Pese a que la actitud sostenida hasta el momento por el gobierno argentino ha sido de no intervención, la postura de Kirchner pasó ayer de un moderado rechazo a los cortes como medida de presión a una radical oposición cuando los ambientalistas amenazaron con llevar su medida hasta el puerto de Buenos Aires. En una opinión absolutamente concordante con la que reina en el país vecino, Gargano considera que una acción de bloqueo en el puerto porteño significaría, en materia de relaciones internacionales, «un verdadero agravamiento de la situación».
La situación se vuelve particularmente delicada para Argentina en el momento que espera un pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya respecto a la solicitud uruguaya de una medida cautelar que exija a Kirchner intervenir para impedir el bloqueo desde los puentes internacionales.
En un intento por transmitir tranquilidad a los miles de viajeros argentinos que han optado por Buquebus para cruzar a Uruguay, Gargano enfatizó que el verdadero objetivo que persiguen los ambientalistas de Gualeguaychú es «generar alarma y en alguna medida determinar que alguna gente sienta la preocupación que si se embarca puede ocurrirle alguna cosa desagradable». En ese sentido, recordó que aunque existen diversas declaraciones públicas respecto a las medidas que se tomarán, ni la declaración oficial de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú ni los comentarios realizados por sus dirigentes «dicen con exactitud cuáles son las medidas, ni los días ni horas» en que se aplicarán. El ministro cree que los piqueteros aspiran a «crear una expectativa alarmista que no tiene ningún fundamento».
Por esa razón, pidió calma a quienes viajan desde Buenos Aires y aseguró que «tanto la Prefectura Naval Argentina como el gobierno uruguayo van a actuar para asegurar que no ocurra nada extraño».
Más allá de la forma en que el gobierno argentino comunicó a Uruguay una medida que indica una flexibilización en su postura, Gargano valoró positivamente la actitud y señaló que Kirchner está cumpliendo con «la obligación muy clara que tienen todos los gobiernos de asegurar el paso por sus fronteras».
