabián Alem. Estos últimos presentaban evidentes signos de haber sido torturados y golpeados salvajemente.
Una vez repuestos de la situación, Morales y Rodríguez denunciaron que, cuando caminaban junto a Balbuena, fueron abordados por un móvil policial en inmediaciones las calles Nogoyá y calle 141, que fueron golpeados por los agentes sin que mediaran motivos y que luego fueron trasladados hasta una dependencia policial, donde continuaron los golpes y las torturas.
Los vejámenes concluyeron cuando los jóvenes fueron abandonados y arrojados en la aguas de un arroyo, donde también apareció un joven identificado como Fabián Alem, el cual también habría sido “levantado” por el mismo móvil, pero en otras circunstancias.
El resultado de los estudios de ADN
En las últimas horas, la causa que investiga el asesinato del joven Víctor Balbuena agregó un elemento probatorio que confirma la participación policial en los hechos de esa madrugada de julio del año pasado.
El Dr. Martín Jáuregui confirmó a DIARIO JUNIO que en el Servicio de Genética Forense, perteneciente al Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Entre Ríos, ha remitido al juzgado de instrucción Nº 3 de Concordia, el resultado de una pericia que da cuenta sobre las muestras de pelo que fueron secuestradas en el baúl del patrullero Ford Falcon identificado con el Nº 300.
Según explica el querellante de la madre del joven Balbuena, el informe detalla que “de uno de esos elementos pilosos, se obtuvo un patrón genético que es compatible con el patrón genético obtenido de la sangre extraída al cuerpo de Valbuena”.
El detalle técnico del informe puntualiza que “una proyección millonaria de veces, hace que sea mas probable la hipótesis que, dado el patrón genético encontrado, el elemento pilosos haya pertenecido a Víctor Ramón Balbuena, que la hipótesis deque el mismo haya pertenecido a otro individuo de la misma población”.
El abogado reconoció que “el secuestro de estas muestras salió bien gracias a la eficiencia de los elementos de control y el accionar del juzgado” y remarcó que “en términos vulgares, científicamente existe un grado de certeza absoluta de que el pelo encontrado en el baúl del móvil 300, pertenece a Balbuena”, lo que lo calificó como una prueba “determinante, concluyente, que no admite discusión”. Lo que además “da enormes expectativas de que la cuestión transite por los carriles que debe transitar, tanto en sede Penal como en sede Civil”.
Refuerzo de pruebas
Con este elemento probatorio la querella avanzará y solicitará que se practiquen los estudios de ADN a las muestras de sangre encontradas en el baúl del patrullero secuestrado, y se determine de esta manera si hay correspondencia, o no, entre las muestras de sangre extraídas a Claudio Morales, Horacio Rodríguez y a Fabián Alem, con los elementos recogidos en los lugares del hecho.
Jáuregui explicó que “concretamente se trata de comparar las muestras de sangre obtenidas, con el patrón genético del ADN de cada uno de ellos. Si coinciden, se comprobaría que también ellos estuvieron en el móvil policial, con lo cual se robustecería definitivamente la primera hipótesis de la querella y que es la participación policial en este hecho”.Aunque valoró que “a esta altura de los acontecimientos, con una prisión preventiva, con un auto de procesamiento firme, un debate para los próximos meses, están disipadas todo tipo de dudas con respecto a la participación de efectivos policiales”.