El único dato, en lo relacionado al mundo del trabajo y la producción, que a mí me interesa aclarar, y que es cercano a la realidad, es que en el año 1974 nuestra ciudad, al igual que el país, tuvo sus mejores índices de trabajo y calidad de vida. De todas maneras, y a los efectos de clarificar, lo que era del 4% era la desocupación y no la pobreza.
Ahora me parece trascendente darle un marco a esa realidad, de lo contrario aparece como un dato estadístico más.
En esos años gobernaba por tercera vez la argentina Juan Perón, y su Ministro de Economía era José Ber Gelbar, que a su vez era el Secretario General de la Confederación General Económica, que representaba a la Pymes Argentinas. Estaba en su esplendor, en nuestro país, el “estado benefactor” que Perón había puesto en marcha en 1945. Concordia, al igual que el país estaba desarrollando un proceso industrial que fue truncado, destruido, por el golpe de estado de 1976. Ese proceso, reemplazado por el de acumulación financiera, se mantuvo, pese a los intentos de Alfonsín que intento revertir y no pudo, hasta el 2003.
Nuestra ciudad fue una de las más castigadas del país. Llegamos a tener 27 % de desocupación y más del 65% de pobreza a fines de 2002. Como decía el Presidente Kirchner, estábamos en el infierno. Desde ese lugar estamos recuperándonos.
La Organización de las Naciones Unidas definió, en 1997, que el índice de pobreza toma en cuenta tres dimensiones: 1) una vida larga y saludable, 2) acceso a la educación y la cultura, y 3) stándar de vida.
Dije al principio que leía con asombro las declaraciones de Saliva, porque sus referentes políticos nacionales, (Macri o Massa), representan esa visión del mundo, donde lo más importante es el dinero, absolutamente contrapuesta con la nuestra, donde lo central es el hombre. Y desde esa cosmovisión, el FPV ha enfrentado a los dueños del capital para poder recuperar el empleo, LA MEJOR DE LAS POLITICAS SOCIALES.
En nuestra ciudad, y teniendo en cuenta la definición de Naciones Unidas sobre pobreza, hemos mejorado, en la última década, notablemente esos guarismos. La escolaridad, claro que con dificultades de crecimiento como en todo el país, ha llegado, en su enseñanza media, de manera obligatoria a todos los rincones de la ciudad, el agua potable llega a casi el 100% de la comunidad, con las dificultades propias de una población que crece de manera importante hacia el noroeste de la ciudad, y las redes de cloacas también avanzan. En materia de viviendas de interés social se ha construido en los últimos siete años mas 1.100 unidades habitacionales por gestión municipal, además de los planes de IAPV y el PROCREAR, que se financia a partir de haber recuperado el sistema previsional de manos del sector financiero y rentístico para ponerlo al servicio de la producción y la asistencia social a los adultos mayores. Para chequear estos datos solo es necesario ir a las aéreas correspondientes de la municipalidad para ver los metros construidos de obra privada.
Claramente falta mucho, porque como decía EVITA, donde hay una necesidad nace un derecho, pero hemos avanzado en una década lo que no se hizo desde 1976.
Concordia no podrá recuperar el perfil industrial de la década del 70, porque el neoliberalismo destruyó ese sistema de producción.
El sistema fordista de alta empleabilidad (ej. Pindapoy, CAP Yuquerí), fue reemplazado por altas tecnologías, pero las políticas activas de diversificación productiva (mayor desarrollo de la industrialización de la madera-muebles y ahora viviendas-), el crecimiento sostenido del Parque Industrial, la incipiente industrialización del arándano, y de servicios (crecimiento exponencial del turismo, con mas gastronomía y hotelería), mas las políticas de autoempleo a través de programas de créditos para micro emprendedores (más de 600 emprendimientos en la gestión Bordet), han permitido reducir drásticamente la desocupación, llevando esos datos en periodo de zafra (empezando desde marzo con el citrus y terminando con el arándano en diciembre) a menos del 5% en diciembre pasado.
Enero y febrero son meses de asistencia para los trabajadores de zafras, pero jamás llega a la cifra de 40.000 como se plantea equivocadamente. Este verano fueron asistidos 2.500 trabajadores, el resto, o viaja al sur, para la cosecha de la pera y la manzana, o busca alternativas cuentapropistas hasta el reinicio de la zafra. El total de la asistencia social (desagregado el interzafra), y considerando todos los demás programas, no superan los 6.000.
Me parece muy bueno la confrontación de ideas, pero debemos de partir de datos ciertos, sino, indefectiblemente, llegaremos a conclusiones erróneas.
La buena gestión de lo público requiere de eficiencia y de efectividad de los funcionarios, pero lo fundamental es el cuerpo de ideas desde donde nos ubicamos para pensar el desarrollo de las políticas públicas y el rol que entendemos debe de tener el estado.